Me resultó curioso que en Rosario, ciudad que habito desde hace algunas décadas, y donde creía estar al tanto de la mayoría de las personas dedicadas a la literatura, existiera una editorial y un editor, escritor y traductor, Pablo Bagnato, con un proyecto tan sólido y atractivo como el que desarrolla a través de Miércoles 14 Ediciones. Conocerlo y tener en mis manos sus libros, las traducciones que él mismo realiza, acompañadas con cuidadas ilustraciones de artistas gráficos, le demostró a mi vanidad que me falta mucho por aprender y que mi ciudad puede seguir sorprendiéndome gratamente por los emprendimientos literarios que se generan entre el humo de los incendios de las islas, las heridas de la pandemia y las imágenes de los crímenes narcos que nos devuelve el espejo deformante de los medios de comunicación.
Justamente Miércoles 14 Ediciones publicó, con una traducción hecha "acá", los catorce cuentos de Lord Dunsany reunidos en el volumen titulado El libro de las maravillas (The book of wonder, 1912). Este libro se suma a la colección "Tesoros" que conforman, entre otros: El mundo de los escenarios de Jerome K. Jerome; El monstruo de Stephen Crane; El despertar de H. G. Wells.
Edward John Moreton Drax Plunkett (1878-1957), mejor conocido por el seudónimo de Lord Dunsany, en su carrera de escritor incursionó tanto en la narrativa como en el teatro. Las biografías resaltan que fue, por un tiempo, apadrinado por William Butler Yeats y que sus relatos y novelas inspiraron a J. R. R. Tolkien, a Arthur C. Clark y a Lovecraft. También Borges le dedicó algunos elogios y lo utilizó de referencia para teorizar sobre los diversos modos en que se concreta el género fantástico. Agrego que en algunas de las ciudades invisibles de Italo Calvino podemos hallar su resonancia en los arabescos y descripciones de los extraños reinos que son el ambiente de las narraciones de Lord Dunsany.
Ilustración de Santiago Contín y Jerónimo Veroa
Como todo libro que inventa uno o varios mundos con una geografía propia, el extrañamiento del lector se hace patente a partir de los nombres que designan a los lugares, que conviven con referentes reales. De este modo, junto a Londres, especialmente, Tenerife, Madrid y Florencia, se encuentran la Tierra Dudosa, Teth, Snarp, Moungga-ling y Bombasharna. También los seres humanos, comunes y corrientes burgueses y asalariados o reyes y princesas conviven con los Gibbelins, con la araña ídolo Hlo-hlo o los mipt, seres que se forman combinando en iguales dosis hadas y gnomos. Se suceden en estas páginas los relatos de sigilosos ladrones que se lanzan a empresas suicidas para apropiarse de joyas y tesoros que se hallan resguardados por seres que saben cómo defenderlos; las historias de dioses menores, caprichosos y ególatras; otras que involucran a seres mitológicos como centauros y caballos alados; y algunas que respiran el aire de las leyendas o de los cuentos de Las mil y una noches, con la intervención de objetos prodigiosos que sorprenden por sus poderes.
Sin embargo, la fantasía exuberante y la imaginación prolífica no son invitaciones a la frívola evasión, ni componen lecciones de burda moralina. Si bien la exhortación que el autor coloca en el frontispicio del libro ─"Acompáñenme, damas y caballeros que ─comprensiblemente─ estén cansados de Londres. Acompáñenme todos aquellos que estén agobiados por el mundo que conocemos... nuevos mundos nos esperan"─ se puede entender como una propuesta de ligero escapismo, los relatos que nos esperan nos interpelan de diversas maneras. Planteando solapados dilemas morales, habilitando identificaciones o enfrentándonos a los peligros de la ambición desmedida, de la codicia, de la cobardía e incluso de la misma evasión irresponsable de la realidad. Porque son los mismos defectos que afectan a los hombres del mundo ordinario los que arruinan a los protagonistas de estos relatos. La avaricia, la vanidad, el egoísmo, la estulticia, entre otros, acaban por malograr las intrépidas aventuras de los personajes de "Las plegarias irrespetuosas de Pombo, el idólatra", al capitán pirata Shard de "El saqueo de Bombasharna" o a la hija del príncipe mercader en "La inquietante historia del joyero Thangobrind", por mencionar algunos casos. Por otra parte, no está de más recordar que evadirse se ha vuelto una necesidad para los espíritus que luchan contra la masificación que, desde la mitad del siglo XIX, se impone en la floreciente ciudad moderna. Como nos ilustra Benjamin en "Sobre algunos temas en Baudelaire", así le sucede en Londres a "El hombre de la multitud" de Edgar Allan Poe; al "flâneur" baudeleriano en París y al narrador de Proust en su búsqueda del tiempo perdido por los laberintos de la memoria involuntaria. Para todos ellos, como para Lord Dunsany, evadirse es resistir a la alienación y al enajenamiento.
Del conjunto, dos relatos me parecen sobresalientes. "La Casa de la Esfinge", cuya voz narrativa en primera persona consigue un inquietante clima de indefinición y ambigüedad en el que vibra la locura; y "La ventana maravillosa", objeto mágico que le permite al señor Sladden, empleado en un negocio, sentirse un dios vouyerista que observa, desde su miserable habitación, el devenir de una ciudad medieval donde flamean banderas con "dragones dorados sobre un fondo del más puro blanco".
Como sus remotos antecedentes (casi) homónimos: El libro de las maravillas de Marco Polo y El libro de las maravillas del mundo de Juan de Mandevilla, aquí también el viaje, imaginario en este caso, sirve para describir mundos que nada tienen que ver con lo conocido, con el universo referencial del hombre occidental a comienzos del siglo XX. A su vez, estos viajes propician la aventura y la experiencia, el conocimiento de los otros y de uno mismo, impulsándonos a balbucear entre dientes, cambiando Ítaca por Londres, aquellos memorables versos de Kavafis:
Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Tal vez, en estos tiempos de vida recluida y de bombardeos de imágenes visuales explícitas, la alquimia mágica y el poder creador de la palabra de Lord Dunsany nos brinden un estímulo para resistir, con integridad e ironía, las noticias nefastas y la violencia que proponen los sitios de streaming.
2 de septiembre, 2020
El libro de la maravilla
Lord Dunsany
Traducción de Pablo Bagnato
Ilustraciones de Nahuel León
Miércoles 14, 2020
129 págs.