Como salido de la nada, Carlos Busqued irrumpe en la escena literaria con una novela que no deja indiferente a nadie. Sostenida por una historia potente y una escritura filosa, perfectamente acorde a lo narrado, Bajo este sol tremendo habilitó a sus lectores una perspectiva que estaba en gran medida ausente, poniendo en superficie el trasfondo siniestro y radicalmente violento de una realidad que opera enmascarando el andamiaje que la sostiene. De inmediato fue evidente que se trataba de un autor diferente y que tenía algo para decir, no porque quisiera aleccionar a nadie sino porque quien era suponía un modo distorsionado (en relación, claro, a la supuesta verdad de la norma) de ver y asimilar la realidad que le tocó en suerte. ¿No es esa acaso la cualidad que distingue a los autores que valen la pena?
Refrendando la primera impresión, que dicho de paso fue extendida y unánimemente favorable, la segunda novela, Magnetizado, entregó un artefacto narrativo tanto o más contundente que el primero, en el que, dándole la voz a un asesino, hizo palpable la monstruosidad que nos habita.
Pero esta historia lamentablemente se interrumpe en el 2021 con la inesperada muerte de Busqued, dejando abierto el interrogante de lo que pudo haber sido. Había una novela en proceso, de la que quizás alguna vez tengamos noticia, se editaron de manera póstumas sus cuentos, y ahora, con este libro que compila posteos de su blog escritos entre 2006 y 2009, accedemos, al menos en parte, al trasfondo biográfico de su singular producción.
Durante esos años, según nos enteramos, pasa sus días encerrado en su departamento, leyendo, fumando porro, mirando televisión, y cuando el ánimo es propicio, escribiendo fragmentos dispersos que luego, destilados y recompuestos, acabaran componiendo su primera novela, Bajo este sol tremendo. Lo otro, claro, es la escritura del blog, que pareciera ser su único vínculo comunicativo con el resto del mundo.
Como si de un diario caprichoso y amañado se tratase, en las entradas Busqued da cuenta de algunas aristas de su solitaria y atormentada existencia, en el tono desenfadado, gracioso, provocador y pendenciero que lo caracteriza. Refiere en lo personal a un extravío sin remedio (“Soy una entidad sin forma, consistencia ni recipiente. Si algún pelotudo me pregunta en qué ocupo mi día, voy a estar pensando media hora para contestar”), y por lo demás apunta cosas que le llaman la atención. Curiosidades de todo orden en referencia generalmente a lo que escucha (Morphine, Gil Evans, Prefab Sprout, Frank Zappa, entre otros), a lo que ve en televisión (documentales sobre animales o aviones, películas en el canal Volver, programas religiosos en canales católicos y evangelista) y a lo que lee, que incluye un amplio espectro que va desde la revista Selecciones a la biografía de Philip Dick que escribió Emmanuel Carrère, pasando por libros sobre la segunda guerra mundial y una biografía ilustrada de Landrú.
En conjunto, el catálogo ecléctico y marginal de lo aludido va configurando un retrato, que más que un retrato es un estado, el estado de un sujeto, Busqued en este caso, que trasluce en principio una disconformidad radical. El cóctel anímico incluye inestabilidad, enojo, desconexión, extravío, violencia, insatisfacción, humor ácido y sarcasmo; y eso, claro, se transfiere a su escritura, dotándola de un tono personalísimo y de una potencia inédita. Como pocos escritores, Busqued logra en lo que escribe, en particular en este blog, ahorrarle al lector la mediación de una postura típicamente literaria, dándole acceso en todo caso a la realidad de una brutal impostura que, contra lo que es de suponer, acaba tornándolo aún más presente. En el proceso, todo en él queda expuesto, en lo que por momentos pareciera tratarse de una catarsis.
Curiosamente, o no tanto, esta impresión se hace extensiva inclusive a las citas, que Busqued inserta en sus posteos de manera recurrente, sin darles contexto alguno, confiado en su significancia relativamente autónoma. Si se toma el trabajo de trascribirlas, no es por coquetería intelectual sino porque considera, o más bien siente, que las palabras que contienen hablan por él, expresando lo que quisiera expresar mejor aún de lo que él lo haría. Quizás por eso, tanto por su tono como por lo que narran, estas citas remiten a su universo narrativo, y de un modo u otro entran en dialogo con lo que está escribiendo, que como sabemos es su primera novela. De hecho (atribuyéndoselos en muchos casos a un supuesto escritor paraguayo) también incluye a modo de cita extensos fragmentos de lo que escribe, pasajes de la novela que luego, en la composición final, al parecer quedaron afuera.
Por lo tanto, y considerando la conexión implícita entre Cetarti, el protagonista de la novela, y el Busqued que aparece retratado en los posteos, podemos considerar a este libro como el diario de la escritura de una novela. Un diario por cierto algo caótico, que tiene su continuidad en relación a lo que ocurre cuando, para sorpresa de Busqued, la novela es editada por Anagrama y tiene una excelente repercusión.
Busqued pareciera haber sido maldecido por esa oscura lucidez que condena a algunos a ver permanentemente el revés incivilizado de la supuesta civilización. El blog del que da cuenta este libro hace explícito ese tipo de sensibilidad, y contiene en sí, para beneplácito del lector interesado, la materia prima anímica en la que se sustenta su discreta pero imprescindible producción literaria.
22 de enero, 2025
Borderline Carlito
Carlos Busqued
Blatt & Ríos, 2024
152 págs.