Desde la aparición de Entre hombres en 2001, suele asociarse a Germán Maggiori a los devenires del policial negro en Argentina. Es cierto, aquella novela es uno de los pocos exponentes realmente notables del género en nuestro país, pero no menos cierto es que su obra trabaja otros territorios. En su segunda novela, Cría terminal, imaginó una Buenos Aires futurista deudora de la imaginación cyber-punk; en Egotrip, narró la historia de un derrumbe personal que también era colectivo, el de la clase media argentina. La rosca falseada, su nuevo libro, presenta una colección de relatos donde la variada paleta de recursos no va en detrimento de su unidad.
El volumen está integrado por siete relatos que abordan registros y géneros diferentes. Algunos, en la línea de Entre hombres, narran los suburbios con el lente del policial negro (“Tapalqué”, “La chancha”, “La rosca falseada”); otros, como en Cría Terminal, se acercan a la ciencia ficción (“Castoreros”, “Diario de rodaje”). En tanto, los dos que abren el volumen (“El último gaucho”, “Primera sangre”) implican una novedad en la narrativa de Maggiori al estar ambientados en el siglo XIX argentino. ¿Aventuradas incursiones en la ficción histórica de un escritor conocido por utilizar materiales del presente? Más bien, se dirigen al origen mítico, menos de nuestro país que al de nuestra literatura. Estos cuentos están construidos en pos de finales que pueden parecer un tanto efectistas (algo poco usual en Maggiori) pero que, en el contexto del volumen (y de la obra general), se integran en un sistema coherente.
Los relatos que se acercan al policial posiblemente sean los más logrados. En ellos, Maggiori utiliza materiales que maneja con soltura y virtuosismo: registros bajos de la lengua, un humor que le escapa a la corrección política, la deriva como mecanismo narrativo, el quiebre de los viejos códigos del hampa, la adicción como cifra de la degradación social. En “Tapalqué” reaparece como personaje secundario el Mostro Garmendia, uno de los protagonistas de Entre hombres. “Rosca falseada” y “Primera sangre” se relacionan entre sí al presentar, con un siglo de diferencias, momentos de una familia vinculada al juego ilegal. En “La Chancha”, el autor se permite uno de los pocos momentos de ternura de toda su narrativa. Estos tres relatos están ambientados en lo que hasta hace unos años se llamaba, sin morbos marginalistas, Gran Buenos Aires. Maggiori coincide con algunos colegas en presentarlo como un espacio degradado, en el que cualquier virtud parece imposible. Pero a diferencia de la mayoría de ellos, no se entrega al moralismo del show de la marginalidad o de la denuncia en clave miserabilista.
En “Diario de viaje” y “Castoreros”, Maggiori corre el foco desplazándose de los márgenes bonaerenses. “Diario de viaje” problematiza el universo hipertecnificado de la televisión norteamericana; curiosamente, su protagonista y narrador es español, por lo que el relato está salpicado de fealdades como “follar”, “tomar por el culo”, “pijo”. ¿Parodia a las infames traducciones ibéricas que han hegemonizado el mercado editorial latinoamericano? En “Castoreros”, en cambio, la acción se sitúa en una Patagonia futurista en la que un grupo delirante busca acabar con una plaga de castores. Como en sus relatos policiales, Maggiori muestra su destreza para retratar subjetividades entregadas a la desesperación.
“Los tiempos han cambiado”, afirma el narrador de “Primera sangre”, refiriéndose al pasaje de la vieja ética del coraje al uso de las armas de fuego. Maggiori sitúa buena parte de sus narraciones en el umbral donde los viejos códigos de conducta empiezan a volverse obsoletos. Así, matones, represores o policías corruptos deambulan, fracasados, sin poder posicionarse en un mundo en el que la degradación social e institucional adoptó nuevas formas. ¿Hay que leer por ello los relatos de La rosca falseada en clave realista? Sí y no. Ciertamente, hasta sus relatos futuristas trabajan con una referencialidad precisa (nombres de calles, referencias históricas, modismos de los personajes) pero se trata de una referencialidad exasperada, tensionada por la lógica de los géneros. En esta colección de relatos y en toda la producción de Maggiori, los referentes y los discursos sociales dominantes (los del sálvese quien pueda, los del individualismo lumpenizado, los de la adicción) se convierten en un estilo personal.
12 de marzo, 2025
La rosca falseada
Germán Maggiori
Ediciones del Camino, 2024
140 págs.
Crédito de fotografía: Martín Rosenzveig.