"Casi no cuento el cuento", suele decirse cuando se sobrevive a una situación de milagro. La expresión, como es evidente, subraya la vinculación estrecha que existe entre narración y supervivencia. Se narra para sobrevivir, como lo ilustra el caso paradigmático de Sherezade en Las mil y una noches, pero también se sobrevive para narrar, como es el caso del protagonista de "Yendo del baño al living". Tal como lo indica el título, lo que se cuenta es un viaje (otro motivo estrechamente relacionado con la narración, y recurrente en la literatura de Gandolfo). El protagonista, un hombre mayor y ostensiblemente achacoso, sufre un desmayo en el baño, y luego de volver en sí emprende una tortuosa travesía cuerpo a tierra rumbo al living, donde se encuentra el teléfono con el que puede llamar a su hija para pedirle auxilio. Superponiéndose al relato de supervivencia, el cuento explora desde una perspectiva inédita el vínculo, íntimo e intenso, que tiene el protagonista con sus libros. Aun cuando apenas si logra moverse, no puede evitar caer bajo el influjo de sus presencias: "En cuanto entré al pasillo, sentí el impacto de la pequeña biblioteca que estaba frente al armario. Porque ahí tenía zonas intensas: muchos libros de Philip K. Dick, por ejemplo, aunque estaban en el segundo estante, y para verlos habría tenido que poder dar vuelta el cuerpo". A juzgar por los títulos mencionados, el protagonista en cuestión no es otro que el propio Gandolfo, un confeso adicto a la lectura.
"Yendo del baño al living" es el primero de diez cuentos que componen este libro, que transita por climas, géneros y sucesos de lo más diversos. Gandolfo tiene la convicción de que se puede escribir buenos cuentos "con absolutamente cualquier cosa", y en esta pequeña colección lo demuestra con creces. Para dar con un relato, dice, le basta con sintonizar con un dato ínfimo de la realidad, que muchas veces compete a su propia vida. El resto consiste en encontrar un tono adecuado, a partir del cual se desarrolla la escritura, que en su caso es siempre precisa y fluida, y por lo general dotada de un humor solapado y una elegante naturalidad cercana al habla.
La vía autobiográfica que inaugura "Yendo del baño al living" reaparece en el tercer cuento, "Querida Mamá", una extensa carta pública dirigida a su madre anciana. Más que una rendición de cuentas o una despedida, que es lo que supuestamente implica un gesto de este tipo, el texto pone en superficie lo más insondable de los vínculos filiales. Más que como destinataria, la madre en este cuento funciona como una intercesora de las dudas, los miedos y las culpas del hijo. Su figura, que al principio de la vida era el lugar en el que se amortiguaban todas las experiencias, es invocada sobre el final para volver a ocupar un lugar que evidentemente ya no pueda ocupar. Gandolfo, cultor habitual del género, entiende que el relato autobiográfico funciona sólo en tanto se articula mediante el oficio narrativo, pero a condición de ser brutalmente honesto. Esta carta a su madre es cierta y literaria a la vez, y en la calibración ajustada de esta simultaneidad se juega su eficacia narrativa.
Varios de los personajes de estos cuentos se manifiestan entramados en una genealogía. Sus dramas no son estrictamente individuales sino que participan en una dinámica de relevos, complementariedades, intercambios y asistencias mutuas, en la que padres e hijos funcionan como parte de un mismo sistema. Bajo esta premisa actúa, por ejemplo, la protagonista de "Muerte y resurrección del padre", un relato de ciencia ficción situado en una Montevideo devastada por la "Guerra última". Cuando la anotician que han matado su padre, lanza "la Onda" y, en tanto no le llega de vuelta que su padre no está, emprende una misión para rescatar el cuerpo e intentar reactivarlo.
Forzando un tanto los términos, podemos leer este cuento como la continuación en clave de ciencia ficción del primero, "Yendo del baño al living". Aquel periplo de un padre en procura del auxilio de su hija, se complementa a la perfección con esta excursión de rescate.
Dos cuentos que explícitamente conforman un bloque complementario son "Silvia y el espacio" y "El tiempo y Torres". En conjunto, relatan el devenir de las partes después de un divorcio, y por lo tanto se trata de cuentos que están pertinentemente divorciados. El primero se centra en la ex esposa, Aline, y contiene un sugerente cambio de foco, centrándose momentáneamente en su gata Silvia. El segundo, que complementa al primero con información acerca del divorcio y los hijos, relata un día en la vida del ex marido, Torres. En el discurrir de pequeñas acciones cotidianas, Torres divaga acerca del tiempo en sus distintas facetas: el tiempo pasado, las concepciones filosóficas y científicas del tiempo, las trasformaciones personales que impone el tiempo, etc. También en este caso se actualiza la dinámica de postas implícita en la relaciones filiares, a través de la figura del hijo, con quien Torres comparte sus inquietudes (acerca del tiempo y la muerte), además del gusto por la ciencia ficción.
La variabilidad de situaciones y de géneros por la que transita este libro da cuenta de una imaginación y un oficio que pareciera estar siempre en expansión. En "Pegando la vuelta", por ejemplo, un adolescente nacido luego una catástrofe climática, surfea olas gigantes en el río Paraná; y en "El lugar sin límites", el más extraño de la colección, un narrador plural accede a un espacio infinito en el que sintoniza el diálogo que mantienen tres entidades angélicas acerca del mutismo en el que se mantiene Dios desde 1880 y pico, cuando una tal Freidrich lo dio por muerto.
La heterogeneidad es cierta y fructífera, pero a la vez, como se verifica en la recurrencia de algunos tópicos, es posible tender entre los cuentos líneas sutiles de conexión, que acaban dándole al conjunto una extraña coherencia, como si acaso las diez puertas a las que alude el título dieran acceso a las diferentes habitaciones de una misma casa. Una casa singular, hospitalaria e inquietante a la vez, que esconde entre sus paredes algunas muy buenas historias.
25 de marzo, 2020
Las diez puertas
Elvio Gandolfo
Blatt & Ríos, 2020
152 págs.