Lxs espectadorxs del cineasta M. Night Shyamalan (Pondicherry, India, 1970) hemos escuchado hasta el cansancio que su obra estaba acabada desde su segundo film, El protegido (2000). Recordemos que el director se había consagrado con Sexto sentido (1999), una película que mezclaba el terror, el bullying infantil, la psicología y las historias de fantasmas. La razón de base que alimentaba y fogoneaba esa crítica radical se centraba en la importancia que Shyamalan le daba al twist final de sus películas. En este aspecto, su filmografía se convertía simplemente en un juego de ingenio y rapidez para ver qué espectador descubría primero el giro del final.
Con la serie de Appel Tv Servant, Shyamalan se preocupa detalladamente por alejarse de cualquier decisión que despierte el vituperio de sus críticos frecuentes. Claro que en ella hay giros importantes y ciertos lugares comunes del género de terror y del thriller psicológico, pero ninguno de ellos condensa completamente la esencia de la narración ni la de los personajes.
Dorothy y Sean Turner son una pareja moderna, conviven en una lujosa y oscura casa de Filadelfia; él atraviesa gran parte de su tiempo ocupado en sus tareas de chef, dentro del hogar; ella, como corresponsal de una cadena noticiosa, se la pasa reporteando en locaciones exteriores. Ocupados en sus labores, requieren de los servicios de una niñera cama adentro para que cuide full time de Jericho, el bebé de la pareja. Aquí es donde hace su aparición Leanne, que viene de Wisconsin, toda enclenque, raquítica y religiosa. Es una adolescente subordinada a los requerimientos del trabajo, a las directrices de Dorothy o a las necesidades del infante Jericho. Su figura reúne la fragilidad de una chica teen y naif mezclada con el aire fantasmal de ultratumba que recuerda a Samara, la niña de La llamada.
Los conflictos psíquicos de Dorothy, las limitaciones de Sean y, fundamentalmente, el misterio esotérico que envuelve a Leanne, configuran, en principio, un triángulo de relaciones que escala y se torna cada más oscuro y peligroso alrededor, siempre, del pequeño Jericho.
Shyamalan, a cargo de la producción ejecutiva, la dirección del primer y noveno capítulo y la promoción, deja su huella por toda la serie: planos secuencia con la cámara fija, donde la acción del fondo es importante; planos detalles significativos; algún que otro paneo veloz que describe pero que, a la vez, connota; actores y actrices mirando a una cámara-personaje; una fotografía oscura, un excesivo cuidado en cada imagen y una serie de símbolos diseminados a lo largo de los capítulos que se distinguen también en el nombre de algunos de sus títulos (Oso, Madera, Grillo, Anguila). En episodios de media hora, los elementos de la obra general de Shyamalan encuentran su tiempo y su desarrollo ideal; algún aspecto de la rutina de los personajes y de su psicología; la mostración de algún símbolo que conjuga un sentido clave para la trama y para las relaciones de los personajes; y, no por último menos importante, el trasfondo que brinda la atmósfera, en su sentido artificial (la casa), y el natural (la lluvia).
A diferencia de muchos creadores que se han volcado a las series por ser una moda de la época, un fenómeno tal vez circunstancial, Shyamalan ha encontrado en ellas un formato que le sienta como anillo al dedo a su poética. Otro logro que, probablemente, sus críticos no le reconozcan. Allá ellos.
11 de noviembre, 2020
Servant
Creada por Tony Basgallop
Blinding Edge, 2019
Primera temporada: 10 episodios