"Irse lejos/ para encontrar lo propio", dice un verso de Alicia Genovese que puede oficiar de salvoconducto para alumbrar las postales biográficas que conforman su nuevo libro, Ahí lejos todavía.
La sensación que recorre el relato es la de un álbum familiar legible, entrañable, honesto, como un suave paseo de otoño. Alicia Genovese escribe a partir de su infancia, anclándose enaltecida desde ella, quizás como forma de asimilar el debilitamiento de figuras de autoridad que han ejercido sobre ella toda su supremacía. Pondera evocativamente los orígenes traumáticos de la típica clase media proveniente de Italia que desembarca en Lomas de Zamora.
Con la pluma convincente de quien narra experiencias vividas, de quien sabe de lo que habla, asimismo, conserva una distancia tierna para con su propia historia, aplicando la dosis justa de sentimentalismo. Esta narración no está organizada en capítulos sino en diálogos, diálogos con su madre, con sus maestras, con sus timideces y extrañezas. Recurso eficaz y congruente con la vida, con su mirada frente a la vida.
Ilustración de Lautaro Comperatore
El irse y volver aparece como ejercicio para la autonomía, como entrenamiento para metabolizar lo vivido, como búsqueda de una fuerza. Así, Alicia Genovese vuelve hasta el final. Dialoga con las distancias y los tiempos necesarios para hacer llevadero los vínculos más intensos que podemos tener y que no son ni más ni menos que los de nuestra familia. A pesar de lo autobiográfico y cercano del relato, no se cae en ningún momento en un exceso exhibicionista. Hay una distancia justa entre lo vivido, lo recordado y lo narrado. Como si al escribirlo, Alicia Genovese sanase, en una remembranza desde una óptica amable curativa para sí y para todas/os las/os que hemos tenido una infancia en la cual nos sentimos unas/os extrañas/os con nuestros cercanos. La obsesión por leer, como un irse también, de algún modo evadirse de un entorno que era ajeno para ella, de un contexto con visiones que respetaba pero con las que no se sentía conforme, se diferenciaba.
Ella y su madre, mujeres tan fuertes que sus presencias son permanentes, sus distancias aparentes y su mutua influencia decisiva en sus cotidianidades, influencia reciproca que llevan en sus venas y que nunca abandonarán. Los hombres de la familia, en cambio, desaparecen físicamente con tal velocidad provocando, en consecuencia, que ellas se unan, se fortalezcan en sus diferencias y se afirmen aún más en sí mismas .
Ahí lejos todavía parece un relato de orfandad en relación al extrañamiento con lo familiar, despojado de pretensiones, poses y engaños. Alicia Genovese propone que a pesar de nuestras distancias, de nuestros exilios, de nuestros intentos por diferenciarnos, la infancia nunca se va, se nos queda impregnada en nuestras conciencias como una nube que nos persigue y que persiste Ahí lejos todavía.
15 de abril, 2020
Ahí lejos todavía
Alicia Genovese
Zindo&Gafuri, 2019
140 págs.