Una de las preguntas iniciales de Ausencia del filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han (Seúl, 1959) es “¿Sigue existiendo lo extraño?” Esta no es una pregunta más para él ya que si hubiese que trazar una línea imaginaria desde el primero hasta el último de sus libros (al menos los que han sido publicados en castellano hasta la fecha) uno podría establecer que sus preocupaciones giran en torno a lo igual, es decir el gesto posmoderno que enmascara la repetición bajo el signo de la diferencia. Incluso estos significantes (diferencia y repetición) escapan al objeto de este libro por tratarse de categorías, de patrones de ordenamiento y clasificación.
Mediante un eslabonamiento de carácter sindético, Han analiza fenómenos de a pares (esencia y ausencia, cerrado y abierto, luz y sombra, conocimiento y timidez, etc.), ubicando en cada ala del par a Occidente y a Oriente. No prevalece ninguna de las culturas en su análisis puesto que sostener la superioridad de una por sobre la otra iría a contramarcha de su objetivo; lo que sí persiste de manera homogénea en su libro es una idea de nivelación, de desdiferenciación y/o complemento entre ambas.
Han comienza a desatar el nudo cuando afirma que el “habitar, permanecer y poseer domina[n] la metafísica occidental”, gestos que designan un camino unívoco: la esencia (Wesen). La búsqueda de la esencialidad ha dejado huella en las obras de filósofos tan disímiles como Heidegger y Leibniz; de este último se sirve a la manera de point de capiton para introducir el concepto de ausencia. Ante la idea de algo cerrado, sin aperturas, que habita en sí y para sí (la mónada), Han coteja aquello que se presenta como lo desdiferenciado, lo aporético, lo carente de deseo (el vacío). El caminante es una figura productiva para pensar la ausencia, puesto que este “se sustrae a toda fijación sustancial. En consecuencia la ‘no esencia’ está asociada al caminar, al no habitar”, y más adelante afirma “Solo quien se vacía en un nadie puede caminar.” El movimiento —el no dejar huella (“solo en el ser se dejan huellas”)— se presenta como fenómeno indicial de la filosofía oriental.
Aguas abajo en el texto, el autor de La salvación de lo bello se mete de lleno en la estética de la ausencia bajo el par directriz “luz y sombra”. Lo irregular, lo imperfecto, lo efímero, lo frágil se amparan bajo el concepto de estilo “wabi” (sentimiento genuinamente budista de lo bello), concepto que permite pensar a su vez que en la cultura oriental lo bello se asocia a lo opaco, a lo nuboso, lo sombrío. Han retoma del Tanizaki de Elogio de la sombra la posibilidad de observar los objetos a través de lo que no muestran, de lo que no develan del todo; por ejemplo, en la pintura con tinta del budismo zen la luz no tiene dirección, lo cual “cubre el paisaje con una atmósfera de ausencia”. De esta manera surge un paisaje flotante vacío.
Ilustración de Juan Carlos Comperatore
La dinámica de lo transicional, lo no-direccional, lo que acontece, lo que no señala ni saluda a ninguna parte, deviene sostén del edificio lógico de Ausencia: desde la arquitectura de los templos budistas o de los mercados chinos que desconocen de “umbrales” o divisiones (¿cuál es el adentro y cuál el afuera?), hasta la equivalencia entre lo pequeño y lo grande (lo que puede amoldarse a cualquier forma), vamos recorriendo toda una cosmovisión que propone la ética del retiro, de la no intervención como forma de apropiación.
Saliendo un poco de lo que atañe a los contenidos del libro habría que decir, sin embargo, que este parece actuar como contragolpe involuntario frente a las acusaciones a las cuales se ha visto sometido en Por qué (no) leer a Byung-Chul Han (Ubú Ediciones, 2018). En su elogio a la edición, Ricardo Forster remarca que en este abordaje “se recorre con solvencia y audacia crítica la obra del filósofo coreano mostrando su lógica binaria llevada al extremo, sus opacidades, sus contradicciones, sus juegos retóricos, sus disimuladas correspondencias con el espíritu neoliberal de época, su “operación” a través de la que se apropia bestsellerianamente de autores claves para ofrecer un producto de fácil y rápida digestión” y más adelante agrega que el libro busca “deconstruir una estrategia que persigue un doble efecto: multiplicar lectores ávidos de textos simples y ligeros, entre anarco-críticos y desesperanzados con una pizca de intensidad estética, y apropiarse de una parte no menor de la tradición filosófica (con Heidegger a la cabeza) para ponerla al servicio de una política de la resignación”.
El análisis panorámico que hace Forster de Ausencia permite visualizar una lectura direccionada a lugares comunes de la vulgata filosófica: ante “la política de resignación” de la cual habla Forster, Han opone la figura de la no presencia total, es decir, de la ausencia: no hay un gesto de resignación en ello, sino más bien de un retirarse, que es una acción, un desvío. Ante la lógica “binaria” mencionada en el prólogo, Han responde con una estructura de pensamiento de carácter cohesivo, desdiferenciado, que no busca la confrontación de fuerzas, sino un amalgamiento que permita vislumbrar las transiciones y los cambios. Y con respecto a los “juegos retóricos” que supuestamente son develados y puestos en entredicho, habría que decir que cada filósofo los tiene y hace de ellos una razón de estilo. En la escritura de Byung-Chul Han se vislumbra el juego solipsista de volver constantemente a conceptos para conectar pensamientos y direccionar los argumentos, lo cual no se percibe a priori como algo necesariamente malo.
Por último y para concluir el análisis de Ausencia, habría que mencionar que su lectura por momentos mantiene al lector en una atmósfera de encantamiento bajo el reverberar de ciertas frases como esta: “la sabiduría es un conocimiento titubeante”, y por momentos puede llegar a exasperarlo cuando se detiene demasiado en un autor (François Jullien) para pegarle por sus —a su juicio— malas interpretaciones de los saberes orientales.
Por lo demás, se podría afirmar que Ausencia se posiciona por afuera de los libros que buscan imponerse o bien sustraerse a las corrientes ideológicas del presente, su objeto parecería estar, más bien, buceando por un borde lateral: el de la paradoja continua.
8 de mayo, 2019
Ausencia. Acerca de la cultura y la filosofía del Lejano Oriente
Byung-Chul Han
Traducción de Graciela Calderón
Caja Negra Editora, 2019
136 págs.