Las casi tres décadas que recorre la poesía reunida de Diego Muzzio que editó Salta el pez con el nombre de Nadar bajo la tierra, comienzan con el libro Hombre en desorden de 1993 y termina con Lugares donde dormimos que abarca poemas escritos entre 2010 y 2019. En su gran mayoría, siete de los nueve libros que la componen, están escritos antes de 2003. O sea que esa primera década, 1993-2003, ha sido prolífica. Al menos en cuanto a la escritura de poesía. Porque Diego Muzzio, además de poeta, es novelista y cuentista. Algunos de sus libros de poesía premiados e incluidos en este volumen son Sheol Sheol (obtuvo en 1996 el Primer Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes) y Gabatha (Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, en 2000). A esa década le siguió una pausa, que duró hasta que en 2010 aparece El sistema defensivo de los muertos y desde ese mismo año hasta 2019 Lugares donde dormimos, que es el libro que cierra esta obra. Entre tanto, publicó narrativa y cuentos para niños. Su ultima novela publicada en 2022 es El ojo de Goliat por la editorial Entropía.
El recorrido de esta obra reunida es amplio y diverso. Pero si hay algo que une a estos libros es el interés del autor por la tradición letrada y por abrevar en los grandes textos de la cultura occidental. Es ahí de donde Muzzio parte y a donde vuelve. Este interés está señalado y comentado en la introducción que realiza Lucas Margarit. Lo hace al detenerse en referencias, marcar aspectos puntuales de los distintos momentos formales y también con una mirada del conjunto y sus desplazamientos.
“Creo que la forma cambia con respecto al tema, a muchos niveles”, respondió en una oportunidad el autor de Doscientos canguros y esto también parece cumplirse, en su caso, cuando se refiere a la poesía. A lo largo de estos casi treinta años la forma experimenta grandes diferencias. Hay libros con cortes más clásicos como por ejemplo los del poema “Plaga” del primer libro Hombre en desorden: “Llueve sobre el mar. / Sentado a la mesa, / frente a una ventana, / miro detenidamente llover / y soy feliz. / La gente corre / sorprendida por esa irrupción / del orden en el caos, / como si la lluvia fuera / una plaga de langostas. / El agua debe regresar al agua. / El hombre / al hombre”.
Este tipo de composición, ahora de versos más largos, también está presente en el último de sus libros: “Los muertos se amontonan a mirarnos / en la noche dentro de la noche oblicua, inclinada. / Los oigo hurgar como topos, murmurar / las últimas palabras que en vida pronunciaron, / en distinto orden”.
Cuando nos detenemos en el poema “Katmandu”, que pertenece al libro El sistema defensivo de los muertos del 2010, nos encontramos con un largo poema en prosa de puntuación y espaciado particular. El punto de partida del título de este poema es la novela Los caminos a Katmandú, del francés René Barjabel, escrita entre marzo y septiembre de 1969 que está en el centro del nacimiento de este yo que enuncia: ”23 años más tarde leo el libro que leías mientras el delgado hilo del ovillo estaba a punto de cortarse [...] ¿qué clase de animal en perpetua descomposición engendró tu muerte dentro de mi cuerpo?” [...] ¿esperaría agazapado en un rincón del cuarto apretando entre mis manos un hacha una maza la súbita aparición de tu espectro junto a mi cama? ¿para convertirme en qué? ¿en Hamlet en Ahab?” Líneas que tienen su peso específico en la contundencia de las imágenes y en la densidad del tema. Y en este poema, como en otros, ese espaciado particular consiste en pequeños blancos que funcionan como momentos de silencios sin utilizar el corte de verso.
Pero en otros, Muzzio cultiva la prosa poética: “arde también jerusalén, en la memoria, y tarsis, jope, donde me senté a llorar; arde la mujer que en la tarde acarició mi pelo; arde el cielo bajo el mar, el mar bajo el desierto, peces y hombres, un incendio perpetuo extendido de orilla a orilla, a quién elevaré mi plegaria?”. Prosa, ahora, que sin esos espacios a modo de pequeños silencios, ira mutando hacia el verso y de vuelta a la prosa a lo largo del libro ELI LAMA SABACTHNI, generando así un movimiento en la forma distinto al de otro libros.
Y en lo temático, esta obra reunida es de una densa consistencia. A dos de los grandes temas de la tradición letrada se vuelve constantemente. Uno es la muerte y el otro es el padre. Y para eso la evocación y la devoción, la ira y el espanto están presentes. Dicha tradición también se muestra en los epígrafes, donde son convocados Borges, Eliot, Lao Tse y Dante. De esta manera Muzzio pone a dialogar su escritura con los grandes temas y nombres. Dicha tradición, a su vez, se muestra, cuando lo religioso o lo bíblico se convierte en el sustrato en el que el yo poético enuncia. Una obra que requiere de una gran atención y de un amplio despliegue del lector. Porque lo espiritual y religioso vive en la poesía de Muzzio, en sus versos, muy cerca de los textos que cita. Y eso le otorga una voz construida en una especificidad de gran particularidad dentro de la poesía argentina.
26 de julio, 2023
Nadar bajo tierra
Diego Muzzio
Salta el pez, 2023
378 págs.