Semejante a una trama policial que cuenta con una historia del crimen y una historia de la investigación La otra mitad del universo (Inés Arteta), sin ser un policial, está narrada desde esta urdimbre. La historia de la investigación, contada en primera persona, tiene a Luisa por protagonista, una mujer de treinta y nueve años, madre, esposa y docente, cuyo deseo está absolutamente volcado hacia un tema que le resulta fascinante: la historia de Lilit. El mundo académico le refriega por el rostro que ya está vieja para doctorarse en Historia, que las obligaciones laborales, maritales y maternales la alejan de poder estar a la altura de las circunstancias de un ámbito que exige el cumplimiento por encima de las vicisitudes de la vida misma. La historia del crimen, en esta oportunidad, contada por momentos en tercera persona, estaría dada también por el misterio que esconde un crimen acometido, intencionalmente, por toda la historia de la Cultura: el silenciamiento y ocultamiento de los textos sagrados escritos por una mujer y que hablaban no solamente de la figura de Lilit sino también de la divinidad femenina o la parte femenina de Dios.
La otra mitad del universo narra la historia de una investigación, al igual que la tragedia de Edipo, pero ya no se trata de saber quién mató a Layo sino de saber quién y por qué ocultó estos textos que datan del siglo X a.C. Siguiendo la tradición fundada por Umberto Eco en El nombre de la rosa (en donde también descubrimos, en clave policial, a los sosías de Sherlock y Watson) es la búsqueda de un libro, de las interpretaciones de este libro y de su permanencia a lo largo de tres mil años el objeto sobre el que circula el deseo, el poder y el misterio.También nos encontraremos ante una biblioteca custodiada y una bibliotecaria, un texto desaparecido y toda una tradición hermenéutica que descubrir. Una de las cuestiones más atractivas de la novela de Arteta es que todos los factores que hacen a la pesquisa se inscriben en una genealogía femenina, ajena a la lógica aristotélica.
Dentro de los tres epígrafes que preanuncian la trama hay unos versos de "Las zapatillas rojas", el poema de Anne Sexton: "No son mías./ Son de mi madre./ Antes fueron de su madre./ Legadas como una reliquia/ pero escondidas como cartas vergonzosas". Como suele suceder una y otra vez en reiterados relatos, tanto bíblicos como populares, la heredad se produce entre una vieja y una joven, es decir, entre abuela y nieta, quedando la generación de la madre por fuera de este linaje. Este modelo es el que sigue el argumento de La otra mitad del universo, es la abuela Louise que entrega a su nieta Luisa la curiosidad (atributo rebelde por antonomasia).
De este modo Luisa, en el presente, se convierte en la co-equiper de Jákob Adam (el que reemplaza o suplanta, según la etimología del nombre), amigo y presunto amante de su abuela, que a su vez fue discípulo de Gershom Scholem (quien era amigo entrañable de Walter Benjamin) y juntos (si eso fuera posible, extemporalmente) buscan descifrar el misterio que esconden los rollos originales de la Torá que vienen superviviendo resguardados por diferentes escoltas desde hace tres mil años. El viaje de estos rollos a lo largo del tiempo y del espacio (terminan ocultos en una biblioteca de la ciudad de Buenos Aires, protegidos por Ruth, compañera fiel, de acuerdo con el significado del nombre) es también parte del entramado narrativo/investigativo. Pareciera que la novela fuera la "forma" de llevar adelante la investigación del Doctorado. Tal vez una cita permita alumbrar este punto: "Louise, la escritura es propiedad de los varones desde que Dios es varón. Nosotros la tomamos, y esa ha sido la primera gran injusticia de la humanidad. Porque una mujer fue la autora de uno de los libros más antiguos y fundamentales de nuestra cultura, libro del que los varones eliminaron el pasaje en el que la primera mujer creada prefiere el castigo eterno antes que un matrimonio patriarcal. Desde entonces, cualquier rebeldía provocada por la dominación del varón ha sido considerada diabólica, condenada a una vida en silencio, sin escritura ni historia".
Criticando o evidenciando que los formalismos y requerimientos de la "Academia" suelen dejar afuera cuestiones importantes, la tesis de la novela (que es la tesis de su protagonista y de su autora) es que la otra mitad del universo está conformado por los nombres de mujeres exiliadas que, como en el poema de Sexton, son las custodias y transmisoras de las zapatillas rojas (o de las mitocondrias, diría la biología): Shejiná (aspecto femenino de Dios), Lilith (primera mujer, anterior a Eva que se rehusó a obedecer), Betsabé (esposa de David, madre de Salomón, mujer culta y sabia, poseedora de una gran ironía, autora de los textos sagrados que mencionan a Lilith). Por carácter extensivo, la otra mitad del universo son las mujeres: Ada, la madre de Jákob, Beatriz, Louise, Ruth, Luisa. Nosotras.
31 de marzo, 2021
La otra mitad del universo
Inés Arteta
Libros del Zorzal, 2020
224 págs.