Juan José Becerra sorprende con la publicación en volúmenes independientes de Un hombre y Dos mujeres. Se trata de nouvelles relativamente autónomas, con vínculos en diferentes niveles: el diseño de sus tapas (uniendo las dos se forma la imagen de un Cadillac), el estilo corrosivo de sus narradores, algunos ejes temáticos y una escena en donde se cruzan sus protagonistas. No es la primera vez que experimenta con las formas de publicación: todo indica que fue el autor detrás del “libro blanco”, publicado años atrás por Seix Barral.
Como en otras obras de Becerra, el deseo ocupa un lugar central. Aunque también presentes, se trata menos de deseo sexual o amoroso que del de cambiar de identidad. El protagonista de Un hombre, un millonario que está por cumplir sesenta años, primero acumula dinero, luego autos antiguos y, finalmente, identidades. Inicialmente conocido como El Ingeniero, luego de estrechar vínculos con sus vecinos, se convertirá sucesivamente en El Mecánico, El Parrillero, El Ladrón y El Asesino. El deseo, parece decir la nouvelle, es el deseo siempre insatisfactorio de ser otro. Algo semejante ocurre en Dos mujeres con una de sus protagonistas, María Isabel Di Pietro, quien abandonó a su familia para llevar una vida limitada a la subsistencia. Hay algo de Wakefield en este personaje, pero atravesado por un anhelo de vida primitiva, ajeno a los mandatos civilizados. Pero si la voluntad de la fuga identitaria aúna a las narraciones, María Isabel se muestra más reflexiva sobre su cambio, mientras que el protagonista de Un hombre parece entregado a fuerzas que están más allá de sus razonamientos.
La fascinación por lo diferente es uno de los motores narrativos del díptico. El cambio del protagonista de Un hombre comienza cuando conoce a los vecinos pobres que viven a metros de su mansión. Ellos lo llevarán a conocer formas de experiencia que, en una fuga hacia adelante, le permiten escapar de la insatisfacción de su vida acomodada. La narradora de Dos mujeres, en tanto, se fascina con María Isabel Di Pietro, quien aparece como modelo de una nueva vida de mayor libertad. Así, estas ficciones se inscriben en la tradición de narraciones seducidas por lo marginal, una tradición tan longeva como la literatura argentina. Una fascinación que cobra una dimensión política: la comunidad carenciada en Un hombre y la entrega a la vida lumpen en Dos mujeres se presentan como formas de existencias que escapan a la racionalidad capitalista.
El tiempo es la obsesión que atraviesa toda la obra de Becerra. Algunos de los títulos de sus novelas son elocuentes: El espectáculo del tiempo, Miles de años. En el díptico, el tiempo es objeto de reflexión y desafío formal. Los abordajes de las nouvelles son, sin embargo, diferentes. En Un hombre, las peripecias se extienden por meses; en Dos mujeres, en cambio, la acción se desarrolla en menos de veinticuatro horas. Al conducir autos antiguos, el protagonista de Un hombre pretende alcanzar la utopía de “vivir un pasado nuevo”. María Isabel Di Pietro, por su lado, vive en el presente absoluto de la supervivencia. El diferente trabajo con la temporalidad se corresponde con los ritmos de cada narración: el de Un hombre, marcado por la velocidad de los automóviles; en Dos mujeres, por la lentitud de la caminata.
Los desplazamientos por la ciudad y sus alrededores son fundamentales en estas nouvelles. Buenos Aires se presenta como un espacio tan enrarecido como reconocible. En Hombre casi no hay referencias precisas; su geografía puede reducirse a tres grandes espacios: la mansión del protagonista, el barrio pobre que la rodea, el campo que oficia como punto de fuga. En Dos mujeres, en cambio, aparecen nombres y calles que, si bien no señalan un referente concreto, tienen un aire inconfundiblemente porteño: una heladería Zival's, un Bar Inglés, una avenida Colón, etc.
Más allá de sus trabajos periodísticos, Juan José Becerra ha ido construyendo una sólida obra novelística, con algunos picos notables como El espectáculo del tiempo. Por eso, al margen de la presentación como díptico, la gran novedad que presentan Un hombre y Dos mujeres es el virtuosismo que demuestra el autor para trabajar la brevedad de la nouvelle. Una brevedad que le permite afrontar algunos tópicos saerianos (el tiempo, la caminata, la percepción) con el vértigo delirante del mejor César Aira.
3 de septiembre, 2025
Un hombre
Juan José Becerra
Seix Barral, 2025
104 págs.
Dos mujeres
Juan José Becerra
Seix Barral, 2025
88 págs.
Crédito de fotografía: Juan José Becerra.