Maya, la protagonista de Cerca de la savia, la primera novela de Marina do Pico que publicó Marciana, ganadora del Premio Novela de La Bienal de Buenos Aires, significa ilusión en la filosofía hindú. Dicen que Maya es la distribución de o creación de formas; es también cualquier espejismo, treta, artificio, engaño, trampa, hechicería u obra de brujería. Nada más atinado para esta chica que empieza a crecer, que ocupa todo su tiempo en crecer y que lo vuelve un trance donde ilusionarse y desilusionarse arma una textura movediza, frágil, mágica, risueña, dolorosa.
Hay tragos que solo se toman en la adolescencia: un destornillador, vodka puro, séptimo regimiento. Para alguien que bordea la locura, se dice que le falta “un tornillo”, y eso es justamente lo que Maya va a buscar para romperse, desarmar su estructura en un viaje alucinado, donde el alcohol, el sexo, los otros se empiezan a diluir, se convierten en voces. Lo que reina en su propia voz, esa voz estrellada donde todas las canciones se cantan, donde todas las bocas se besan, donde los pensamientos se disuelven y las emociones son monstruos que capturan el cuerpo entero. Destornillarse, eso hace Maya, a fuerza de cualquier sustancia que la ponga en vilo, que la saque de la vigilia y la sumerja en el planeta de las ilusiones, en su imaginación tan viva que es necesario llevar el interior al exterior y hacer del mundo un lugar donde poder escribir al revés e inventar las reglas más inoportunas y desaforadas.
Maya, casi a la mitad de la novela, dice “Joni tenía 19 años cuando escribió Both Sides Now, así que me quedan dos años y dos meses para escribir una canción así. Dos años y dos meses para florecer y dejar de ser agua de florero. Últimamente todo es exacto..... En dos meses cumplo diecisiete años, en dos meses cumplo diecisiete años, no hice nada en todo este tiempo, desperdicié todo este tiempo. Solo me queda tan poco tiempo para hacer algo con el tiempo que me queda y ya se me acaba el tiempo para hacer algo, ya el tiempo no va a estar de mi lado, ya voy a terminar de ser un fracaso porque se me acaba el tiempo y no hice nada, y ya son casi las siete de la tarde otra vez. Otro siete que se avecina y que me va a comer viva”. A Maya el tiempo le duele, y cada hora que pasa acrecienta el dolor como una aguja que la va a pinchar cuando ya se convierta en adulta y que la va a dejar desamparada, árida.
Joni Mitchell, en esa canción, dice que hay un mareo que sentís cuando crees que cada cuento de hadas se vuelve real, que ella miró el amor de esa manera, y dice que esas son ilusiones del amor que recuerda pero que realmente no conoce del todo el amor, como tampoco conoce del todo la vida. Joni es una poeta, Maya también.
En Cerca de la savia, Maya se acerca y se aleja del amor, y otra vez cuando se dice amor podría decirse vida, y las siete de la tarde, el horario de las brujas, le recuerda todo lo que puede salir mal y lo difícil que es salir del mundo de la imaginación. En ese arco que arma la novela que va desde que Maya deja la niñez hasta que termina la secundaria, en donde el desequilibro se apodera de ella, el mayor miedo aparece desde afuera, cuando tratan de ponerle sentencia y nombre a ese mundo de ilusiones que solamente quiere ser visto, leído.
Al final de la novela se lee lo siguiente: “Maya agarra una rama del piso, presiona con la uña en la mitad y la quiebra. Se la acerca a la nariz y huele la savia. Toda su vida le fascinó ese perfume, esa posibilidad de acceder al centro de algo”. Algo así es lo que quería Maya, ilusionarse con ir al corazón de todas las cosas, pero en el viaje aprendió que el corazón se rompe, se lastima pero también puede recuperarse.
Cerca de la savia es una novela sobre atravesar la ilusión, sobre la adolescencia como un homenaje al tiempo perdido, un complot contra lo real, sobre la locura como posibilidad de traernos otra vez a lo vivo, de crecer como dar saltos fantásticos, de hacer viajes a lo más hondo de nuestros cuerpos y nuestras mentes.
Esta novela funciona como una medicina: la imaginación, los sueños es también lo real, el caldo donde las nuevas formas aparecen, donde las brujerías vienen a curarnos.
31 de mayo, 2023
Cerca de la savia
Marina do Pico
Marciana, 2022
198 págs.