“naciste cómo, en parto, cabeza de primero /–allá, lejos los pies, /–las manos cómo /–frías”, así comienza el poema “ORÍGENES” del libro Las Partes Sueltas (2024) de Luis Moreno Villamediana. Nacimiento, cabeza, origen, tres elementos vinculados a la experiencia primigenia del hombre, a partir de los cuales procuraré una lectura de esta obra insólita.
La poética del libro se define en este poema y está asociada al origen; desde el origen se concibe el sujeto, se traza el sujeto, como un ente desmembrado. Dice: “y de cuáles multitudes /los pies /o el resto, inconcluso, todito, /fueron sumándose, los pedazos de piel”. Es decir, el origen está planteado como una especie de contra origen: se cuestiona la noción clásica y eclesiástica del ser humano como organismo completo e inalterable y se reconoce su carácter fragmentario.
Al nacimiento le sigue una serie de partes sueltas: ojos, pies, manos, fracciones que demuestran que “la mentira de ser completo se repite” (ibid). Nace sin una forma definida, ni un centro sobre el cual fijar su identidad: “ni siquiera tener un poema dentro como un núcleo de origen que más tarde salga para describir con pericia quiénes somos”; ni el poema, uno de los mayores artificios de la mente humana, es capaz de darle organicidad, de otorgarle una identidad.
Se trata de un concepto disruptivo de la forma clásica (de integridad absoluta) aceptada como ideal estético y se valida una forma humana distorsionada, absurda: “soy esto que es cáscara /con /pulmones sin sentido /intestinos sin sentido. ah caca /sin sentido”, un montón de órganos desdibujados que el autor intenta unificar después en los siguientes poemas de este libro.
En una labor casi de chatarrería, recoge de entre los escombros secciones de objetos y de cuerpos humano y animal (no hay diferencia entre ambos) e intenta unificarlos, “crear la ilusión de conjunto cerrado”; una tarea con claros ecos del arte conceptual. Trata darle forma, pero no a imagen y semejanza de Dios como propone el cristianismo, sino con “piezas de rompecabezas que /juntas /forman una obra de /Duchamp”. Espejismo topológico con el que busca establecer un nuevo conocimiento que ponga de relieve la complejidad de la naturaleza humana.
El resultado: una figura imperfecta, hecha de trozos de cuerpos y objetos, pegados con engrudo, con grietas por todas partes, un poco enclenque e indefenso, susceptible de influencias externas; con la cual, las verdades categóricas se derrumban, la naturaleza de lo estable y permanente se transforma, lo inmutable es un acto transitorio: “mientras un cuerpo va difuminándose en la caída /se compone otro con la misma corbata, el busto, la melena”, en una dinámica de continua atomización y actualización.
Desarticulado e indefenso acude a los Derechos Naturales, amplificados por la ley [estructura jurídica que en teoría protege al individuo]; no obstante, éstos están al arbitrio de la ley y de sus intérpretes de turno, “se reconocen los derechos a libre /desenvolvimiento de la personalidad”. De una especie de campo abierto, cada uno toma lo que cree que es suyo; el individuo (común) “agarra une /con goma blanca /(...) /la concha del guineo /los cabellos teñidos”, porque “así es la fiesta de ir naciendo o borrarse”.
Descuartizamiento, pérdida y transformación: un ambiente en el que procura mantener la coherencia. De ahí la necesidad de entablar un diálogo con La Metamorfosis de Franz Kafka. Gregorio Samsa, atrapado en un cuerpo cambiante, debe enfrentar el rechazo y la violencia política; su lucha “responde a un sentido anhelo de la sociedad civil organizada” y aspira a que “los nuevos modos nos permitirían ser anormales“ (ibid). Sin embargo, encauzar la anormalidad es un imposible. Los cuerpos policiales, ejecutores de la violencia política, no lo permiten y “disparan a matar”. En una escena de barbarie y horror, el sujeto es intervenido y desgarrado con vehemencia, “el-ojo salta, se descoyunta el tórax, el hígado eclosiona” (ibid), crueldad que podría equipararse con la escena del “Guernica” de Pablo Picasso. ........................
Supeditado a continuas alteraciones, camina patuleco, destemplado, con una sensación constante de vértigo, tratando en lo posible de mantener la coherencia y el equilibrio con las fuerzas que le rodean.
El hecho no se limita a la experiencia humana, el cuerpo poético de esta obra también presenta ese carácter defectuoso, como en estos versos: “se requiere tener con qué escribir. la historia /propia, /digamos. un viaje. /rasga la tierra”; aunque el enunciado se lee bien, el uso deliberado del punto y la ausencia de mayúsculas, da la impresión de un corte abrupto en el contenido. Algo similar ocurre con los epígrafes, se encuentran al inicio, dentro del contenido y al final del libro, intencionalmente fraccionados; el corte se enfatiza con la palabra “[continuará]”.
Del mismo modo, en varios versos en los que se mencionan partes del cuerpo humano, aparecen letras del alfabeto, de mayor tamaño y en negrita; no forman parte del enunciado: “por ejemplo: a) una mano del basurero (...) /de los despojos de un baldío /b) las uñas”; más adelante: “es importante que C) las orejas estén pegadas”. Estos fragmentos marcados subrayan el carácter imperfecto del cuerpo poético. Alguien podría tomar estos fragmentos y recrear un nuevo poema; el tema: partes del cuerpo humano.
Cuerpo y escritura fragmentada, epígrafes seccionados, desarticulación social y artística, son los aspectos que destacan en este libro. En conjunto, constituyen una propuesta estética renovada, actualizada, para la poesía latinoamericana y sitúan a Luis Moreno Villamediana en ese reducido grupo de poetas excepcionales, raros, de este continente.
9 de abril, 2025
Las Partes sueltas
Luis Moreno Villamediana
Fundación La Poeteca, 2024
36 páginas
Crédito de fotografía: Darío Sosa.