Para quienes fuimos amigos de Abelardo no es ninguna sorpresa que dejara un libro de poemas sin editar. A varios de nosotros nos había leído alguno que otro. Y siempre nos dejaba con las ganas de conocer más, pero Abelardo era implacable con eso: unos pocos sí, más no.
No nos asombra, tampoco, porque muchas veces había manifestado que, para él, todo escritor que se preciara de tal era, ante todo, poeta. Y de hecho, aunque fuera al comienzo de su carrera, Abelardo había escrito, efectivamente, poemas. Para él, la poesía era el sostén y la forma más alta de la literatura.
De manera que desde ese punto de vista no nos puede más que regocijar que los poemas que fue atesorando a lo largo de los años aparezcan ahora, salvados de las periódicas deflagraciones a las que sometía a casi todos sus poemas. Los salvados, probablemente, fueron lo que pensó que se publicarían después de su muerte.
Lo que sí fue una sorpresa fue tener finalmente ante los ojos, convertido en un bello objeto La fiesta secreta –tal como bautizó a su libro con una expresión cargada de sentido. Y después el ritual feliz de leerlo, ya que sin duda es un libro mayor donde se advierte la decantación a la que llegó tras sacrificar esa gran cantidad de poemas a la que me he referido.
El texto puede leerse, casi, como una autobiografía. Los poemas se van sucediendo en forma cronológica y respondiendo a los acontecimientos de su existencia. Y digo existencia, pues si algo son estos poemas –además de excelentes– es existenciales, ya que aparecen todos los temas que hemos visto desfilar en su deslumbrante obra de ficción: la muerte, la locura, el alcohol, la dimensión trascendente, el amor, la postura ideológica, el deslumbramiento ante el mundo y los recuerdos de esos momentos constitutivos que fueron la infancia y una adolescencia adelantada para su edad.
Porque cuando leemos los numerosos poemas escritos por Abelardo entre los 17 y los 21 años incluidos en La fiesta privada, no podemos sino quedar sorprendidos y admirados ante tanta madurez temática y formal, al punto que, confirmando su afirmación respecto de los escritores y la poesía, su obra de ficción parece sustentarse en los poemas que tenemos el privilegio de leer.
Pero también –y no en menor medida– es fundamental la intertextualidad con esos grandes amores literarios que configuraron su imaginario y su estilo como Poe, Rilke, Unamuno, Borges, Verlaine o Lowry. Porque su poesía, al igual que su obra en prosa, es un diálogo apasionado con la literatura, que impregna cada verso y lo hace resonar.
Y si esto ocurre con temas e intertextualidades, merece destacarse el admirable manejo de las formas poéticas tradicionales –hay sonetos de una perfección que nos hacen pensar en Marechal–, del ritmo y de la perfección de las asonancias en los poemas en verso libre. Se revela, además, como un maestro de la prosa en los bellísimos poemas en prosa y en las microficciones, de las cuales “Ondina" había incluido ya en uno de sus libros de cuentos.
Leemos La fiesta secreta con el lápiz en la mano para subrayar muchos versos deslumbrantes: “Invento historias como quien dibuja/ la cara que tendrá después de muerto" ("Las palabras"); "Te dejo alta y desnuda para el amor y el tiempo" ("Última palabra"). Hay, también, poemas enteros que guardaremos en la memoria tras la lectura y la relectura.
Porque como todo gran libro, La fiesta secreta es un libro para releer, ya que cada lectura nos revela aspectos que no habíamos visto en la anterior. Y tiene una densidad que nos hace pensar en las capas de una cebolla desprendiéndose entre las manos.
Si lo que le toca a Abelardo –que es todo el libro– es excelente, el prólogo de Gabriela Franco hace justicia a la belleza y la profundidad del libro y nos prepara para el deslumbramiento que vendrá al leerlo. Porque se trata de un libro cuyos poemas hubiéramos deseado escribir nosotros. Sólidos y contundentes entre las páginas de esta fiesta que ya no es secreta gracias a Sylvia Iparraguirre y al cuidado de la edición a cargo de Gabriela Franco y Eduardo Mileo.
En síntesis, una auténtica fiesta secreta para el lector.
13 de julio, 2022
La fiesta secreta
Abelardo Castillo
Ediciones en danza, 2022
138 págs.