A medida que los años pasan el asombro ante ese enigma fragmentario, múltiple y revelador condensado en el nombre de Fernando Pessoa no hace más que acrecentarse. Lo que vemos despierta la sospecha de un inmenso territorio oculto. Nacido el 13 de junio de 1888 en Lisboa, pasó su infancia y primera juventud en Sudáfrica, donde su padrastro había sido nombrado cónsul, por lo que fue educado en inglés, una de sus lenguas de escritura además del francés y de su portugués natal. A los dieciséis años regresó a su patria y estudió letras en la Universidad de Lisboa. De las cuatro obras que publicó en vida, tres son en lengua inglesa y una en portugués, el conjunto de poemas titulado Mensagem. Su llegada a los lectores de nuestro país le debe mucho al trabajo de Rodolfo Alonso que a comienzos de los años sesenta hizo la primera traducción latinoamericana de varios de sus heterónimos.
Pessoa fue poeta, ensayista, traductor, editor de revistas efímeras, crítico, filósofo y dramaturgo, todo esto casi siempre en la vereda de la sombra, como alguien exiliado de sí mismo y de su entorno. Del mar de personalidades que creó para pensar, sentir y ejecutar sus intereses, emergen tres que él mismo consideró definitivas, Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro de Campos, y un “semiheterónimo” –denominado así porque tenía mucho del propio Pessoa– Bernardo Soares, el autor de El libro del desasosiego.
Casi todo lo que escribió en su corta vida permaneció oculto. Tras su muerte se encontró un baúl que contenía una increíble cantidad de manuscritos, más de treinta mil hojas con indicaciones bastante precisas de cómo debían ser publicados, una especie de caja de pandora de la que todavía salen fantasmas y revelaciones.
El libro de la transformación o Libro de tareas, que acaba de publicar Interzona en una cuidada edición crítica, transcribe y compagina una serie de fragmentos que se encuentran en el Archivo Pessoa de la Biblioteca Nacional de Portugal. Escritos en tres idiomas (inglés, portugués y francés), los textos abarcan géneros como la poesía, el ensayo político y filosófico, la sátira, el ensayo psiquiátrico y la ficción, y están atribuidos a Alexander Search, Pantaleão, Jean Seul de Méluret y Charles James Search, personalidades literarias previas a sus heterónimos, cada uno empero con su propia biografía y visión del mundo. El conjunto es una reveladora génesis del proceso en que se fue construyendo el universo pessoano.
El libro de la transformación fue concebido por Pessoa en 1908, un año de grandes cambios sociales y políticos en Portugal. El rey Carlos y su heredero el príncipe Felipe son asesinados, lo que abre paso a una serie de tumultos que desembocan en la revolución de octubre de 1910, la disolución de la monarquía y la posterior ratificación de la Primera República Portuguesa. Muchos de los textos del libro están por tanto imbuidos de ese espíritu revolucionario y de distintos modos se plantean como herramientas para esa transformación social y cultural.
Alexander Search, el primero de los autores que reúne el libro, escribe –además de dos extensas colecciones de poemas– un ensayo sobre la decadencia institucional titulada, “El regicidio portugués y la situación política en Portugal”. Lejos de lo esperado, el lector se encuentra pronto con un ensayo que tomando como base los procesos biológicos, aborda filosóficamente cuestiones como lo individual y lo plural, las fuerzas de la integración y la desintegración, haciendo un parangón entre el organismo humano y la coyuntura social de entonces. Siguiendo una deriva parecida otro de los ensayos se titula “El trastorno mental de Jesús”.
Pensemos que Pessoa era un joven de apenas veinte años que ya había leído filosofía, a los clásicos ingleses, a Poe, y que por influencia de su abuela Dionisia empezó a estudiar frenología y psiquiatría, leyendo a psiquiatras como Lombroso, Feré, Binet-Sangle, Nordau y Ribot.
Pantaleão, el segundo de los “prehetrónimos”, un nacionalista y un satírico a ultranza, escribe una diatriba para criticar las medidas políticas y económicas implementadas por la monarquía, “La psicosis adelantativa”, especie de diagnóstico clínico sobre la decisión del gobierno portugués de entregar “adelantos” en efectivo a la familia real, una de las causas de la caída de la monarquía. Pessoa aprovecha entonces lo aprendido en sus lecturas de psiquiatría para abordar los problemas sociales y económicos de su época.
Los textos de Jean Seul de Méluret, prehetrónimo francófono, moralista obsesionado con la permisividad sexual, como dice su traductor, Matias Battistón, reflejan lo que el autor observa como la decadencia en las costumbres de la Francia de principios de siglo, focalizadas en cuestiones como el exhibicionismo en el music hall, la atmósfera de perversión sexual de cierta literatura y otros signos de degeneración que amenazan extenderse a otras latitudes.
Charles James Search, nacido dos años antes que Alexander, es presentado únicamente como traductor. Traduce obras de Espronceda, Camoens, Junqueiro, Couto Guerreiro y Antero de Quental, poeta filósofo en que se refleja el poeta pensador en el que Pessoa se reconoce.
Una característica del presente volumen es que se trata de una traducción conjunta. Los traductores Ana Laura Paolini, Gabriel Supino, Matías Battistón y Norberto Magenta (uno de estos nombres es ficticio, siguiendo de algún modo el juego pessoano) se ocuparon de traducir y prologar cada uno a un “preheterónimo”, cuyos textos además van precedidos de un facsímil con los datos biográficos y la enumeración de tareas que Pessoa les asignó. A su vez, el notable trabajo filológico de los editores Nuno Ribeiro y Cláudia Souza, que exhumaron y ordenaron el material original de acuerdo a las indicaciones –a veces contradictorias– dejadas por el mismo Pessoa.
Desde la perspectiva de su obra este libro es un laboratorio donde pude atisbarse el hervidero de intereses del joven escritor, que ya abarcaba no sólo diferentes géneros sino ideas y praxis que no cabrían en un solo hombre. En un texto de introducción a sus heterónimos titulado “Aspectos” escribió: “Lo único que sé es que el autor de estas líneas nunca ha tenido una sola personalidad, y nunca ha pensado o sentido salvo dramáticamente –es decir, a través de personas o personalidades inventadas, más capaces que él de sentir lo que hay que sentir”.
¿Qué es El libro de la transformación? ¿Es realmente una unidad? Corriéndose de la presunción de que se trate de una obra conjunta abandonada, los traductores infieren que se trata de un Libro de tareas, como aclara el subtítulo, “un tablero de operaciones, un mapa de movimientos, la aspiración o pista de despegue de un sujeto que es muchos”.
Como escribió Marcelo Cohen en el prólogo a su traducción de poemas del autor portugués: “Pessoa es el libro infinito que planeó Mallarmé: un universo al borde de la desintegración que se mantiene unido gracias a un sistema de resonancias. “Drama en gente”, lo definió él mismo. O asamblea de poetas donde, sin necesidad de orden del día, el tumulto no impide que la discusión continúe”.
14 de mayo, 2025
El libro de la transformación
Fernando Pessoa
Versiones y prólogos de Ana Laura Paolini, Matías Battistón, Gabriel Supino y el Dr. Norberto Magenta
Interzona, 2025
512 págs.