El lugar común dice que Juan José Saer a lo largo de su vida ocupó un lugar marginal en la literatura argentina, que sus grandes textos apenas fueron leídos al ser publicados, que si no fuera por la labor (a veces descrita con autocelebratorios tintes épicos) de cierta crítica su obra habría quedada relegada al olvido o, a lo sumo, a la lectura entusiasta de un puñado de iniciados. Es posible que haya pasado eso. Pero lo cierto es que desde la década del ochenta Saer dejó de ser una figura excéntrica para transformarse en un nombre central de nuestra literatura. Beatriz Sarlo, con el fervor canonista que caracteriza sus intervenciones, vocifera que se trata del mejor escritor argentino después de Borges. En tanto, los libros que abordan su obra no dejan de publicarse. De aquel Saer secreto, héroe de la negatividad solo queda una sombra, un mito sepultado por congresos, papers y parques temáticos que llevan su nombre. Quizás por eso ahora es posible leerlo sin la urgencia de la reivindicación para atenerse a las significaciones que emanan de su escritura, magnética y adictiva. Esto es lo que se propone Roberto Retamoso en Juan José Saer: la narración como ensayo.
Se suele decir que un clásico es aquel texto que admite múltiples y novedosas lecturas. Ahora bien, ante la proliferación de textos sobre Saer, el lector podría preguntarse qué tanto más se puede decir sobre una obra constantemente revisitada. Retamoso responde a esta inquietud, afirmando que en el leer no debe primar la búsqueda de la novedad: “La lectura –entendemos– depende menos de métodos y protocolos que de actos singulares de aprehensión”. Si la novedad obedece a las leyes del mercado (y, en este sentido, el académico es un mercado más) la lectura, en cambio, es singular y única, siempre y cuando active un diálogo productivo con el texto. Si Saer ha sido leído hasta el hartazgo bajo la sombra de Adorno, Retamoso vuelve al viejo dialogismo bajtiniano, menos como marco teórico que como motor de una lectura que, necesariamente, se escribe.
Retamoso se centra en aquellos textos en los que Saer llevó al extremo su experimentación formal: “Sombras sobre vidrio esmerilado”, El limonero real, “La mayor”, “A medio borrar”, Nadie nada nunca: esos títulos que nadie en su sano juicio recomendaría a un neófito para iniciarse en la obra del santafesino. La elección no es arbitraria ni obedece sólo a las leyes del gusto personal. Más bien, se corresponde a la hipótesis que sostiene los diferentes ensayos del volumen: Saer, en sus textos más acabados, escribió como quien ensaya, llevando al límite las formas de la tradición literaria. Hasta el límite pero sin que se produzca una ruptura: el Saer de Retamoso, a diferencia del de Piglia, no es un vanguardista. Las formas heredadas (la del cuento, la de la novela, la del realismo) son puestas en tensión, sí, pero sin llegar jamás a la violencia de la ruptura total.
En un presente en el que buena parte de la crítica parece atada al paradigma teoricista, Retamoso lee ateniéndose a la materialidad del texto. Las apelaciones a contextos literarios, políticos o filosóficos son escasas y surgen siempre a partir de una lectura morosa de las narraciones saerianas ¿Retorno al ¿Viejo formalismo? Más bien, reivindicación de la lectura literaria, del indagar en las significaciones que ofrece la riqueza de la escritura. Retamoso se detiene en los hipérbaton, en los modos verbales, en los juegos polisémicos, en las construcciones rítmicas, con un detenimiento sólo posible por la inteligencia y el amor lector. Este abordaje encuentra su forma en una escritura clara, elegante y rigurosa, con un ritmo sostenido en base a párrafos breves, en su inmensa mayoría, compuestos por apenas dos oraciones.
A lo largo del derrotero hacia la canonización, la crítica ha perfilado varios Saer: el héroe de la negatividad, el atravesado por el psicoanálisis, el escritor político, el talibán adorniano. La apuesta de Retamoso puede parecer más humilde pero es, sin dudas, más amorosa y tiene mayor rigor: leer y dialogar con Saer en el espesor de su escritura, ateniéndose, con las herramientas de la mejor pedagogía y sin pretender explicarlo, a aquello que lo hace uno de los autores fundamentales de la literatura en nuestro idioma.
6 de marzo, 2024
Juan José Saer: la narración como ensayo
Roberto Retamoso
Ubu ediciones, 2023
279 págs.