Desde la publicación de Punctum en 1996, Martín Gambarotta ocupa un lugar central dentro de la poesía argentina contemporánea. Junto con Sergio Raimondi, Alejandro Rubio, Fernanda Laguna, entre otros, forma parte de lo que, no sin pereza, se ha venido llamando “poesía de los noventa”. Más que un colectivo homogéneo y autoconsciente, se trata, más bien, de autores con producciones muy diferentes entre sí hermanadas por un abordaje no coloquialista del habla popular, por el coqueteo ambiguo con el objetivismo (algo así como su hermano mayor) y por el foco puesto sobre lo contemporáneo. Literatura de base no es solo una selección de prosas de un poeta consagrado sino también un tratado estético fragmentado en charlas, prólogos, retratos y entrevistas. O, si se quiere, ejercicios para pensar la práctica poética.
Un fuerte tono generacional atraviesa el volumen. En el texto que lo abre, Gambarotta narra el desencanto que le produjo la lectura de Glosa después de la fascinación inicial por Saer. Si bien el cuestionamiento no es del todo claro (dice que la estructura se le hizo “demasiado artificial” y que no se “sentía identificado con el texto”), lo que se plantea como necesidad es la actualización generacional. Lo sabemos: el parricidio a vivas voces es un recurso tan viejo como la literatura moderna. Por eso no sorprende que, inmediatamente después, manifieste, como contraste, el shock que le produjo escuchar la lectura de “La zanjita” de Juan Desiderio, lectura en la cual “pareció encontrar la voz de la tribu”. Este contraste entre un canon que se percibe marchito y la necesidad de una suerte de actualización doctrinaria de la tradición es constante en las páginas de Literatura de base.
El origen heterogéneo de los textos y de sus fechas de producción no va en desmedro de una unidad que se asienta en algunas insistencias: la necesidad de pensar la poesía desde lo contextual, los vínculos entre las prácticas de escritura y la política inmediata, los poderes de la literatura para leer la realidad, la postulación de una estética realista. ¿Una tardía arte poética de la generación del noventa? Por lo pronto, Literatura de base es uno de los pocos textos teóricos producido por un poeta perteneciente a un grupo que pocas veces problematizó su producción por fuera de sus versos.
¿Qué le pide Gambarotta a la poesía? Lo mismo que a la política: capacidad de análisis, de reflexión, de anticipación. Así, la poesía de Juan Desiderio y las letras de Gulp! de los Redondos son valoradas no solo por sus aciertos formales sino por su posibilidad de prever el futuro. Todo verdadero artista, afirman polémicamente estas prosas, debe escaparle a los espejitos de colores del presente para, hurgando en lo material, divisar lo que vendrá. Poesía y política, entonces, confunden sus límites. “Un cerebro apolítico es un cerebro apoético”, dice en lo que bien puede entenderse como el posicionamiento ético y estético que atraviesa todo el volumen. No se trata, claro, de celebrar viejos y oxidados compromisos, mucho menos proponer una poesía de consignas sino, más bien, problematizar, política y poéticamente, la pasión por lo real
Salvo los incluidos en la sección “Prosas”, los escritos, casi sin excepción, están fuertemente atados a la coyuntura política inmediata. El fracaso del alfonsinismo y de su efímera primavera, las sombras del menemismo, las transformaciones del kirchnerismo: hay algo vigorosamente anacrónico en el modo en que Gambarotta piensa la producción poética en relación a su contexto. Imposible no pensar en la figura de David Viñas, aún cuando el fundador de Contorno haya defendido la figura del intelectual independiente por sobre la del militante y de que su mirada crítica se haya posado fundamentalmente en la narrativa y no en la poesía. Desde los tiempos de Literatura y realidad política poquísimos autores insistieron con tanto énfasis en la materialidad irremediablemente política de toda producción literaria. Y como Viñas, Gambarotta no le teme a la polémica con nombre propio (“Durand es un cagador”), ni a la renovación del canon, ni a las afirmaciones tajantes que pocas veces se permiten la duda.
¿Cómo dejan leerse en nuestro presente estos textos orgullosamente atados a su ¿coyuntura? ¿De qué manera permiten pensar y discutir nuestro presente político y poético? Algunas respuestas posibles se pueden leer en el volumen: abandonar la melancolía de izquierda y el quejido inconducente. No temerle al gesto lúcido ni a la condición minoritaria, como no lo habrían hecho los Redondos en los años ochenta ni la JP en tiempos menemistas. En el afán por modificar la realidad transformando las formas poéticas, en la apuesta por la acción de una minoría lúcida quizás estemos ante el anhelo de un modernismo en clave peronista.
2 de octubre, 2024
Literatura de base
Martín Gambarotta
Compilación y epílogo de Emilio Jurado Naón
Mansalva, 2024
168 págs.