Un meteorito cae en las afueras de Kruguer, un pueblito de montaña habitado por descendientes de alemanes. La maldad oculta en el interior de sus ciudadanos se despierta una tarde de junio de 1987, convocada por un llamado susurrante y alocado proveniente de aquella roca misteriosa, incrustada en el corazón tenebroso de la montaña, y amurallada por pinos altos y silenciosos. En cuestión de horas, los habitantes no tardarán de descuartizarse entre sí. Tal, la trama de La masacre de Kruguer, la última novela de Luciano Lamberti que editó Random House, texto polifónico en el que los distintos registros y testimonios que se recolectan giran ─en vano─ alrededor de la masacre, en busca de respuestas y explicaciones. Es que lo verdaderamente tenebroso, parece sugerir Lamberti, no es tanto el salvajismo de los crímenes como su arbitrariedad.
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Entre otras cosas, La masacre de Kruguer narra los alcances o los límites del ser humano, su comportamiento atroz y sanguinario cuando las reglas que fundan la sociedad se vienen abajo. ¿Los problemas, deseos o miedos de la sociedad argentina ─en particular los más visibles, los de la clase media─ se cuelan de alguna manera en tu literatura?
Me encantaría que fuera así, pero no puede forzarse, sale o no sale, y uno lo descubre al terminar el libro. En el mejor de los casos el escritor trabaja sus problemas y sus taras personales como si fueran sociales, y sus símbolos se vuelven símbolos para una época. Es lo que pasó con Los usurpadores de cuerpos, de Jack Finney, que se le leyó sucesivamente como comunista y macarthista.
El comienzo de La masacre... está atravesado por múltiples testimonios de personajes que cumplen, como diría Barthes, una función aperitiva: alimentan el apetito del lector para que continúe con su lectura; en tu caso, exhibiendo indicios del salvajismo de la matanza, que el lector aún no ha presenciado. Esto significa que en el proceso de escritura está incorporada la imagen de un lector. ¿Qué tipo de lector es el que te interesa más? ¿Cuáles son los efectos que tus textos buscan en el lector?
En todo proceso de escritura está incorporada la imagen de un lector. El lector que el mismo texto produce, a lo mejor. Claro que la cosa empieza a ponerse linda cuando, por un lado, te lee gente muy alejada de vos, que no creías interesada en lo que hacés, y por el otro los lectores enriquecen lo que hacés con miradas completamente novedosas, que te ayudan a entender del todo tu libro. A mí todavía me cuesta creer que mis lectores no sean exclusivamente mis amigos y familiares. De todas formas, busco que se lea este libro en particular con la sensación de que algo grande, algo negro, algo lleno de rayos y de piedras, se aproxima rugiendo desde el horizonte.
Tu narrativa siempre ha estado marcada por los géneros, sobre todo el terror y el fantástico. ¿Qué es lo que te interesa de ellos?
Me interesa la capacidad de simbolizar que tienen esos géneros. Me interesan los límites y la ruptura de esos límites. Me interesa divertirme y divertir y si es posible, en el mejor de los casos, la capacidad de esos géneros para perturbar la superficie de la realidad, como una piedrita en un aljibe, y seguir haciendo ondas por un tiempo.
En tus inicios, en Córdoba, fundaste una pequeña editorial, "La creciente". Allí aparecieron los primeros textos de Federico Falco y de Cuqui. Intuyo que el círculo de lectores era pequeño. Considerando que hace unos años publicás en Random House, ¿se piensa del mismo modo la escritura de un texto cuando los lectores dejan de ser los del círculo íntimo para convertirse en una multitud de alcance nacional e internacional?
No, para nada, ahora pienso mis libros sentado en un Rolls Royce, mientras mis esclavos me abanican y me dan fetas de salame en la boca. La escritura sigue siendo algo íntimo para mí, algo pequeño que dedico mentalmente a personas que conozco, mis primeros lectores. La escritura de un texto no cambia por nada. Y si publicar en una editorial grande significa que me lean más, bienvenido sea, ¿quién no quiere que lo lean más?
Ilustración de Juan Carlos Comperatore
En una entrevista afirmaste ─en una línea que recuerda al célebre libro de Bataille─ que "la literatura es el reino del mal". ¿Qué personaje malvado te resulta fascinante o importante y por qué?
Me gustan los hermanos retrasados del cuento "La gallina degollada", de Quiroga, que son malos y son inocentes en partes iguales, lo cual los hace más terribles todavía.
Sos un escritor muy activo en las redes sociales. Hace no mucho tiempo tuitease la foto de un e-book y comentaste algo así como "mi biblioteca". ¿Cómo se escribe desde la ecología de los nativos digitales? ¿Qué se gana y qué se pierde en la lectura de un libro electrónico?
A mí el kindle me salvó la vida. Para alguien que está todo el tiempo "pescando", que busca a un autor que influenció a otro autor, a veces que se publicó hace muchos años, o cuyos libros solo salen en España y cuestan un huevo de la cara, es la herramienta ideal. Me lo llevo a todas partes. Leo los cuentos de mis alumnos, leo diferentes géneros, estoy todo el tiempo bajándome discografías completas de mis escritores favoritos (que después no leo). Por supuesto que a algunos libros los prefiero en papel, pero para mí no se pierde demasiado en la lectura de un libro electrónico. Los amo.
Tenés que escribir un tuit que condense o resuma tu poética o tus intereses como escritor: ¿qué diría ese posteo?
Podría ser esta cita de Salinger: "Dame un cuento que me vuelva vigilante de un modo irracional".
27 de noviembre, 2019
La masacre de Kruguer
Luciano Lamberti
Literatura Random House, 2019
208 págs.