Netflix es una plataforma comercial, nadie duda de ello. Pero la historia del showbusiness nos ha demostrado que ha sido capaz de producir toda clase de entretenimiento: consumista y escapista, seguro, pero también con contenido solvente y crítico. Es por todos y todas conocida la polémica que el legendario cineasta Martin Scorsese entabló (aunque sin quererlo, lo suyo fue un comentario desinteresado de contestaciones) con la franquicia de Los vengadores, films de superhéroes de Marvel. No es cine, disparó el director, porque dichas películas no remueven un ápice el sentimiento humano. Así, sus efectos son efectistas, proponen golpes que shokean en el instante, pero que no interpelan verdaderamente la emoción ni el intelecto de hombres y mujeres.
Ha sido esta plataforma comercial la que ha producido la última cinta de Scorsese; el artesano de los violentos códigos mafiosos ha encontrado lugar en la maquinaria streaming: lo que viene a demostrar que Netflix tiene espacio para algo más que basura comercial. Y la docuserie No te metas con los gatos. Un asesino en Internet (*Don´t f*k with cats. Hunting an internet killer) reúne las mejores armas del entretenimiento al servicio de uno de los personajes documentales que fascina con mayor fuerza a la audiencia: el asesino. Como muchos otros films, series de ficción o documentales lo demuestran (desde Pecados capitales, pasando por Criminal minds o Mindhunter hasta llegar a El asesino oculto: En la mente de Aaron Hernández) hace años que los recovecos de mente psicópata se consume con un apetito voraz digno de analizar.
En tres episodios de aproximadamente una hora el documental se ancla en los testimonios de dos usuarios de Facebook que inician una cruzada contra el ignoto asesino de una serie de gatitos. Poco a poco, se viralizan en la red tres videos. En el primero, el desconocido sofoca a una parejita de felinos metiéndolos en una bolsa y quitándoles el oxígeno; en el segundo, ahoga a otro en una bañera, y en su último y muy espectacular acto enfrenta a una serpiente pitón para que se devore a otro indefenso gatito. Este sadismo animal despierta en los usuarios una indignación a la altura de sus propias obsesiones. Entienden además que la violencia y el dominio ejercidos sobre estos animales será el punto de partida para que el desconocido empiece a ejercer esa violencia contra otros seres humanos… La víctima humana, de hecho, no se hace esperar. Y los episodios se suceden a la velocidad de la persecución del sospechoso.
La docuserie mezcla los recursos comerciales de la edición acelerada y los cortes folletinescos con testimonios y escenas logradas como los de la madre del asesino. Una acertada atmósfera musical adorna casi de manera desapercibida las recreaciones de los hechos que (otra decisión acertada) no involucra actores ni actrices. Cruzando lo comercial con una investigación seria y con alguna que otra declaración jugosa, No te metas con los gatos… logra este tipo de consumo adictivo que lleva a las “maratones”: difícil no ver los tres episodios de corrido.
Un último señalamiento. La docuserie tiene la forma de la persecución de un relato policial. La narración juega retaceando información y generando constante intriga. Es cierto que el policial es un género comercial por excelencia, tan cierto como que con sus fórmulas congeladas se han producido mercancías muy logradas. Basta recordar la parodia personificada en el investigador Parodi a cargo de Bustos Domecq (el pseudónimo de Borges y Bioy). Éste resolvía los casos desde el interior de una celda, tal su capacidad de abstracción racional. Los dos usuarios de Facebook (con la ayuda de otros integrantes de un grupo virtual) que iniciaron y promovieron la búsqueda del asesino se convierten en auténticos detectives de realidad virtual que descubren desde el interior de sus hogares y computadoras a un asesino de la realidad física.
La interpelación final al espectador deja un sabor moralizante que no había recorrido el docudrama y que lo cierra sin hacerle justicia. De todas formas me imagino a Scorsese al filo de su butaca, en plena maratón de No te temas con los gatos…, satisfecho con el contenido del documental y el de su bolsa de pochoclos.
22 de enero, 2020
No te metas con los gatos. Un asesino en internet
Dirección de Mark Lewis
Netflix, 2019
3 episodios