En Fibra lectora, Martín Jali (Buenos Aires, 1984) –licenciado en Letras por la UBA, fundador del club de libros Escape a Plutón y de la editorial digital Neural, que codirige junto a Matías Buonfrate– parte de la base de nuestra experiencia colectiva del tiempo y del ocio para pensar –tal como reza la bajada del libro– “el futuro de la lectura en la era del deseo digitalizado”.
Con un lenguaje directo, coloquial, en este híbrido entre diario y ensayo, Jali indaga en algunas de nuestras costumbres extintas –en esas costumbres y modos de consumo que responden a un mundo más analógico que digital; un mundo que si bien da la sensación de que forma parte de un pasado remoto, prehistórico, pertenece a un pasado reciente–, en el sentido que le dábamos a nuestro tiempo libre “antes de que la economía de la atención nos convirtiera en usinas de producción y recepción de imágenes y palabras” para reflexionar, desde ahí, acerca de nuestro presente y nuestro futuro.
En un presente signado por “la economía del dato, las estadísticas avanzadas, el desarrollo de la inteligencia artificial y la cuantificación”, frente a una abrumadora oferta de contenidos, a una planicie de textos en la cual resulta difícil separar la paja del trigo, Jali analiza nuestros impulsos lectores y plantea una pregunta inquietante de cara al futuro: “¿cómo serán las playas a las que lleguemos después del naufragio, serán perfectas y hermosas como nuestros sueños o cubiertas de basura digital?”.
Mientras crecen las redes horizontales de interacción y se expande la figura del influencer literario (fenómeno que, según observa Jali, no sólo se puede explicar por la caída en el impacto de la academia y la crítica literaria sino también por el repliegue de los intelectuales); mientras los algoritmos, lejos de ampliar y expandir nuestra sensibilidad, afianzan nuestros gustos y nuestros patrones de conducta, aislándonos y volviéndonos cada vez más individualistas y menos permeables a lo distinto, Jali considera urgente “comenzar a interpretar nuestro presente e imaginar el futuro que se avecina antes de que otros lo hagan por nosotros”.
Hoy –lo verificamos a diario– ya no importa tanto aquello que se escribe sino la tecnología que lo distribuye y las reacciones que genera. En ese contexto, Jali observa una oportunidad para las pequeñas editoriales: la creación de lazos solidarios que trasciendan esa lógica y logren hacer perdurar el intercambio genuino. Y plantea una posibilidad a la hora de seguir haciendo literatura: transformar la escritura en una forma de no-escritura (“escribir textos inhallables dirigidos a lectores imposibles”) y desarrollar algoritmos afectivos que nos permitan construir comunidades sensibles.
Un doble maridaje sugerido para Fibra Lectora es, por un lado, El amor por la literatura en tiempos de algoritmos (Siglo XXI, 2019), de Hernán Vanoli, y por el otro, La escritura aumentada (Eterna Cadencia, 2021), de Eric Schierloh. Dos obras con las que Jali establece un diálogo fértil que no sólo revela las encrucijadas de un presente en el que el encanto y la belleza conviven de un modo difuso con la saturación y el desecho, sino que nos permite vislumbrar que, ante un panorama desolador, existen múltiples oportunidades.
La clave, según Jali, parce residir en el hecho de tratar de salirnos por un momento de nuestro fatal rol de prosumidores –ese rol que, buena parte del día, nos mantiene actuando (consumiendo y produciendo) maquinalmente– y apostar un pleno por la imaginación; en atreverse a concebir un futuro inspirador y actuar en consecuencia, diagramando y ejecutando nuestros movimientos como si ese futuro que imaginamos estuviera destinado a cumplirse.
10 de enero, 2024
Fibra lectora
Martín Jali
Neural, 2023
49 págs.