Hay problemáticas que, en sus múltiples facetas, condensan y exhiben las marcas sobresalientes de una época, revelando un estado de la subjetividad colectiva. La problemática migratoria en Europa, en la que confluyen políticas erráticas, identidades en disputa, destinos errantes, intereses cruzados, naufragios, deportaciones, rencores mal gestionados, violencias de todo tipo y lisa y llana xenofobia, es un caso ejemplar que ha redundado en una profunda crisis humanitaria, reconfigurando el horizonte ético y político del continente.
¿Puede la escritura desde su especificidad, es decir en un más allá del andamiaje que otorgan los géneros, decir algo al respecto? Exploración del flujo articula un intento, en el que su autora, la escritora rusa de origen judío Marina Skalova, hace su descargo (primero con rabia y luego con impotencia, según nos dice), dando cuenta menos de sus ideas al respecto que de sus afectaciones.
La escritura por lo tanto funciona en este caso como una suerte de catarsis, a través de la cual la Skalova cartografía su particular enfoque de la cuestión. Intermedia en el proceso para nosotros Ariel Dillon, con una traducción que se ajusta perfectamente al tenor de la propuesta.
Aun cuando por momentos se alude a problemáticas específicas y se esbozan algunas líneas conceptuales, no se trata de un ensayo. Tampoco se trata de un poema, siendo que sobre el final hay lugar para algunos versos y que en el discurrir general de su escritura pareciera primar un pulso de inspiración poética.
En correspondencia con lo medular del contenido, de lo que se trata más bien es de una textualidad sin género que es lo que resulta del fluir de la escritura. Un fluir por cierto afín a la dinámica rizomática según la postulan Deleuze y Guattari en la introducción a Mil mesetas, sobre todo en lo que refiere a los principios de conexión y heterogeneidad, según los cuales “eslabones semióticos de cualquier naturaleza se conectan en él [en el rizoma] con formas de configuración muy diversa, eslabones biológicos, políticos, económicos, etc..., poniendo en juego no sólo regímenes de signos distintos, sino también estatutos de estados de cosas”.
Eso precisamente es lo que hace la autora de este libro, tomando como punto de partida y variable constante para abordar la crisis migratoria en Europa la palabra “flujo”, término recurrente que, globalización mediante, se ha convertido en una suerte de lugar común y signo de los tiempos. El término alude en principio al flujo humano implícito en el flujo migratorio, pero, en el discurrir desregulado de la escritura, refiere también al flujo financiero, al flujo de la información en las redes, al flujo de las mareas, a los flujos corporales (en particular al flujo sanguíneo), entre otros. Cabe aclarar que estas heterogeneidades no operan disociadas, sino que se interconectan, intentando activar el potencial metafórico implícito en los encuentros.
Todo se juega en estos juegos del lenguaje, asumiendo como lógica de funcionamiento un devenir continuo en el que se generan encuentros supuestamente inesperados que en su conjunto componen una red de significaciones múltiples. En el proceso, se van conformando provisorias cadenas semióticas compuestas por una sucesión de términos relativamente afines: “mar”, “olas”, “inundación”, “invasión”, “migrantes”, “fluctuantes”, “torrentes”, “sangre”, “virus”, “enfermedad”, “antibióticos”, “campos de detención”, “deportación”, etc., que la escritura hilvana componiendo una suerte de caja de resonancia en la que la problemática en cuestión se muestra en todas sus dimensiones.
Europa aparece figurada irónicamente como “una fortaleza”, sostenida por “principios”, que son puestos en jaque por “olas” de “migrantes”, a los que la cautela prejuiciosa visualiza como “infectados” (“El temor es que, a la larga, si la puerta se deja abierta demasiado tiempo, los principios se acatarren y desarrollen enfermedades”.) Como es evidente, los campos semióticos se solapan, haciendo colisionar términos coincidentes de ámbitos disímiles, de tal modo que las células cancerígenas derivan en células terroristas, que se propagan a través de las redes sociales, que atrapan a incautos generando focos infecciosos y metástasis en el corazón del sistema.
De la elección de los términos que componen las mezclas en la que los campos semánticos se entreveran, y del modo en el que la escritura los entrelaza, depende el potencial de esta propuesta, que claramente apuesta por la exploración de lo que ocurre y se genera en los encuentros (mixturas e intersecciones) entre las figuras dispares que se ponen en juego. En este sentido, cabe señalar que los motivos elegidos son a veces estereotipados y que los encuentros propuestos resultan en algunos casos un tanto forzados, lo que de algún modo atenúa la capacidad sugestiva del procedimiento.
Escrito desde el impacto personal, este texto (o flujo textual) se propone claramente impactar en referencia a una cuestión humanitariamente acuciante, lo que en última instancia ocurrirá (si es que ocurre) en la experiencia de lectura según las particularidades sensibles e intelectivas de sus eventuales lectores. Como resabio, en cualquier caso, queda flotando la incómoda pregunta acerca de lo que puede la literatura frente al presente, pregunta que la propia autora se hace y responde con relativo pesimismo sobre el final.
27 de noviembre, 2024
Exploración del flujo
Marina Skalova
Traducción de Ariel Dilon
Paradiso, 2024
72 págs.
Crédito de fotografía: Eddy Mottaz.