El prevenido lector de Édouard Levé (Francia, 1965-2007) sabe que entrar en cada uno de sus escritos es aceptar de antemano un lúdico y sistemático juego sobre las formas de la narrativa. No resulta arbitrario el señalamiento en itálica de la preposición anterior ya que la cruzada estilística de este autor tiene como norte la superposición de sentido en los textos, volviéndolos artefactos de función (e interpretación) múltiple.
Bajo esa ley se constituye Diario, libro hecho a partir de recortes periodísticos que Levé coleccionó y de los cuales sustrajo toda referencia a personas, lugares o cualquier tipo de rótulo que sirva como rastro de identificación. Ejemplo de impersonalización personalizada ya que aún de esta forma podría intuirse que es un ejercicio de su factura. Este movimiento, que va de lo general a lo particular, corre de posición a la función de 'matutino' y la lleva al lugar de 'registro íntimo'. A partir de esta acción cabría preguntarse entonces cuánto de nosotros hay en la prensa escrita; o quizá pensarlo al revés e indagar cuánto de la prensa escrita puede todavía interpelarnos.
Un interesante diálogo se podría establecer con dos ejercicios vernáculos como lo son Died de Ezequiel Alemian y La cadena del desánimo de Pablo Katchadjian. Lo que acerca a estos ejemplos al libro de Levé es la materia de la cual se valen, es decir, del periódico y lo que los aleja es menos el 'tema' (la utilización de necrológicas en el caso de Alemian; declaraciones de personalidades en el de Katchadjian y un uso extensivo de las secciones del mismo en el de Levé), que lo que el escritor hizo con los recortes seleccionados; allí el autor de Autorretrato decide ir más lejos sustrayendo, cuando lo que hicieron los otros dos fue no intervenir directamente en los textos. En todo caso, lo que pone en relieve cualquiera de estas intervenciones, es que el legado de las vanguardias (como disparador de la escritura, o incluso como negación de la misma) es todavía productivo.
También pueden seguirse las recomendaciones de Matías Battistón (brillante traductor de la obra completa del francés) y leer el Diario "como una seguidilla de microrrelatos guiados por Levé", dejando atrás el hecho de que se trata de un ejercicio à contraintes. En todo caso y si se hace caso expresamente a la función que el autor pensó para con su texto uno encuentra que, en efecto, se trata del reverso escritural de su muestra Actualités: anodinas postales, frescos que llevan a lugares comunes del imaginario paisajístico, político/burocrático y de agenda que dejan en su ensamblado un vacío de sentido, aunque a la postre sea ese vacío justamente lo único que queda de nuestra experiencia como sujetos contemporáneos.
18 de noviembre, 2020
Diario
Édouard Levé
Traducción de Matías Battistón
Eterna Cadencia, 2020
128 págs.