La pregunta en torno a lo que sucede por afuera de uno mismo, es decir, el 'indagar' sobre aquello que nos excede y a la vez nos representa, parece atravesar las eras de la sensibilidad humana rozando inclusive nuestro presente fáctico. Esta pregunta puede abordarse desde el plano de la formulación filosófica o bien puede, entre otras variantes posturales, ejercerse desde el dominio de la praxis: no es sino a través del recorte del afuera en unidades discretas, con su consiguiente apropiación y reinterpretación, que se logra concebir una idea de mundo.
El mundo visual de Andrea Schvartzman Porter (Buenos Aires, 1970) incorpora materiales que provienen de la expresión pictórica de los colectivos porteños. Durante años estos populares medios de transporte siguieron un proceso de complejización de su señalética, tanto en la elección de patrones que facilitaran su inmediato reconocimiento, como en el de asentar un imaginario sui generis: ante la homogeneidad bipartita de los taxis y la monocromía de los subtes/trenes, los colectivos de línea parecían imponer una miríada de sensaciones que sentaban sus bases en el color o, bien mirado, en el vario entrecruzamiento de los mismos.
La autora reconoce que el proceso de indagación le llevó su tiempo –cuesta descifrar lo que nos conmueve y cuál es su mecanismo interno– hasta que todo cuajó de manera armónica; primero como fotografía y luego como su decantación hacia la pintura, Schvartzman Porter parece invertir el dogma natural de la representación: si en el pasado la foto se impuso como la inevitable y sucedánea captura técnica del instante, este es el momento de retornar en ralentí a la representación que la mano tiene para ofrecer. Vemos cómo el concepto, a lo largo de secuencias, disposiciones orquestadas, insinuaciones seguidas de una reflexión ad hoc, impregna de narratividad al libro en su conjunto.
Es, efectivamente, la historia de un hacer placentero y a la vez opera como una manifestación clarividente, la insistencia de una idea que se refuerza a través de iteraciones. Cuadro a cuadro o en numerosos fotogramas vamos entrando en el universo colorimétrico que Andrea Schvartzman Porter nos señala, entretanto nos vamos fundiendo poco a poco en un río abstracto de reminiscencias suprematistas y nos sentimos parte, por qué no, de ese colectivo invisible que nos trasporta espacial e imaginariamente al universo de la imagen.
2 de noviembre, 2022
Inconsciente colectivo
Andrea Schvartzman Porter
Proyecto Ronda, 2021
104 págs.