Deborah Eisenberg confesó alguna vez que la escritura de un cuento le demanda aproximadamente un año de trabajo, un tiempo que tal vez pueda parecer exagerado (¿cuántos cuentos puede escribir un escritor en su vida si se toma un año para escribir cada uno?) pero que cobra total sentido cuando uno tiene la ocasión de sumergirse en alguno de los mundos que proponen sus cuentos.
A Taj Mahal y Relatos, los primeros dos libros de Eisenberg editados por Chai, se le suma en esta oportunidad La venganza de los dinosaurios, un libro que compila seis cuentos largos fechados entre 1985 y 2006 traducidos por Matías Battistón.
Desde la historia de Patty, una mujer que busca terminar de asentarse material y emocionalmente en una gran ciudad (“Peligros como estos”) hasta la de Laurel, una chica que hacia el fin de su infancia sufre un problema en la vista y se disputa con su hermana el afecto de sus padres (“Cómo era verse con Cris”), pasando por una reunión de amigos que sorpresivamente vira de la risa al llanto y da cuenta de que a veces todo es más frágil de lo que parece (“El robo”), estos cuentos ostentan un complejo equilibrio entre tramas y subtramas en el que se adivina un considerable trabajo previo –imagino archivos soporte, perfiles y fichas de personajes en el escritorio de Eisenberg– y una sutil tarea de montaje.
Espaciados temporalmente en cuanto a sus fechas de creación –en un arco que comprende más de veinte años y que va de un siglo a otro–, los cuentos de este libro habilitan la pregunta por el sentido de la antología. ¿Qué hace que estos seis relatos que seleccionó oportunamente Chai sean –terminen siendo– un libro? ¿Qué los une? ¿Qué los atraviesa?
Más allá de un efecto sugerido por el orden –más allá de una cuestión de intensidad, de un crescendo matizado por contrastes y contrapuntos–, podríamos aproximarnos a una respuesta a la pregunta por el sentido de la antología a partir de la forma y el paisaje. Por el lado de la forma, podríamos decir que estos cuentos, que están plagados de pequeños gestos que en una segunda o tercera lectura se resignifican y cobran otro cariz, por momentos parecen ser pequeñas novelas condensadas, mientras que por el lado del paisaje vale decir que Nueva York, que se luce como escenario de casi todas las historias, aparece como un posible punto de acceso a una fibra íntima estadounidense.
“Las guerras en el Medio Oriente se disimulaban detrás de una maraña de palabras: patriotismo, democracia, lealtad, libertad”, se dice en “El crepúsculo de los superhéroes”, un cuento ambientado en pleno Manhattan que gira en torno a los resabios del atentado al World Trade Center, “y daba la impresión en el fondo de que todas hacían referencia al dinero”. Otrora “refugio inexpugnable”, de pronto, a principios de este siglo, Nueva York se convierte en “la herida abierta del país” y a la vez en “el motivo –¡el pretexto!– para matar, robar y cometer todo tipo de atropellos legislativos en el mundo entero”.
No es casual que este cuento, fragmentado, cargado de digresiones y cambios de tono, que se va desflecando –un cuento que da la sensación de que bien podría haber sido pergeñado por el mismísimo David Foster Wallace– sea el último de la serie, ya que condensa buena parte del espíritu del libro.
Con una sucesión de guerras y ciclos políticos y económicos de fondo, en este cuento en particular y, en general, en esta serie se advierte cómo, mientras que en épocas de bonanza, donde todo es color de rosa, ciertas rispideces se suavizan, en épocas de conflicto y escasez el clima –en casa, en el trabajo, en el barrio– de pronto, sin razón aparente, se tensa y se enrarece.
Esa, la de un tenso enrarecimiento, es la sensación que nos deja este libro de Eisenberg; un libro conformado por cuentos largos, complejos y llenos de matices que nos recuerda que todo cambia permanentemente –cambian las ciudades, cambian las naciones, cambia el mundo– y que la vida, esa cosa impredecible que a cada paso nos sorprende y nos excede, no admite de antemano la imposición de ningún tipo de orden, de lógica, de estructura.
1 de mayo, 2024
La venganza de los dinosaurios
Deborah Eisenberg
Traducción de Matías Battistón
Chai, 2023
224 págs.