¿Qué hay detrás de una puerta? Unas mellizas que, después de toda una vida juntas y tranquilas, un día se distancian a raíz de una misteriosa pelea; un hombre que comienza a perder su cualidad de humano a partir de una mudanza; unas oficinistas que conspiran y fabrican chismes mientras fuman; una reunión de consorcio que tendrá un final inesperado; una mujer y su hija, secuestradas por un hombre empeñado en formar una familia. Si empujamos un poco la puerta de los cuentos que conforman Algunas familias normales, de Mariana Sández (Buenos Aires, 1973), nos encontraremos ante estos escenarios que de "normales" (o al menos lo que generalmente se asocia con esta palabra) tendrán poco.
Autora de El cine de Manuel. Un recorrido sobre la obra de Manuel Antín (2010) y la novela Una casa llena de gente (2019), la escritora argentina vuelve con el conjunto de cuentos que integran Algunas familias normales, editado por primera vez en 2016 y reeditado, con un par de cuentos agregados, en 2020 por Compañía Naviera Ilimitada. Lo íntimo y lo familiar ─lo que hay de puertas para adentro─ son temas que atraviesan los dos libros de ficción de Mariana Sández, donde los espacios domésticos o cerrados cobran una relevancia especial. Las historias generalmente se desarrollan en casas, habitaciones, edificios, oficinas, lugares donde tiene lugar el vínculo familiar, pero también otro tipo de relaciones humanas, como las laborales o vecinales. Tal vez lo que caracterice a todo ese tipo de vínculos sea, en cierto modo, el azar.
Ilustración de Matías Tejeda
"Será porque me intriga en particular lo que sucede [...] cuando se conjugan grupos humanos de manera aleatoria: los pasajeros de un avión o de un crucero, los huéspedes de un hotel, los vecinos de un edificio o los unidos por una medianera, los empleados contratados por una empresa. No se eligen entre sí, como tampoco se elige del todo la conformación de una familia: es lo que viene en el paquete, esa tómbola", escribe la autora en el "Posfacio" de esta nueva edición de Algunas familias normales. Asimismo, en varios relatos se muestra a los personajes tratando de salir de esos vínculos casuales para cambiarlos por otros construidos desde la elección, tal como en "Luna en Nueva York", donde un joven productor de radio establece un vínculo de tipo filial con una actriz mayor que en épocas pasadas fue muy famosa; o en "Algunas familias normales", donde se muestra el deseo de salir de los roles preestablecidos y los mandatos familiares. Sin embargo, esos deseos no siempre llegan a cumplirse. Hay algo de expectativas no cumplidas que atraviesa el conjunto de cuentos, como una especie de recordatorio de que nuestras ambiciones de perfección, de "normalidad", rara vez se cumplen o, si ocurren, casi nunca lo hacen como esperamos.
"De cerca nadie es normal", dice la cita de Caetano Veloso que sirve de epígrafe al libro, como anunciando que lo "normal" es movernos fuera del perímetro de esa palabra y no dentro de él. Entonces, ¿qué es lo normal? Es una pregunta que está de fondo durante la lectura y que no sólo no se resuelve, sino que se complejiza con el pasar de las páginas. Lo cierto, más allá de que esa incógnita no se resuelva, es que la aspiración de varios personajes a tener esa "vida común" en ocasiones les hace llevar las situaciones al límite. Otra cosa interesante en el libro: los personajes son complejos. Muchas veces no entendemos el móvil de sus acciones o sus contradicciones, pero es justamente eso lo que los dota de vida dentro de la ficción.
Los últimos dos cuentos ("Literatura" y "El sueño de Leila"), incluidos en esta nueva edición, tienen una conexión con la novela Una casa llena de gente. En ambos aparece la figura de Leila, la madre de Charo que, al morir, le deja a su hija una serie de diarios escritos durante muchos años. Ambos libros se iluminan el uno al otro ya que forman parte de un mismo engranaje, pero al mismo tiempo funcionan como mundos independientes.
"Construimos la normalidad porque le tenemos miedo a lo que queda fuera del cuadro", dice Mariana Sández en una entrevista. La figura del cuadro puede remitirnos al primer cuento de Algunas familias normales, "Para que no sobre tanto cielo", que comienza con una foto mal tomada y una familia a punto de quedarse fuera del cuadro. Este cuento es interesante porque hay un movimiento hacia afuera: un viaje de vacaciones. Es en ese viaje al exterior de la vida cotidiana que los personajes se cuestionan el interior de sus vidas en común y se preguntan el rumbo que seguirán. Pero los finales quedan abiertos, porque los rumbos nunca están del todo definidos.
12 de mayo, 2021
Algunas familias normales
Mariana Sández
Cía. Naviera Ilimitada, 2021
168 págs.