El periodista chileno Óscar Contardo es fiel a su oficio en un sentido particular y por cierto, auspicioso: nos cuenta dos historias, la historia vital y artística de Pedro Lemebel y la historia de la investigación, sus avatares y su escritura (podríamos decir, parafraseando a Piglia, la historia de la pesquisa). Esas dos escenas conviven a lo largo del libro sin molestarse y su ajustada combinación hace avanzar el relato entre el registro informativo preciso, cuyos datos minuciosamente apuntados dan cuenta del celo profesional de Contardo, y el tono íntimo y afectivo propio de las numerosas entrevistas que lo hilvanan.
La primera imagen nos presenta la figura de Lemebel en su mejor posibilidad: alguien que vuelve de un paseo por el parque y camina mirando, sonriendo y saludando, indiferente a los límites del sendero peatonal. A partir de allí el relato en primera persona se mantiene hasta el final, confiriéndole al libro un equilibrio armonioso de intimidad y distancia. Esta aparente contradicción es, a mi modo de ver, el mayor acierto del libro. La investigación es exhaustiva, no deja o no quiere dejar huecos, pero evita abrumar al lector y para ello la carga informativa se aliviana con las conversaciones siempre risueñas y hondamente afectivas de quienes fueron sus amigos.
No faltan los requerimientos convencionales del género: el retrato, el orden cronológico –aunque levemente alterado en algunos fragmentos, recurso necesario para ligar las dos historias– y la precisión en las descripciones de lugares y acontecimientos. Loca fuerte, a todos los efectos, una biografía, un pormenorizado relato de su vida pública (su infancia y adolescencia están brevemente apuntadas) y de su obra performática y literaria. Para los interesados en la obra de Pedro Lemebel, el libro nos ofrece información relevante y bien documentada de los orígenes del colectivo de arte Yeguas del Apocalipsis que llevaron adelante Pedro Lemebel y Francisco Casas entre 1987 y 1995, y también de las primeras crónicas publicadas por Lemebel en la revista Página Abierta, a fines de los años ochenta. El libro tiene otra virtud: realiza una reconstrucción de la época y, sobre todo, de las circunstancias políticas de Chile durante los últimos años de la dictadura de Pinochet y de la posdictadura, la eterna transición que se extendió durante los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei y Ricardo Lagos, los tres primeros presidentes de la llamada “Concertación”. Lemebel es amargamente crítico de este período de indiferencia, perdón judicial y “reconciliado sopor”, y Contardo lo visibiliza en su relato.
Otro acierto del libro está dado por el diálogo que se establece entre los episodios vividos por Lemebel (cuyo relato está a cargo casi siempre de algún amigo, amiga o compañera de aventuras) y la transposición literaria de algunos de ellos a sus crónicas más celebradas. Eso le confiere una dimensión crítica al texto de Contardo, en la medida en que da cuenta de una de las características del estilo de Pedro Lemebel: llevar al espacio de la escritura el relato de acontecimientos realmente sucedidos y narrarlos desde un punto de vista particular y siempre minoritario, permeados por la ficción y vitalizados por el inimitable fraseo de quien, al decir de Roberto Bolaño, fuera el mejor poeta de su generación.
A través del misterio de su apellido adoptado (Lemebel era el apellido de su madre y de su abuela) Óscar Contardo comienza a rastrear su voluntaria filiación materna (a partir de 1989 dejó de usar para siempre el apellido paterno, Mardones) y la importancia que tuvo en su vida la constante complicidad femenina, con nombres que aparecen siempre en sus crónicas y entrevistas con un vibrato emocionado: Gladys Marín, Carmen Berenguer, Pía Barros, Cecilia Thauby, Rita Ferrer, Gloria Camiruaga, Soledad Bianchi, entre otras. Un punto de inflexión en el libro y en la vida de Lemebel fue la muerte de su madre, vivida por el autor chileno con intenso dramatismo. La importancia del hecho aparece con evidencia en la última línea de la biografía. “Antes de morir, había dispuesto que sobre la lápida grabaran esta frase: 'Aquí me quedaré por siempre atado a tus despojos, mamá'”.
El libro se nutre en una gran medida de artículos académicos y periodísticos escrupulosamente reseñados, tal vez lo menos interesante de su desarrollo; no obstante, son representativos de la consagración literaria que Lemebel conoció en vida. El autor no elude la caprichosa o impredecible conducta social de su protagonista, evitando la visión hagiográfica tan visitada por algunos perfiles demasiado condescendientes, y nos muestra el retrato de un artista original, único y distinto (no hay manera de trazar una genealogía literaria más allá de algunos ecos de Puig, Perlongher o Lezama Lima) que resistió con su voz y sus intervenciones públicas a la triple discriminación de su identidad (pobre, homosexual y mestizo) a través de una obra literaria ineludible.
6 de septiembre, 2023
Loca fuerte. Retrato de Pedro Lemebel
Óscar Contardo
Edición a cargo de Leila Guerriero
Ediciones Universidad Diego Portales, 2022
277 págs.