A sus cuarenta y seis años, y luego de enviar una serie de notas a su hijo, una carta a Manuel Gálvez y de redactar un texto –una oración– de despedida, Alfonsina Storni decide arrojarse al mar desde el espigón del balneario marplatense Club Argentino de Mujeres para poner fin a su vida. Es –dicen muchos, de manera algo trillada aunque no poco acertada– su último viaje. Un último acto –para alguien que profesó el teatro y la declamación– que irradia retrospectivamente un aura lúgubre sobre la obra y la figura de una poeta; aura que pudo no haber estado allí (más allá de que la melancolía haya teñido mucho de sus primeros versos) pero que resulta, desde ese preciso momento, casi imposible de obviar.
Este último viaje de la escritora –sostiene Alejandra Laera en el jugoso estudio preliminar a Instantáneas de mundo, la compilación de textos de Storni a cargo de Fondo de Cultura Económica– bien podría concebirse, es cierto sentido, como un lugar común. Y sin embargo, afirma con claridad, no lo es, sobre todo “si pensamos que su vida y su condición de poeta estuvieron enmarcadas por desplazamientos definitorios, si pensamos que ella misma hizo del viaje una imagen metafórica en sus poemas, si pensamos, finalmente, que el viaje incidió en las transformaciones que tuvo su poética al pasar de una suerte de tardomodernismo romántico a una expresividad de corte formalista. Alfonsina viajera es la que se va y al irse potencia todo lo que dejó”.
Alfonsina, entonces, y los viajes, puesto que de ellos (de los viajes y los viajeros) versa la colección de la editorial, que parte del siglo XIX para llegar a la actualidad, de Lucio V. Mansilla y Rubén Darío hasta Clarice Lispector, Sara Gallardo o Victoria Ocampo. En Instantáneas del mundo se articula un volumen centrando menos en la cronología que en la temática. Poesías, entrevistas, crónicas, notas periodísticas, diarios de viaje conjugan una mirada –tan asertiva como atenta a los matices– en la que Storni dice lo suyo con un brío elaborado.
En principio, podría afirmarse que Storni se desplaza por el interior de la ciudad de Buenos Aires, auscultando la urbe en sus tipos y humores, definiéndola poéticamente, analizando, incluso, en una conferencia de mitad de los años treinta, los aires propicios para unos tímidos vientos feministas. En sus primeras recorridas callejeras, en los albores de la década del veinte, Alfonsina inaugura el interés citadino y periodístico que Roberto Arlt ejercerá con maestría, años después, con sus aguafuertes.
Pero es probablemente en su trabajo para el diario La Nación a fines del veintinueve y comienzos del treinta, en un registro poético de su viaje a Europa, donde la maestría verbal de Storni refulge de un imaginario oscuro e hipnótico. El mar se afantasma; Wordsworth y Poe esbozan los signos que Alfonsina escribe sobre el Golfo de Santa Catalina. “Siento como mía la voluntad del barco que lo doma [al mar]. Un impulso ancestral me exige el gobierno del timón. El mar, descontrolado, se niega al barco, y forma grandes pozos verdinegros. Están hechos de ojos de ahogados, transparentes, acuosos, suplicantes, teñidos de algas obscuras, estriadas de espumas hirvientes, epilépticas”. Y finaliza: “No puedo apartar los ojos de aquellos profundos valles marinos. Comprendo el origen de la vida. Desearía bajar al fondo del mar. Bajar con los ojos abiertos, caminar libre por sus cavernas, respirar en su masa”.
Con un estimable registro fotográfico y facsimilares de cartas y portadas de diarios, Instantáneas de mundo traza una imagen vivaz y enérgica de Alfonsina. Más allá del suicidio, de la languidez y la melancolía, de su ininteligible atracción por el mar, sus constantes movimientos (a Rosario, a Mar del Plata, al sur patagónico) inspiraban otro movimiento, vital y enriquecedor: el de la escritura en diversos registros y, simultáneamente, como trabajo remunerado. La de Storni fue una vida en convenio con la poesía y la intransigencia, una apuesta persistente por una existencia singular e iconoclasta que supo conquistar –para ella, para todas– un lugar y un lenguaje desde el que nombrar su ambivalente deseo.
17 de enero, 2023
Instantáneas de mundo
Alfonsina Storni
Selección y prólogo de Alejandra Laera
Fondo de Cultura Económica, 2023
337 págs.