Presentado como una “autobibliografía”, Según, de Osvaldo Baigorria, asume la forma de una colección de citas. Por ello, estamos ante un texto que hace del lector un héroe silencioso. Se trata, claro, de una figura legendaria en la literatura argentina desde sus orígenes hasta el presente. Pensemos en la exhibición de lecturas de Sarmiento y Mansilla en el fundacional siglo XIX. O, más cercano a nuestros días, El Último lector de Piglia y los Subrayados de María Moreno. Y, por supuesto, Borges, que hizo de la lectura una ética y una estética de la escritura. Así, pese a su disposición formal fragmentaria, nos encontramos ante un libro que se inscribe en una de las tradiciones mayores de nuestra literatura.
A diferencia de otros libros de lector (Lectorx, llama Baigorria al alter ego de sus páginas introductorias), no se trata de un ejercicio de crítica literaria o de una autobiografía lectora a la manera de los títulos de la colección Lector&s de Ampersand. La columna vertebral de Según son las múltiples citas que lo componen. ¿Su origen? Los subrayados de los ejemplares que el autor fue leyendo a lo largo de su vida. Subrayados que implican la lectura como una labor activa, material. Pero, también, el enfrentarse al propio pasado lector extrañado por el paso de los años: “Se le ocurrió trascribir esas frases y párrafos como si de esa manera pudiera retener, memorizar lo leído y que –salvo escasas excepciones– había olvidado por completo”, leemos en “A caza de citas”, el prólogo en tercera persona en el que se explicitan sus condiciones de producción. El duelo, el tiempo libre brindado por la jubilación y la necesidad de librarse, al fin, del lastre de la escritura académica, funcionan como los motores de este proyecto de escritura. O, mejor dicho, de reescritura. En estas páginas Baigorria da cuenta de las reglas autoimpuestas para la elaboración del libro: una cita por autor, el orden estrictamente alfabético. Y lo más importante: las citas han sido intervenidas.
No hay que leer Según como un mero libro de fragmentos sino, más bien, como la apropiación de diferentes voces. Así, las intervenciones del autor le dan unidad a un proyecto acosado por el caos polifónico. Intervenciones que adquieren formas variadas: la glosa, el contraste risueño, la discusión, las interpolaciones biográficas (sobre todo referidas a personajes de la contracultura), las interpolaciones autobiográficas. Y es en ellas en donde Baigorria dejará su marca autoral. Por ejemplo, la cita de Raúl Zurita es reescrita bajo la clave de una actualización progresista: “Aclaración: las x no son de Zurita, no existía su uso como lenguaje inclusivo cuando él escribió La vida nueva y tampoco cuando publicó Nueva nueva*, en cuyo epílogo se encuentra este párrafo en masculino genérico”.
A lo largo de sus páginas encontramos algunos tópicos recurrentes: las siempre problemáticas relaciones entre arte y vida, la naturaleza de la escritura y la lectura, el amor y el sexo, las filosofías orientales o la inminencia del Apocalipsis planetario. Pese a las amenazas de la fragmentación farragosa en un libro de estas características, Según tiene una asombrosa coherencia interna: las citas dialogan y discuten entre sí y con el propio Baigorria. El trabajo de montaje, que imaginamos sobrehumano, hace que cada uno de los fragmentos adquiera un nuevo significado, diferente al que tenían en su contexto original, integrándose así en partes de un nuevo todo.
Hay citas que se refieren a la propia materialidad formal de Según. Citas que, en su nuevo contexto, aparecen como una asombrosa reflexión autorreferencial. Así, por ejemplo, nos encontramos a Guy Debord distinguiendo la “apropiación” de la mera cita o a Silvia Molloy afirmando la lectura como un acto de “posesión”, figuras ambas fundamentales para la construcción del libro. Como si Baigorria utilizara voces de otros para explicitar su proyecto de re-escritura.
Según es un texto que pone en escena una serie de problemáticas propias de las vanguardias y de la teoría literaria del siglo XX: la polifonía, la pregunta por la autoría, el montaje, la iluminación profana, la intertextualidad. Sin embargo, quizá, lo más dichoso sea leerlo desde los protocolos ficcionales de sus páginas iniciales. Leerlo no como una puesta en práctica de formulaciones teóricas decantadas hace décadas en lugar común sino, más bien, como la autobiografía astillada de un lector en constante tensión con la escritura.
20 de septiembre, 2023
Según
Osvaldo Baigorria
Caja negra, 2023
152 págs.