El cuidado y la belleza con la que ciertos libros son concebidos ab initio en materia editorial embisten contra una compulsión propia de cierta clase de lector que encuentra en el subrayado, la marca, el comentario caligráfico sobre el papel, un particularísimo goce de apropiación. Libros enteros, de hecho, han sido dedicado a este (muy poco sutil) trabajo de confiscación de parte del lector (recuérdese, a tal efecto, el título simbólico de un importante libro de ensayos de María Moreno: Subrayados). Con la elaborada edición por parte de Portaculturas de El más y el menos, el personalísimo libro del napolitano Erri De Luca (1950), ocurre algo semejante, al punto tal de que se produce en dicho tipo de lector una pregunta desconocida hasta el momento: ¿puede este libro marcarse?
De cualquier manera, es fácil conjeturar que un autor como De Luca encuentra en la marcación del libro un justísimo signo de lectura: la obra literaria no podría ser nunca objeto de contemplación vacía, de adoración abstracta. Por el contrario, afirma en una entrevista, la literatura se inviste de cierta funcionalidad. “Si yo atravieso un bosque en otoño y no conozco los nombres de los árboles –sostiene– el bosque es solo una masa de vegetación. Pero si conozco los árboles y sé por qué se encuentran precisamente ahí, soy capaz de leer el bosque. Esa es la función de la literatura, te hace leer la realidad”.
En esta actualidad tajeada por el capitalismo virtual, de ideologías endebles, de posicionamientos laxos o, por el contrario, irracionalmente fanáticos, El más y el menos arriba como una criatura extraña, próxima al compromiso político, a un autor que defiende sin melancolía la maquinaria revolucionaria de la que formó parte en la Italia de los setenta. De Luca alcanzó a incorporarse en las luchas del '68 y militó en la extrema izquierda de Lotta Continua; obrero, camionero, participante como apoyo humanitario en la guerra de los Balcanes, traductor, alpinista, publicó su primer libro, No ahora, no aquí, cerca de los 40 años, para contar hoy día, a sus setenta y tantos, con más de sesenta obras publicadas.
Con la excepción de algún relato y del poético apartado final, El más y el menos juega su apuesta en el campo del ensayo breve, de la experiencia digna de ser consignada, por razones tan personales como políticas. Despunta, así, a una temprana edad, la aparición de la escritura. Por la extensión y el desarrollo de la composición, el profesor cree que el jovencísimo alumno Luca se ha copiado. La autoridad y la jerarquía demostraban ya su capricho e injusticia. ”Soy alguien que desde aquel día –afirma el autor– se puso a escribir para forzar los límites de su entorno”. El feliz recuerdo de la ceremonia culinaria no se hace esperar. Junto al descubrimiento de la escritura se presenta de inmediato el valor ritual de la cocina y del almuerzo familiar en lo de la abuela materna. ”No tengo temperamento místico pero el poco que me ha tocado en suerte lo probé, lo tuve sobre la lengua, durante los domingos de la infancia. Aquella mesa festiva asume en el recuerdo la forma de un altar”.
Luca no olvida, desde luego, el suplicio que, siendo niño, vio padecer a obreros (y el que sufrió, en su propio cuerpo, años más tarde) durante su jornada laboral o, mejor dicho, su jornada infernal. Dante, sugiere, hubiera debido agregar un círculo del infierno: un torbellino eterno de polvo y ruido encegueciendo al trabajador de la construcción, que tiene inscripto en la materialidad maltrecha del cuerpo el doloroso paso del tiempo.
Los padres, la condición napolitana, las luchas sindicales, las Sagradas Escrituras, el alpinismo, el cruce o la distancia entre literatura y experiencia; Luca retoma cualquier acontecimiento significativo de su vida con la certeza y la claridad del que se sabe honesto en su obrar; de aquel que ha actuado, si no de manera justa, por lo menos, de buena fe. Vaya este consuelo para el lector que duda en subrayar o anotar este cuidado volumen. Resulta cuanto menos razonable dejar nuestra firma en estos objetos que –para bien, siempre para bien– nos marcan, por lo menos, un rumbo de vida.
27 de marzo, 2024
El más y el menos
Erri De Luca
Traducción de Javier Folco
Portaculturas, 2023
156 págs.