La Comedia Humana de Honoré de Balzac representa uno de los más grandes proyectos narrativos de la historia de la literatura universal –en rigor de verdad, inconcluso–, con el que su autor se proponía retratar a la sociedad parisina de su tiempo. La sonrisa de las hienas (Baltasara Editora), el último libro de Federico Ferroggiaro (Rosario, 1976), parece ser una suerte de pequeña comedia humana en la que se desnudan las contradicciones de la clase media local, su moral y sus aspiraciones vacías de trascendencia.
El material con el que trabaja el escritor rosarino es la realidad; no aquella que construyen los portales de noticias a cada minuto sino la que atraviesa la cotidianeidad del ciudadano promedio. Siempre con una mirada irónica, mordaz, Ferroggiaro deja desnudo al emperador sin que este lo advierta. Los once cuentos que hacen a La sonrisa de las hienas tocan temas como la rosca política, el mundo del trabajo, las relaciones de pareja, la amistad, la corrupción, el vacío del ser posmoderno, la vida en la ciudad. Pequeñas historias que la destreza narrativa de su autor hace grandes. Todas ellas construidas como una sátira en la que Ferroggiaro parece regodearse de la ceguera de sus personajes que no encuentran el hilo de Ariadna que les permita salir del laberinto.
Por lo general, un libro de relatos escapa a un estudio de carácter unívoco. La empresa de analizar cada uno de ellos en forma pormenorizada, además de exhaustiva, tiene pretensiones de resumen escolar. Aun así, ciertos cuentos merecen una mención aparte. No solo porque expresan la esencia del libro sino por mostrar lo mejor del autor. Tal es el caso de “Golpes en la pared”, cuento que recuerda a “El hombre de la multitud” de Poe: la muchedumbre va erosionando la identidad del sujeto que ya no tiene escapatoria: “Todos los principios se tornan paradisíacos. Este no fue la excepción, por suerte, y Tamara y yo nos acostumbramos con gusto a cenar en la cocina sintiendo el aroma de las comidas de los vecinos, a las siestas de domingo con los llantos de los bebés de todos los pisos, y a mirar la tele o escuchar música con el volumen al máximo para que las otras teles y los otros equipos de música del edificio no silenciaran o confundieran lo que nosotros oíamos”. La convivencia con ese otro extraño se torna abyecta, aunque uno se quiera convencer de lo contrario. A su vez, los golpes en la pared, que por su persistencia y monotonía perturban tanto a los personajes, se parecen a la gota que lentamente sube los peldaños de la escalera en el cuento de Dino Buzzati, “Una gota”.
“Genética” es otra de las grandes historias del libro, en la que se exhibe la pulsión casi material de una pareja que busca concebir un hijo a como dé lugar; ese deseo de paternidad, una vez concretado, perderá su entusiasmo y virará hacia la recuperación de un tiempo pasado que se percibe como idílico en comparación al presente: “Pero de pronto, pasado ese encantamiento inicial, Pablo y María necesitaron recuperar sus antiguos hábitos. (...) parecían desesperados por emborracharse y bailar, como si el tiempo se hubiera estancado esperando que ellos se cansaran de jugar a la mamá y al papá”. Este relato no hace más que desnudar la moral de una generación que solo se mira así misma mientras, como las hienas, sonríe en el espejo del ascensor o posa para una selfie dentro del baño.
El último cuento que cierra el libro –“Pirovano, el ayudante”– es una parodia del mercado laboral en la que su protagonista sufre paulatinamente la invasión de un joven empleado que, en realidad, resulta ser una especie de Bartleby en versión ciborg. Un relato desopilante –muy próximo a “La intrusa” de Pedro Orgambide– que demuestra que en el sistema actual la experiencia y el esfuerzo no cuentan frente a la eficiencia y las regalías que prometen las nuevas tecnologías; inteligencia artificial que se sirve del ser humano para, al mismo tiempo, desecharlo, como le sucede al protagonista del cuento.
En La sonrisa de las hienas, Federico Ferroggiaro tiende hacia la búsqueda de una interpretación moral del sujeto contemporáneo; no la del individuo aislado sino en medio del gran tejido de la sociedad. Indudablemente es uno de los grandes cuentistas argentinos de su generación, por algunas razones concretas: su calidad narrativa, la destreza con la que relata los avatares de la vida contemporánea y la originalidad de su propuesta estilística, al margen de los grandes centros de producción literaria, aunque dentro de la zona saeriana y muy cerca de la mesa de los galanes.
20 de noviembre, 2024
La sonrisa de las hienas
Federico Ferroggiaro
Baltasara Editora, 2024
254 págs.
Crédito de fotografía: Damián Quaglia.