Cuando la maternidad llega, diluye un terror neurótico que aqueja a determinado tipo de escritores: el de la página en blanco. Esta idea –palabras más, palabras menos– le pertenece a Marina Yuszczuk (Bs. As., 1978), poeta, narradora y editora en Rosa Iceberg. Claro que la maternidad es capaz de gatillar, al mismo tiempo, el sin fin de terrores que, inscriptos en la memoria ancestral, mitológica, cultural o personal, la figura de un hijo o una hija puede conjurar. “La muerte es una niña que cura con las manos. Con un toque basta”, afirma Tilsa Otta, y no resulta casual que la cita sea uno de los epígrafes que encabeza Para que sepan que vinimos, la nueva novela de Yuszczuk editada por Blatt & Ríos.
La maternidad, en efecto, le ha granjeado a Yuszczuk una matriz literaria de producción varia que se inscribe tanto en su narrativa como en su costado poético. En Madre soltera, su poesía reunida, diagrama una atribulada pero gozosa, una afirmada pero contradictoria, función parental; propone un gesto díscolo respecto de cualquier imaginario tradicional en lo concerniente al rol materno y agencia un nuevo aporte para repensar la estructura familiar burguesa.
Con su última novela la autora retoma el gusto por el gótico, que había saboreado inteligentemente con La sed, su narración anterior, y apuesta por una historia que nace con la muerte, más precisamente con el duelo materno. Fernanda viaja con su marido y su hijita Rosa a Nueva York. Viaje premeditado, largamente deseado. Vacaciones turísticas que, ruega la protagonista, la ayuden con el (laborioso) trabajo del duelo, puesto que la subordinada vida de su madre, sumisa a los violentos caprichos del padre y a las convenciones inherentes al ama de casa, ha llegado dolorosamente a su fin. O eso es, claro, lo que parece. Tal vez exista un miedo aún mayor al de quedarse radicalmente solo, sin madre a la que acudir ante la hostilidad de la existencia; un miedo, aún mayor aunque igual de atávico, que perforaría todas las certezas del entendimiento y la percepción: el regreso, al mundo tal como lo concebimos, de una madre muerta. En distintos momentos del viaje, por lo general reflejados en un vidrio o en un espejo, un ojo, un brazo, una mano, unas uñas corrompidas, putrefactas, emergen –siniestros– para el descalabro psíquico de Fernanda. Son –parecen ser– los de su madre. ¿Será posible? ¿Será ella? ¿Para qué vuelve?, se interroga, al borde del colapso.
Formar parte del mundo adulto impone ciertas restricciones. Encorsetar la experiencia en un esquema racional tal vez sea su imperativo de base. En algún sentido, en un texto como este, crecer, crecer verdaderamente, es para Yuszczuk adoptar la mirada de la niñez, que conjuga sin conflicto el plano real con el imaginario. Aunque mirar, mirar verdaderamente, tenga sus terroríficos costos. Yuszczuk escenifica el horror de un manoseado lugar común, ese que afirma que los muertos viven, viven en la memoria, en el corazón, en el cuerpo de uno. ¿Cómo se vive con las apariciones monstruosas de una madre que parece tener, aún muerta, algo para decirnos? ¿Cómo se vive cuando se comprende que en la madre convergen tanto el hada madrina como la bruja del bosque? ¿Cómo se vive, peor aún, cuando se comprende que una misma está modulando los pavores de su propia hija, y se predispone, sin saberlo, a habitarla monstruosamente?
Con evidente oficio, Yuszczuk articula una trama embebida en el imaginario de Angela Carter, de Shirley Jackson, de Agustina Bazterrica. Sin olvidar que las posesiones demoníacas tienen su carnadura en vínculos humanos y terrenales, que los vaivenes de los conflictos de pareja (por ejemplo los de la protagonista con su marido) se impulsan por motores realistas y psicológicos, el horror adviene, no obstante, en la materia sobrenatural y pervertida del cuerpo materno. Una madre que regresa, putrefacta, a reclamar algo, tal vez un cuerpo que, durante nueve meses, fue suyo. Tal vez. Ya lo dijo Stephen King, a veces es preferible la muerte.
16 de noviembre, 2022
Para que sepan que vinimos
Marina Yuszczuk
Blatt & Ríos, 2022
296 págs.