“¿Cuál es la voz de la escritura? ¿La del cuerpo cotidiano o la de otro más ligero que fabricamos de pronto al escribir?”, se preguntan Arturo Carrera y Gerardo Jorge en el libro Polvera de las enciclopedias, y acaso, eso es lo que sucede en estos poemas de Irene Solà. Lo que parecería estar en el centro de estos poemas es la experiencia del desplazamiento del cuerpo cotidiano a la fabricación de un cuerpo más ligero. Pero, ¿qué entendemos por más ligero? Entre sus características, los autores de Polvera... señalan “un alivio incluso al escribir lo grave”, y este podría pensarse como el núcleo en el que se construyen los versos de Bestia.
Bestia de Irene Solà apareció en 2012 en catalán y obtuvo el premio Amadeu Oller. Diez años después, con traducción de Unai Velasco al castellano y editado por La Bella Varsovia, llega este libro de la escritora catalana nacida en 1990. A este primer libro le sucedieron tres novelas, Los diques publicada en 2018, Canto yo y la montaña baila en 2019y Te di ojos y miraste las tinieblas de reciente publicación (agosto de 2023). Todas escritas en catalán y traducidas al español entre otros idiomas. Por su obra narrativa obtuvo varios premios.
Desde su título se enuncia la intención que habita estos poemas, también desde las dos partes en las que se divide el libro. La primera de ellas, “Boca roja y desagradecida”, y la segunda, “Sangre contenida y buena”. Intención que comienza a construirse en una voz que enuncia unos versos de imágenes claras y portadoras de cierta irreverencia con la idea de romper, o al menos hacer vibrar, el entorno. Que lo dicho funcione como movimiento inesperado que genera cierta alteración y lograr así una “nueva forma o situación del cuerpo en el lenguaje” (Polvera...). Y que esa nueva forma sea, ahora sí, más etérea, pero para eso parece necesario cantar la animalidad, la bestialidad.
Alda Merini (Italia, 1931-2009) en una charla que formó parte del seminario “Génesis de la palabra poética” incluida en el libro Delito de vida publicado por Vaso roto dice: “Si el manicomio ha servido para algo, ha sido para cantar la animalidad del alma, la bestialidad. También la bestia tiene sus acentos dolorosos. La bestia encadenada da lástima”. Y en Solà, esa búsqueda, de la que habla Merini en términos de “cantar la animalidad”, es el intento de atravesar el corsé del entorno.
Y entonces, ¿dónde puede rastrearse el costado “bestial” de estos poemas? En lo dicho, no en la forma. “CON UNA LENGUA SERIA Y ÁSPERA / me he limpiado el sudor agrio de la nuca / y del pliegue de los muslos”. Gestos animales conviven con una sintaxis transparente y así se va construyendo un yo que puja en su entorno más cercano. “YO TAMBIÉN ME REMANGUÉ DESDEÑOSA / para que me sembraran semillas en el estómago, pero ya no me creo a ningún padre, / ni al mío. Y eso que sé roncar como un gato”. Un yo que se enfrenta para afirmarse y al hacerlo produce una tensión. Tensión que se marca, por ejemplo, en la utilización pronominal de los verbos, en el cuerpo que se hace centro, “ME ARRANCARON COMO UNA CEBOLLA, / me pusieron nombre / y me agujerearon las orejas”.
Pero, ¿qué busca esa tensión? En una entrevista su autora dice que el intento de su obra en general es motivar la reflexión. Y, en este libro, ¿cómo lo hace? La manera quizás haya que buscarla en su actitud asertiva, en las imágenes que generan la tensión que intenta producir el movimiento reflexivo. “SI LA YEGUA PASTA EN EL JARDÍN / ensuciará los vidrios de babas” y más adelante en el mismo poema “¡Bésame en la boca, caballo!”. Imágenes que pueden compartir una escena, pero no mantienen una relación de continuidad. Fragmentos de un conjunto que no busca narrar –y si lo hace, escasamente–, sino que funcionan como escenas capturadas o vivencias de un yo que se esfuerza por afirmarse. ¿Frente a qué? A un entorno difuso en su composición, pero nítido en tanto parte del afuera.
Y esa división, entre el entorno y el yo en este libro, se ocupa de mostrarnos lo grave, la bestialidad que siente este yo que enuncia. Que la autora, ella, lo hace expresando la incomodidad o la postulación de un deseo. Una forma de atrevimiento, un impulso que busca desbordarse.
21 de enero, 2023
Bestia
Irene Solà
La Bella Varsovia, 2023
88 págs.