Híbrida, con una ironía y un humor pocos frecuentes, entre el ensayo, la ficción breve y la autoficción, la producción de Flavio Lo Presti fue delineando un universo narrativo y un tono reconocibles. Desde las agudas crónicas de Recuerdos de Córdoba (2013) hasta la colección de relatos Los nombres (2021) construyó piezas con una voz que les dio unidad aún en su diferencia. Una voz que, como en las mejores novelas de Juan José Becerra, incorpora inflexiones de la oralidad en una prosa que no renuncia jamás al rigor formal.
Los siete capítulos que integran Húngaros fueron publicados antes en Recuerdos de Córdoba, en Los veranos y en Los Nombres ¿Es la primera antología dedicada a Flavio Lo Presti? Sólo en parte, porque se trata de un volumen que tiene una homogeneidad que lo aleja de la fragmentación propia de las colecciones de relatos reunidos. En este nuevo contexto, los cuentos y crónicas antes llamados “Los patos” o “La visita de Silvana” bien pueden ser leídos como capítulos de una novela sin mayores fisuras. Si Lo Presti había hecho de la ambigüedad entre lo biográfico y la ficción (y, de la mano, entre la crónica y el cuento) un estilo propio, Húngaros hace pensar que lo que estuvo escribiendo desde el principio fue su propia novela familiar.
Los primeros cuatro capítulos están centrados en la figura del padre del narrador. Inmaduro, caprichoso, buscavidas, incapaz de asumir responsabilidad alguna. El retrato, resentido y amoroso, recuerda al protagonista de La hermandad de la uva de John Fante. En las pequeñas estafas cotidianas, en el cinismo, en la imposibilidad de proyectar el menor atisbo de futuro, se vislumbran las huellas de una picaresca vergonzante para el hijo. Así, se construye un personaje tan impresentable como entrañable, al que la voz narrativa no se priva de juzgar. Sin embargo, y aunque se explicite la herencia paterna en el propio Lo Presti (“la madrugada, la misantropía, la falta de fe, el cinismo, la radical incomodidad entre mis congéneres”) quizás la principal marca paterna en su escritura tenga que ver con su condición apenas velada de artista: narrador oral, maestro de la improvisación, el personaje del padre es una suerte de artista del resentimiento, como si se tratara de un improbable personaje de Gustavo Ferreyra en clave picaresca.
En los últimos tres capítulos, el padre cede protagonismo a la figura del hijo. En ellos la picaresca también estará presente, pero desde el otro lado del mostrador: el narrador, en tono de comedia, será estafado en Colombia y víctima del crueldad de sus alumnos adolescentes. Hay algo de artltiano en este universo de personajes que eligen humillarse entre sí. No es el único punto de contacto con el autor de Los siete locos: como en poquísimos autores de nuestra literatura contemporánea, en Lo Presti el dinero es un asunto recurrente en las tribulaciones de sus personajes. Para sobrevivir, para comprar zapatillas, para pagar un alquiler relativamente decente, el dinero se hace sentir con todo el peso de la desigualdad. Sin caer nunca en la declamación ni en el pietismo, sus narraciones subrayan las tensiones entre clases sociales, tensiones tantas veces olvidadas por una literatura argentina que, a veces, parece habitar una suerte de Universal de clase media acomodada. En los textos del autor cordobés, la clase media baja con aspiraciones, siempre amenazada por las sombras de la miseria, es el lugar de enunciación desde el que se narra. Y lo hace con las herramientas de la inteligencia, del humor corrosivo y de la autoironía, rasgos que lo emparentan con la escritura autobiográfica de Alberto Giordano, otro autor que supo escribir a su padre.
Los relatos, ahora capítulos, tienen algunas leves (y no tan leves) correcciones con respecto a las versiones antes publicadas. Por voluntad de pulir el estilo o por buscar cohesión interna, lo cierto es que Húngaros se deja leer como un libro autónomo que, posiblemente, sea la mejor puerta de entrada a la narrativa de Flavio Lo Presti, un autor que no sólo ha formado un estilo reconocible sino que es de los pocos que, consignas al margen, ha sabido borrar, con éxito y felicidad, los límites entre lo íntimo y lo político.
5 de junio, 2024
Húngaros
Flavio Lo Presti
El cuaderno azul, 2023
107 págs.