Luego de Lo raro y lo espeluznante, el último libro que publicó en vida, y de los tres tomos de K-Punk, que recopilaron ensayos y posteos, parecía que la obra de Mark Fisher ya estaba cerrada. Sin embargo, la aparición de Deseo postcapitalista, el registro de las clases que dio en la universidad, permiten conocer las últimas indagaciones de un pensamiento tan interesado en describir las causas de la parálisis del presente, como por comenzar a imaginar un futuro superador.
Desde Realismo capitalista, Fisher dio lo mejor de su inteligencia para pensar puntos de fuga a lo que llamó “impotencia reflexiva”. No basta con el reconocimiento de que vivimos en un sistema injusto, alienante y opresivo si se tiene la certeza de que cualquier intento de cambio está condenado al fracaso. Así, en estas clases, los dardos no se dirigen sólo contra el obvio enemigo neoliberal, sino hacia un “escepticismo de izquierda” atravesado por un férreo “superyó leninista” que paralizaría toda praxis transformadora. Como el Marx de la tesis XI, Fisher creyó hasta el fin de sus días que la misión de la filosofía era menos describir el mundo que transformarlo; como en Lenin, “¿qué hacer?” fue la pregunta rectora de su recorrido intelectual.
Las clases impartidas por un profesor que ama su trabajo suelen funcionar como una suerte de laboratorio de su pensamiento. Pensemos en el Curso de Lingüística general o, para no ir tan lejos, en las hipótesis que Ricardo Piglia fue desplegando en sus seminarios. En Deseo postcapitalista asistimos al work in progress de un pensamiento en busca de su forma. Fisher expone sobre aceleracionismo, sobre Marcuse, Lyotard, Marx y Nietzsche, pero como todo buen docente, hipotetiza, ironiza, cancherea y se permite dudar. Además, le otorga una centralidad poco frecuente a las voces de sus alumnos, cuyas intervenciones inteligentes hacen que su propio discurso se vaya modificando. Por eso, no sorprende saber que, tras la prematura muerte de Fisher, siguieran pensando y discutiendo los textos del programa de estudios.
Como en la Introducción inconclusa a Comunismo ácido, el libro que proyectó en sus últimos meses de vida, Fisher revaloriza en sus clases la experiencia de la contracultura norteamericana de fines de los años sesenta y principios de los setenta. Diferenciándose de autores que ven en esos años el germen de la subjetividad neoliberal, plantea que, pese a su fracaso, se habría tratado del último intento de vivir al margen de los mandatos capitalistas. Modernista hasta el fin de sus días, Fisher no mira con nostalgia esos años sino que, más bien, indaga en la potencia de un deseo que creyó y actuó en pos de una vida alternativa al orden laboral y familiar imperantes. En este contexto, no asombra la centralidad que asume la figura del Herbert Marcuse de Eros y civilización, un autor que hizo del cruce entre la tradición marxista y las derivas del psicoanálisis el corazón de su proyecto político y cultural
Coincidiendo con pensadores tan diferentes entre sí como Diego Fusaro o Eric Sadin, Fisher postula que los años neoliberales han reducido la categoría de clase social al mero resentimiento identitario. La vieja conciencia de clase se habría limitado en los últimos años a la diferenciación de un otro percibido como una amenaza, con todas las consecuencias que ello implica: racismo, xenofobia, sexismo. En este contexto, el pensador inglés aboga por una “conciencia de grupo” que le devuelva a la clase su potencial político. Una conciencia que, en la interconexión con otros colectivos sociales sojuzgados, deberá reencontrar la potencia política perdida en tiempos neoliberales.
Una sombra atraviesa las clases de Mark Fisher: la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ¿Cómo fue posible que las masas norteamericanas desearan el fascismo? ¿Por qué semejante fantoche llegó al poder mediante el voto popular? Estas preguntas incómodas atraviesan Deseo postcapitalista. El desafío, nos dicen el docente y sus alumnos, está en la construcción de un deseo que sea capaz de superar al capitalismo ¿Es posible que surja desde sus propias entrañas? La muerte trágica de Fisher dejó trunca la respuesta.
Desde la publicación de Realismo capitalista, Fisher ha encontrado en nuestro país un público lector fiel, posiblemente seducido tanto por la potencia de sus hipótesis como por las múltiples referencias al universo pop, que le otorgan al gusto supuestamente sofisticado una dimensión política. Sin embargo, no está de más preguntarse hasta dónde sus postulados son útiles en tanto herramientas para pensar el presente neoliberal que nos ha tocado en suerte. Mientras las vidas del grueso de la población argentina se precarizan a pasos agigantados y tantos esperamos que senadores y gobernadores de convicciones dudosas tumben un DNU infame, teorizar sobre un hipotético deseo postcapitalista parece un ejercicio de ciencia ficción.
8 de mayo, 2024
Deseo postcapitalista. Las ultimas clases
Mark Fisher
Introducción y edición de Matt Colquhoun
Traducción de Maximiliano Gonnet
Caja negra, 2024
272 págs.