Los días pasan y sólo la escritura filtra aquellas experiencias que deben ser recordadas, como un ejercicio de curaduría, es decir, de diferenciación y cuidado. En esa relación diaria entre escritura y tiempo, el taller de Cecilia Pavón se ha digitalizado. Esa es la noticia que porta este libro: la manera en que un espacio de vinculación se convierte en el centro inmóvil de una multitud de paisajes, un viaje por el mundo sin moverse de la habitación. Nomadismo por mi país es un diario del taller de poesía de Cecilia Pavón en 2021 y 2022. Forma parte de los ingentes productos culturales que testean los procesos de mutación relacional, aún indeterminados, que generó la pandemia.
En varios de sus libros Pavón ha convertido el taller en un espacio central de su narrativa, sacándolo de la subalternidad en el que se lo suele colocar como si fuera el mero tras de escena del escritor. Aquí ese espacio se organiza y justifica en el desarrollo del diario, un formato de escritura también asociado con frecuencia al background de los artistas. En Nomadismo por mi país Pavón decide alternar la prosa con textos de poetas colegas que alguna vez han concurrido a sus
talleres: se expresa en prosa y deja el verso a los demás. En un taller las influencias no son univalentes: como si no perdiera sus resonancias medievales, allí las herramientas son compartidas, y los objetos llevan inscrita la subjetividad de sus fabricantes.
Nomadismo por mi país aborda además el taller como una actividad económica, explicitando, sin tonos lastimeros, la precariedad que reside tras la imaginaria auto sustentación de los escritores. Trabaja, así, desde tres zonas tradicionalmente subsidiarias de la escritura: el diario, el taller y la economía personal de los artistas. Por supuesto que impartir talleres no suele ser una actividad que alcance para pagar las cuentas. Nomadismo por mi país compara, sin dramatismo ni protesta, el oficio de poeta-tallerista con la situación de un mendicante. La descolocación del poeta respecto al orden económico de la sociedad moderna es un antiguo tema en la literatura sudamericana. En 1887, época de la más profunda transformación técnica y productiva de las ciudades americanas, Rubén Darío lo plasmó en El rey burgués. En este clásico cuento, un poeta se presenta ante un rey, centro decisional de un vasto orden de mercancías que se subsumen a su propiedad. El relato habla del mundo burgués, pero inteligentemente insinúa, desde la contradicción misma del título, el tejido feudal que subsiste en la distribución de la riqueza capitalista. El poeta, que busca trabajo, le ofrece su servicio al rey, quien no tiene mejor idea que ponerlo a girar una manivela en el jardín, mendigando por comida. Está rodeado del canto de los pájaros y no se le permite usar su boca. El entramado servicial del rey burgués le quita su voz y lo reduce al mero uso repetitivo de sus manos.
El divertido relato de Darío explicita la autonomización de los escritores en las nuevas sociedades y, sobre todo, las tensiones que genera la independización de la poesía respecto a cualquier exigencia que no sea literaria: especialmente, la dimensión política. Esta es una línea subalterna de la literatura argentina (tan signada por la interrelación fundacional entre literatura y política), que se prolonga hasta escrituras como la de Pavón. En estas épocas de agobiante afirmación de los géneros, Pavón es una de las escritoras que vienen construyendo una literatura que licúa desde adentro las segmentaciones epocales con que se organiza la circulación de los libros. Es lógico que sus detractores, motivados por el apriorismo propio de todo prejuicio, acusen a su narrativa de inconducente o amorfa. Uno de los relatos de Pavón, Diario de una observadora de nubes, extrema esta cuestión: bellamente finaliza con la siguiente premisa: ''Nadie nunca más debería acusar a nadie de preferir la inconsistencia de las nubes a las luchas de poder que se libran debajo de ellas.''Y no es casual que este relato adopte la intención narrativa de ser un diario, es decir, una estructura autoorganizativa conveniente para atenuar la impor tancia teleológica del argumento.
El protagonista de Nomadismo por mi país es entonces el proceso formante y reflexivo del diario. Pavón nos cuenta cuáles son las características materiales de su soporte, e incluso el contexto de la escritura: escribe siempre en una tablet, fuera de casa, alternando algunos cafés de Buenos Aires. El libro oscila entre la computadora fija, doméstica del taller, y la computadora portátil, nómade, del diario. Es habitual que los textos de Pavón describan los materiales con los que fueron escritos. Incluso a veces tienen como protagonistas a objetos; el quizás más paradigmático, Todas las carteras que he tenido, narra precisamente el recuento de las carteras que han pasado por la vida de la autora. Desplazada la indispensabilidad del desarrollo argumental, desplazada también la centralidad psicológica del ego, llamarle a esto ''autoficción'' no puede ser sino una equívoca simplificación.
Una última observación: Pavón es consciente de que la escritura forma parte de un circuito solar y nos lo recuerda en este nuevo libro. La energía solar se interioriza en árboles, los árboles son convertidos en libros, los libros exteriorizan la memoria y polinizan la imaginación. En Nomadismo por mi país es omnipresente el café, la bebida vegetal que se entrelaza con la escritura, como si la escritura fuera el epifenómeno del efecto estimulante de una planta. Una habitación junto a un jardín, conectada a un abanico de cafés cercanos en el barrio; esa es la austera y feliz ingeniería que sustenta la escritura. Cecilia Pavón parece haber querido siempre germinar un pantano en el lenguaje, y hacer crecer dentro del orden cúbico de la casa la frondosidad expansiva de una pequeña selva. Es una escritora criada en el desierto mendocino, y su obra reflexiona una y otra vez sobre cómo una simple alianza de agua, tierra y luz hace posible un jardín. La primera compilación global de su poesía, Un hotel con mi nombre, inicia con un poema titulado “Pantano”, que describe el proceso por el cual una casa poco a poco es invadida desde adentro por el ímpetu de una vegetación salvaje. Ese pantano continúa extendiéndose y este nuevo libro es otra de sus germinaciones.
1 de agosto, 2024<
Nomadismo por mi país, Diario de taller
Cecilia Pavón
Blatt & Ríos, 2024
176 págs.