La novela breve de Andrés Rivera, En esta dulce tierra, segundo premio Municipal de Literatura en 1984 y reeditada ahora por Mil Botellas, comienza con una información urgente aunque no sorpresiva: el asesinato del viejo Manuel Maza, presidente de la Sala de Representantes y aparente colaborador incondicional de Juan Manuel de Rosas. A puñaladas, en su despacho de la legislatura, el 27 de junio de 1839, lo ejecuta uno de los más diestros cuchilleros de la Mazorca. Al menos eso le cuenta un hombre pequeño y delgado al protagonista, el doctor Gregorio Cufré, uno de los tantos opositores al gobierno. Una noche de zozobra y diálogos, mal dormido, solo, seguramente rodeado de secuaces del régimen, quema sus cartas y busca refugio. Dos años antes en París, su profesor de cirugía, Pierre Girard, le recomendaba no regresar a la Argentina. “¿A qué se refiere Ud., amigo mío, cuando dice soy argentino? ¿A una particular categoría de suicidas?” Y como no puede convencerlo le regala dos pistolas, “Los instrumentos más aptos para acabar con uno, cuando uno sabe que todo está acabado”. Gregorio Cufré responde que ser argentino es pelear contra toda esperanza. El profesor replica “Ud. que no es federal ni unitario se marcha a un país donde la vida de un hombre vale menos que el mugido de una vaca”. El autor no reconstruye paisajes ni momentos pintorescos o tenebrosos, indaga sin dejar moralejas sobre la desesperanza y la derrota, “lo que ocurre –dice Guillermo Saavedra en el prólogo sagaz– cuando las convicciones políticas ceden ante la desesperanza y cuando el amor es desplazado por el afán de sometimiento”.
El protagonista en su huida sucumbe a la tortura que le inflige una antigua conocida, Isabel, quien lo confina a vivir encerrado en el sótano de su casa con la excusa del riesgo aún mayor que padecería Cufré afuera bajo el clima doblemente hostil de la época del año y la circunstancia histórica. Allí rememora y reflexiona entre privaciones y miserias. “Estamos solos, envejecemos en el ostracismo dentro o fuera de nuestras fronteras”. Hay además detalles que nos trasportan irremediablemente a la última dictadura militar, y dan volumen y dimensiones a la novela.
“Lo que se puede escribir en dos líneas no hay que escribirlo en diez, porque las ocho restantes son grasa”, decía Andrés Rivera. La brevedad es característica de sus novelas, pero sin embargo no omite reiteraciones, casi epítetos, ni vueltas sobre la misma peripecia con la ventaja de ubicarse en otro ángulo y saltar tiempos y lugares (un personaje atribuye a Rosas la descalificación de “díscolos imberbes” y otro se compara con el protagonista del cuento de Borges “El milagro secreto”), todo en beneficio de una prosa que tiene su ritmo, una musicalidad reconocible a lo largo de su producción, especialmente a partir de En esta dulce tierra, que inició el recorrido de obras que abordan la problemática de la Argentina con algo que no es propiamente novela histórica (rótulo que Rivera rechazaba para su narrativa) aunque se ubica en torno a figuras en la mayoría de los casos reconocibles o verosímiles como Rosas, Alberdi, Paz. En esa línea se sucederán especialmente La revolución es un sueño eterno en torno a los últimos años de Juan José Castelli (Premio Nacional, 1992), El farmer, con Juan Manuel de Rosas en el exilio (1996) y Ese manco Paz (2002).
Esta nouvelle es una simulación histórica con un título que encierra la ironía de calificar como “dulce” a una tierra ensangrentada por la violencia que rige y se manifiesta desde el poder supremo hasta los Intersticios de la vida cotidiana. Ya los epígrafes inician el contraste, aquí entre el Almirante Jorge Isaac Anaya y Karl Marx, como antes entre Juan Domingo Perón y Lenin (La revolución es un sueño eterno), para llegar al capítulo final, “Pistas”, donde dos versiones continúan los posibles de la trama y las lecturas de nuestro discurrir como país. Rivera rompe con la historia cristalizada, hace literatura e invita a alejarse de las certidumbres.
17 de septiembre, 2025
En esta dulce tierra
Andrés Rivera
Prólogo de Guillermo Saavedra
Mil botellas, 2025
104 págs.