“El serbal (sorbus domestica) es un árbol de la familia de las rosáceas de frutos comestibles y que cuenta con una larga tradición en las mitologías y el folklore, principalmente en el norte de Europa”, informa con lucidez Micaela van Muylem, en el posfacio de este nuevo libro del traductor y poeta alemán radicado en Buenos Aires, Leónce W. Lupette. El ciclo de poemas fitográficos está estructurado alfabéticamente, cuenta con capítulos por (casi) cada letra y en todos ellos hay una, o varias entradas, articulando así una suerte de diccionario, o boceto enciclopédico botánico poético. La propuesta permite abrir un espacio gozoso en la lengua. Una serie desfasada de operaciones que rompen, interrumpen y hasta deforman los límites de la escritura. Lupette origina así un lúcido trabajo silábico de reagrupación de letras, alternando ritmos dando beltas / y / gueltas / sin nunca llegar. Pues no busca el concepto de claridad como base de su programa escritural, sino que deriva, transita incisivamente. Pedicelos / pedícelos / pedíselos. Y es en ese inestable fluir –fruto de la configuración de la percepción de la lengua–, donde ofrece mayor singularidad. El resultado es un cifrado cuasi nigromante (por el verboso collage de lenguas en su móvil escenario textual).
Es claro, la irregular, alterada y perturbada Serbal se sustrae a la inmediata comprensión, pero brinda a cambio una experiencia asociativa permeable. No se trata de una lengua codificada en una gramática limpia, fija o esplendorosa. Si no expansiva. Sus piezas como “SBRB”, “BI XORT”, o “MARGOSO”, por ejemplo, originan una singular, espacial y sonora “puesta en voz”. La dificultad del habla y la poesía son el núcleo del libro. Las palabras, que a menudo tropiezan, tartamudean –ecos de Ghérasim Luca, de por medio–, verdadera materialización de sonidos crudos en cruce, no tardan en redinamizar las posibilidades rítmicas donde el poeta, por momentos, parece crear la ilusión de no tener verdadero control sobre su material. Sin embargo Serbal –que absorbe arcaísmos, neologismos, extranjerismos y extranjerías–, es el producto de un libro muy pensado. Un poemario escrito en una lengua adquirida (y no materna), lo que implica estar habitada por destellos del francés, el italiano, el portugués y portuñol, el latín, ciertas citas en español medieval, y el guaraní. Texturas tonales diversas que se fusionan entre sí. Su feroz artificialidad –emprendimiento balbuceante múltiple e indeterminado– es una refinada proeza cuya dignidad facilita varias posibilidades de leer, de entender, y de cuestionar.
Como en Paulo Leminski y Wilson Bueno, en Lupette, la forma está siempre en el primer plano. Mezclas, contaminaciones de idiomas que fundan y refundan nuevos espacios entre lenguas. Serbal pone a prueba el alcance de las palabras (de palabras que se deslizan entre idiomas). Asimismo indaga los múltiples grados de discursos posibles, siempre reflexionando sobre la conquista de los territorios (a)semánticos. En tiempos donde la poesía legitimante parece otorgarle a las palabras su grotesca y utilitaria unidimensión, topar con un libro refractario semejante, testifica que hay otros mapas posibles de transitar ese escaso espacio / entre certi / e incerti dumbre.
13 de diciembre, 2023
Serbal
Leónce W. Lupette
Editora de los Bugres, 2023
110 págs.