La impostora de Parma es una novela que se abre como una historia de viajes, migraciones, huidas y búsquedas alrededor de Camilla, una bisabuela mezzosoprano y tal vez amante de Verdi que desapareció. Es decir, una historia alrededor de un mito. “¿Qué chance queda de asomarse a lo que subyace a las apariencias en el mundo de cien o doscientos años atrás?”, se pregunta Enrico, uno de los protagonistas.
La novela se destaca por su estructura, que superpone capas y voces, y por el manejo sutil a la hora de ir desplegando personajes, lugares y contextos históricos. La historia en mayúscula se entrelaza con la historia en minúscula; tal como la historia de la música se amalgama a la política y la vida privada de una familia, tal como la migración contiene en su germen la búsqueda de una promesa y también de un misterio. La inteligencia compositiva de Tirri dispone todo esto con cuidado y va desarrollando una trama polifónica y vívida. El amor por la música está en el pulso del libro desde su arquitectura, con una composición marcada por fugas, ritornelos, tonalidades e incluso cierto melodrama operístico. Como sucede con una pieza musical, La impostora de Parma se nos presenta a modo de travesía. Tal vez como varias travesías simultáneas, corriendo en paralelo para invocar desde distintos ángulos una presencia esquiva. El resultado es orgánico y multiforme: novela de viajes en el tiempo y el espacio; excavación fascinante de una historia familiar que se disuelve o transmuta o confunde con la historia de nuestros antepasados; documentación de una voraz y seductora obsesión por un puñado de fantasmas; rastreo de presencias inciertas, vaporosas.
Movida por la imaginación y el peso inevitable y arrasador de la intriga por el pasado de la bisabuela Camilla, la novela de Tirri es una experiencia literaria que busca abordar lo inaprensible. ¿Cómo se dilucida el mito de una existencia? ¿Cómo hacer para que su misterio –así lo dice el mismo protagonista– nos transmite el soplo de una vida escamoteada? Esta novela es la respuesta, con la fuerza centrípeta de un ser fantasmal que reina y a la vez desaparece sin dejar rastro. Esa fuerza centrípeta nos hace transitar por las ciudades, los teatros, las arquitecturas, la vida urbana y social en distintas coordenadas espaciotemporales. Atravesamos Parma, Buenos Aires, Colorno, París, Nápoles, Bolonia y Burzaco, entre otras ciudades, en un lapso de más de ciento cincuenta años que van desde 1860 hasta el 2016. Tiempos y espacios que orbitan en torno a la construcción tentativa, coral y conjetural de esa bisabuela, la diva desaparecida. Es una historia de regresos y orígenes. Y en toda esta historia, para citar a Enrico, “la única certeza es la duda”.
El pasado es un relato que está vivo; no deja de transformarse. A través de la búsqueda de su protagonista, vamos conociendo más y más la historia de esta bisabuela y su edad de oro que “quedó flotando como un relato de infancia”. La acción de la novela está en ese rastrear, en su intento de invocación y en las asociaciones como pistas que bordean la trama. “Intento invocar voces que refieran algo acerca de esa mujer y del arte lírico de esa época, lo cual lleva a asomarse a un escenario conflictivo, de transición, una Italia recién unificada y atravesada por atentados de unos anarquistas pesaditos que no se andaban con vueltas. Y titubeo acerca de cómo contar...” Pero el objetivo de la novela de Tirri no es la información verídica, sino el hechizo potente del mito porque, como dice, “siempre es preferible quedarse con el mito”. Siempre es mejor el rastreo en sí, el relato conjetural que nos mueve. Y en esta recuperación o esfuerzo de rastreo, entra la historia. Desde el asesinato de Humberto I en manos del anarquista Bresci hasta la violencia política durante el asesinato de Aldo moro, capo de la democracia Cristiana. O la última dictadura militar argentina, e incluso la historia de la inmigración italiana en Argentina como trasfondo. La novela, a su vez, incluye documentación. Por ejemplo, extractos de diarios como La Gazzetta del Nord, en su edición del 1º de agosto de 1900. Incluye, también, bellísimas fotos familiares de valor narrativo e histórico.
Por último, La impostora de Parma es una declaración de amor a la ópera, y en particular a Verdi, que “es algo más que música, ese mundo complejo y tangencial habitado por guerreros, esclavas, alegatos en clave y heroínas”. Al fin y al cabo, esta novela se nos presenta tanto como la historia personal de un melómano como una carta para su ignota bisabuela desaparecida. Un hilo y otro se entraman entre sí anudando óperas, persecuciones, muertes turbulentas, historias mínimas y rastro. “Porque mi vivencia no se parece a lo que se siente por un familiar: la Camilla que construye mi relato, una y otra vez, no tiene que ver con la que intentaron rescatar sus descendientes. se trata de alguien ajeno a mí, un ser misterioso del pasado que me atrae y me inquieta, como podrían haberme entusiasmado la apasionada Dido o la ambigua Mata Hari: alguien que no conocí pero cuya magia me embruja”. Ese es poder de atracción y de misterio de La impostora de Parma: el embrujo de la escritura de Tirri.
6 de septiembre, 2023“”
La impostora de Parma
Néstor Tirri
Paradiso, 2023
224 págs.