Un héroe desapegado, sin segundo nombre ni domicilio fijo, cuyas pertenencias se limitan a la ropa que lleva puesta y a un cepillo de dientes plegable. El mismo que por azar llega a una ciudad cualquiera del corazón de los Estados Unidos y se ve envuelto en intrigas que tienen más de entramado corrupto que de misterio elegante, y todo por proteger a alguien más débil. Lee Child, prolífico autor de la serie sobre el ex policía militar Jack Reacher, sabe que no necesita variar el esquema para capturar al lector. Como de costumbre, cada septiembre entrega un nuevo volumen, y Blatt & Ríos viene haciendo lo propio cada marzo con su traducción. En Luna azul, Reacher viaja en colectivo cuando advierte las señales de un posible robo: un pasajero observa atentamente el abultado sobre bancario que asoma del abrigo de un anciano adormilado. Incapaz de pasar por alto cualquier injusticia que signifique una correlación de fuerzas dispar, Reacher sigue al hombre que a su vez va detrás del otro con el sobre. Un hecho mínimo que dispara una trama trepidante, con cambio de velocidades incluidos, y que luego de acumular enfrentamientos marginales, de pronto se hilvana en las disputas territoriales entre las mafias ucranianas y albanesas, quienes controlan cada uno una parte de la anónima ciudad. Ese pasaje de lo particular a lo general es el mismo que aviva la intensidad del relato y el crecimiento del personaje.
Reacher congrega la estatura y fuerza colosales del héroe de la antigüedad, la templanza del caballero andante, la sagacidad deductiva de Sherlock Holmes y la dureza e ironía de Philip Marlowe. Está lejos de querer restablecer un orden preconcebido; no es un representante de la ley, en cierto sentido es la ley. A diferencia del héroe modelado por Lukács, su trayectoria no opera ninguna transformación; Rechear no modifica su temperamento, ni se le presenta un conflicto por haber asesinado a docenas de personas: ningún asomo de búsqueda de trascendencia en un mundo laico. Su falta de introspección, conquistada por Child luego de un concienzudo proceso de despojamiento, es lo suficientemente amplia como para ser el reservorio de las fantasías del lector, cualquiera sea su género.
Entonces, volviendo a la novela, luego de que lograra evitar el robo, Reacher descubre que el hombre y su esposa acaban de pagar una deuda pero necesitan conseguir más dinero para costear el tratamiento médico que cursa su hija. Mientras tanto, los jefes criminales albaneses y ucranianos que se han divido la ciudad están compitiendo para asumir el control del territorio antes del nombramiento de un nuevo comisario de policía. La aparición de Reacher produce un cortocircuito que acelera el recuento de cadáveres. Con la particularidad de que en, esta ocasión, cuenta con el apoyo de un improvisado grupo de tareas conformado por una mesera, un marine retirado y un par de músicos. El argumento parece una variación de Yojimbo, el clásico de Akira Kurosawa, en el que un forastero llega a un pequeño pueblo japonés dominado por dos bandos rivales y juega a dos puntas para eliminarlos a ambos. Solo que, en este caso, como rumor de fondo está la circulación de fake news.
Lee Child es un autor que conoce los gajes de su oficio y los exprime como pocos. Si Reacher puede jactarse de conocer las ciudades eso se debe a que su creador traza los recorridos y emplazamientos con precisión de cartógrafo. Por otro lado, trabaja como coreógrafo escrupuloso las secuencias y los ángulos de los movimientos de una refriega, y calcula con cronómetro las marchas y contramarchas del relato. Porque no es en el goce de la violencia donde está el sello de Child, sino en el despliegue táctico previo, en el procesamiento de la información sensorial en veloces cálculos deductivos, en su consideración de las variables físicas, geométricas o psicológicas; en el diálogo mudo, a esta altura clásico, entre las distintas zonas del cerebro (una racional, la otra impulsiva) que le permite actuar en una fracción de segundo. Todo eso que en cualquier película de acción es pura pornografía, Child lo troca en noble oficio. Aunque tal vez todo esto no sea más que la racionalización de un placer que bien puede dar pudor admitir pero no necesita argumentos que lo justifiquen.
12 de mayo, 2021
Luna azul
Lee Child
Traducción de Aldo Giacometti
Blatt & Ríos, 2021
408 págs.