En contraste con otras adicciones, el alcoholismo ofrece un modo relativamente ecléctico de consumo. Si bien puede existir la terrible espiral autodestructiva que desencadene un final trágico, es probable que la mayoría de los alcohólicos adopten un ritmo mundano, adaptando su vicio a los padrones de su propia vida. Al mismo tiempo, como droga legal, el alcohol ofrece una infinidad de opciones para su abuso: de económico a caro, de pobre calidad a elaborado; se puede abusar de él, a la vez, de manera individual o colectiva, en la esfera privada o en la pública. Sus definiciones, incluso, son variables. Como el consumo de alcohol es una parte integral de muchas culturas, la adicción es fácil de esconder o negar. Como dijo memorablemente Homero Simpson alguna vez, el alcohol es la causa y la solución de todos los problemas de la vida.
Con Otra, la escritora y dibujante Natalia Carrero (cuya cuenta de Instagram, que combina dibujos de líneas finas con citas literarias, vale la pena seguir) nos ofrece varios retratos del fenómeno, evitando conscientemente cualquier sugestión del romanticismo con que muchas veces el consumo excesivo de alcohol aparece en la literatura (y en la imaginación de los bebedores). Pero su novela tampoco es un lamento o polémica y mucho menos, por suerte, una historia de auto superación. Como en algunos de los cuentos de Lucia Berlin, Otra presenta las realidades cotidianas del consumo y la serie de sentimientos encontrados que puede llegar a producir; la euforia de la intoxicación, el dolor físico y psicológico de la resaca, las sensaciones de culpa y vergüenza, el caradurismo de seguir repitiendo el mismo comportamiento día tras día. Su protagonista, una mujer divorciada de mediana edad, se esfuerza sin mucha convicción en ganarse la vida con un pequeño negocio de compraventa mientras que, simultáneamente, cumple las funciones de madre, ama de casa y pareja. Lo que ocurre, sencillamente, es que encuentra todo eso más llevadero con unas cuantas latas de cerveza encima.
“Algunas resacas como esta que hoy escribe por mí son más grandes que yo, me llevan mar adentro o río abajo. Numerosas manos que no veo me llaman, me estrujan, se introducen por mi garganta y lían las palabras que diría, me impiden hablar, me conviertan en muda episódica”.
Escrito con un sentido de humor cáustico alimentado por poderes de observación agudos, Otra es un estudio existencialista de vidas turbadas por sensaciones de fracaso, que no busca justificaciones ni soluciones, solo presenta las verdades crudas pero no por eso menos entrañables. Estructurada con una digna desprolijidad –comienza con una carta de la narradora a un hermano internado en un psiquiátrico para después introducir la novela misma, que a su turno se disuelve en una serie de retratos biográficos (visuales y textuales) de bebedoras crónicas, seguido por unas viñetas literarias para volver a la carta original al fin– Otra está poblada de momentos poéticos que, quizás por la cotidianeidad del tema, quizás por el tono generalmente prosaico, suelen tomar al lector por sorpresa, dejando entrever una mezcla fascinante de angustia y diversión irónica. Es durante estos momentos de ambigüedad encantadora que uno se da cuenta que este no es un texto que va a dar respuestas ni soluciones; y que sus significados mayores, como el alcoholismo mismo, van a ser más bien escurridizos. Es justamente por eso que el lector va a seguir pasando las páginas.
16 de noviembre, 2022
Otra
Natalia Carrero
Tránsito, 2022
128 págs.