Los altibajos del mundo de la literatura son un misterio, ¿por qué algunos escritores entran directamente al canon mientras otros pasan desapercibidos? Claro que las condiciones y prejuicios políticos del día tienen mucho que ver, también las modas, movimientos artísticos vigentes, cifras de venta, etc., etc. Lo bueno es que, precisamente por eso, porque todo lo anterior existe en un flujo constante, siempre cambiando, si no de un día a otro, sí de un año a otro o de una década a la otra, la situación también está siempre en flujo. Hay contados casos de escritores "rescatados" del olvido, y de otros, anteriormente prestigiosos, condenados a dicho destino solo para cambiar lugares de vuelta unos años mas adelante... Igual, sabiendo todo eso (y por suerte) es todavía posible estar completamente apabullado por el bajo perfil de un escritor, como me ha pasado recién después de leer un primer capítulo tan perfecto como el de Las primas de Aurora Venturini. ¿Cómo es posible que nadie me había mencionado a esta escritora, si tiene la consciencia social de Dickens y el sentido de humor subversivo y maestría de la brevedad de Silvina Ocampo? Investigando un poco más parece todavía más raro: a Venturini no le faltaban amigos ilustres (parece buena candidata para una biografía), y Las primas ganó un premio importante (el de Página/12) no hace tanto, en 2007. Pero bueno, así las cosas, y la verdad es que hay pocas experiencias más gratas que estar tomado por sorpresa por la calidad de un libro nuevo, uno que, probablemente con otras obras que Tusquets tiene planeado publicar en su colección Andanzas, ahora sí va a entrar directamente en el susodicho canon, de eso estoy bastante seguro. Es una pena que Venturini no haya vivido para verlo.
La voz que define Las primas y después Las amigas, su continuación, es la de Yuna, nacida con alguna especie de trastorno mental ─posiblemente hoy diríamos que cae en el 'espectro de autismo', aunque también hacia el final del libro dudamos si lo que tiene no es un superpoder mal diagnosticado─ en una familia de la clase media baja; su madre, abandonada por su marido hace mucho, es "maestra de puntero", como rezan las primeras lineas, y tiene otra hija, Betina, que sufre de discapacidades más serias y vive en una silla de ruedas. El recurso de usar la perspectiva de un niño con dificultades mentales puede ser muy útil para los escritores: por un lado, les permite enfocar solo en las cosas y eventos que a ellos ─personaje y autor─ les parecen importantes, sin necesidad de incluir la palabrería contextual que requiere la perspectiva adulta; pero también les da la oportunidad de establecer su narrador cómo alguien más o menos ajeno al mundo en que viven, protegido por lo que no entienden pero también empoderado por su punto de vista único. Eso pasa en el caso de Yuna, pero Venturini también aprovecha para hacer cosas interesantes con el lenguaje mismo: a Yuna, como a muchos escritores antes y después (ni hablar de los que tienen que escribir en un lenguaje ajeno), le cansa de manera fatal tener que seguir las reglas gramáticas, buscar las palabras indicadas en el diccionario (cada una de las cuales viene señalada, como pidiendo disculpas), obedecer a la tiranía sin misericordia de los puntos y comas. Eso da a la prosa una tensión deliciosa, uno siente el apuro de Yuna de contar lo que quiere contar antes de que se quede sin fuerzas, pero también su necesidad para ser vista y entendida: dos cosas que le están denegadas por la gente a su alrededor, con la excepción parcial de un profesor de arte que le reconoce un don para la pintura que resulta ser la salvación de nuestra protagonista en varios sentidos.
Las primas va relatando varios episodios de la vida de la joven Yuna y su familia (sus únicas relaciones amistosas se forjan con las primas del titulo), que se turnan entre lo grotesco y lo trágico pero que siempre vuelven a los peligros inherentes de la sexualidad para las mujeres en una sociedad patriarcal como la de argentina en los años cuarenta. Yuna, anticipando la amenaza, decide prescindir de una vida sexual a una edad temprana, pero las jóvenes y mujeres a su alrededor no son tan afortunadas: entonces tenemos descripciones memorables de amores despechados, un aborto clandestino, mortinatos (Yuna los llama 'canelones', un buen ejemplo del humor azabache de Venturini), suicidio y prostitución, terminando con un par de resoluciones (o venganzas) que el lector encontrará más que satisfactorios.
En Las amigas, nos encontramos de vuelta con Yuna pero ahora está vieja, rondando las ochenta años. Es todavía una artista exitosa y próspera que vende sus cuadros en círculos prestigiosos y cuenta entre sus conocidos actuales y pasados figuras importantes del mundo de arte y de la literatura (una lista de personas reales mencionados aparece al final del libro con sus ocupaciones respectivas). Pero efectivamente, quizás con la excepción de la compañía que le otorga la poesía de Alejandra Pizarnik, es igual de solitaria a como la dejamos al fin de Las primas. Bajo el mismo formato que antes ─una seguidilla de episodios sueltos saltando por periodos irregulares de tiempo─ en vez del sexo, ahora el foco esta puesto en los peligros del amor. Yuna recibe visitas intermitentes de una vieja amiga del colegio de arte, Mathilde, cuya relación amorosa va de mal en peor. A pesar de las exhortaciónes de Yuna y de una pareja lesbiana amiga cuya relación Yuna se niega a entender, Mathilde siempre vuelve al hombre en cuestión solo para reaparecer tiempo después en peor estado todavía. En paralelo, va la historia triste de la joven criada de Yuna, abusada por sus padres y, eventualmente, también por su marido, otro rasgo de la consciencia social que Venturini combina de manera particular pero efectiva con su apreciación para las absurdidades de la vida. En Las amigas falta la pureza corrosiva de Las primas, en parte porque parece más autobiográfica. Pero la escritura, llena de digresiones, imágenes vívidas y ese sentido de amor incorregible, sigue siendo tan fresca y original que uno puede anticipar unas cuantas sorpresas gratas más a medida de que se publiquen los textos inéditos de esta gran escritora.
31 de marzo, 2021
Las primas
Aurora Venturini
Tusquets, 2020
212 págs.
Las amigas
Aurora Venturini
Tusquets, 2020
188 págs.