Por razones psicológicas y estéticas, la joven Rosina decide operarse la nariz. La "suculenta nariz" de la madre la ha acompañado a todas las visitas al cirujano, ansiosa por deshacer, en la materialidad de su hija, sus propias disconformidades. Será Rosina, sin embargo, la que ponga el cuerpo y la psique, y, al recuperarse de la anestesia, le confesará que ha oído todo durante la cirugía, que ha sentido ─aunque sin dolor─el cruento proceder de la operación. A partir de allí su vida será enteramente un calvario; Rosina visualizará, en cualquier momento y espacio, su nariz deshecha, la sangre fluyendo, el hueso expuesto, la carne abierta. "El martillo de plata" ─tal, el nombre del relato─ no sólo pone en escena el miedo atávico de contemplar la propia muerte (en este caso, el propio esqueleto) sino que expresa en la actitud vigilante de Ronsina ─que "participa del mundo en un estado de inminencia, siempre alerta"─ el estado general de los ocho breves cuentos que componen Furia diamante, de Valeria Tentoni (Bahía Blanca, 1985).
Una constante tensión sobrevuela estos relatos ─justamente, una inminencia─: algo oscuro y terrible que está siempre por revelarse, por salir a la luz. Tensión que irrumpe en el mundo de las "cosas comunes y silvestres" bañándolo de una pátina de morbidez ambigua, en un extrañamiento caro a Felisberto Hernández.
Ilustración de Julia Inclán
Como en una reescritura de la casa tomada cortazariana, en "Babosas" el hogar de la protagonista, en pleno duelo por una separación amorosa, es gradualmente usurpado por una marea de moluscos que crece y crece durante las noches y sus correspondientes insomnios. En "Lireno" Tentoni recurre a los silenciamientos que, para pensar con mayor actualidad, Samanta Schweblin ha sabido articular en pos de la indeterminación de sentido: un hombre viudo que quiere castigar, darle su "merecido", a algo o alguien, harto de sus intervenciones molestas e irritantes.
Ya sea en primera o tercera persona, Tentoni narra cerca del personaje, por lo que adecua la sintaxis y, sutilmente, el registro semántico, a la diversa gama de subjetividades que circulan por Furia diamante. Tal vez el caso de "Ziploc" sea el más evidente al respecto. El cuento pivotea alrededor de la cena de un caníbal, de sus embestidas fatales y del recuerdo de una crianza enfermiza a cargo de su madre. Lo hace, en términos generales, con oraciones breves y narrativas, marcando así los límites y alcances del personaje, contundente y conciso tanto en sus acciones como evocaciones.
La cuidada edición a cargo de Leteo incorpora ilustraciones de Javiera Hiault-Echeverría que calan, en su expresionismo, con el tono de fricción (a veces ominoso, a veces fantástico) que hiere la realidad de estos relatos. Es que la experiencia de una vida sosegada ─de una infancia armoniosa ("Frutillas"), de una cita amorosa ("Lo que hay después de las nubes"), de la iniciación sexual ("El perro") ─se resquebraja en Tentoni con la inminencia de lo incontrolable.
1 de julio, 2020
Furia diamante
Valeria Tenetoni
Leteo, 2019
103 págs.