Incertidumbre
Y un día vino un microorganismo y desbarató todas las certezas. El mundo tal cual lo conocíamos quedó en suspenso, como si algo o alguien hubiese oprimido la tecla de "pausa", dando lugar al imperio del desconcierto. El coronavirus ha colocado a toda la humanidad de manera simultánea frente a la experiencia material de la incertidumbre. ¿Y ahora qué?, ¿Qué será de nuestras vidas? ¿De qué manera nos modifica esta circunstancia? ¿Volverá a restituirse eso que llamábamos "normalidad"? ¿Qué supone esa normalidad? ¿Es deseable que vuelva? ¿Cómo será el mundo post-coronavirus? La lista de preguntas es virtualmente infinita, pero las respuestas brillan por su ausencia. La experiencia de la incertidumbre corre el velo de las respuestas pasadas y deja al descubierto la desnuda realidad en tanto enigma.
Instantánea
En esta circunstancia, claro, resulta pertinente apelar a nuestros filósofos y pensadores, en tanto son quienes han transitado con más asiduidad, haciendo de su exploración una forma de vida, la experiencia de la incertidumbre. ¿Qué piensan y qué tienen para decir frente a esta pandémica coyuntura? Pablo Amadeo, profesor de Comunicación Social de la Universidad de La Plata, tuvo la feliz idea de compilar, en un libro de descarga gratuita, las primeras impresiones de los filósofos contemporáneos más destacados. Circunscripto entre el 26 de febrero y el 28 de Marzo, todos los artículos corresponden al momento en el que fenómeno se extendió a escala planetaria y se hicieron extensivos el cierre de fronteras y el confinamiento. El libro, entonces, propone una foto, más precisamente una instantánea, de parte del pensamiento contemporáneo en el instante inicial, cuando comenzábamos a no saber lo que pasaba.
Velocidad
El compilador ordenó los artículos y ensayos en orden cronológico, lo que es aún más que pertinente. La precipitación de los acontecimientos es tan veloz y las modificaciones que provocan son tantas, tan profundas e impactantes que la realidad precisa reactualizarse a diario. Tanto es así que podemos decir que, al menos en parte, la realidad a la que refieren estas intervenciones ha perdido actualidad. Cabe incluso preguntarse, en razón de una actualización de los acontecimientos, si sus autores hoy dirían lo mismo. Como sea, esta desactualización vertiginosa da la pauta de la velocidad a la que viene este tren que amenaza con llevarse todo lo que competía a nuestras vidas por delante.
Prisa
La pregunta que cabe frente a esta circunstancia anómala es: ¿se puede pensar con algún grado de pertinencia yendo a semejante velocidad? En el revés de estos textos, poniéndolos en jaque, resuena esta pregunta, señalando la ausencia de perspectiva. Lo que no significa que estos textos sean inoportunos. Pensar siempre se puede pensar, y en todo caso, más que su pertinencia, interesa verificar qué tipo de pensamiento son capaces de producir nuestros filósofos a toda marcha. La investigadora española Patricia Manrique tematiza la cuestión, denunciando los riesgos de la velocidad. "Si esta nueva situación se piensa con prisa, el resultado puede ser un desfile de visiones particulares acopladas a la situación, una cierta repetición de esa visión que, de modo general, tenemos de las cosas, plasmando nuestra impronta en lo que sucede: ideología y bastante yoisidad... Algo bien diferente de lo que en filosofía se llama pensar: colocarse ante lo real desde la desnudez de prejuicios, indagar su verdad, buscar líneas de fugas, problematizarlo..."
Presurosos
Los más presurosos, de manera casi automática, vieron refrendadas sus teorías e ideas en la desestabilización que ha provocado la epidemia. Slavok Žižek arrancó en punta y publicó en tiempo record un libro titulado Pan(dem)ic, COVID-19 shakes de world. Acorde a su carácter temerario, señala que la epidemia supone "un ataque contra el sistema capitalista global", y como respuesta postula el posible advenimiento de una nueva forma de comunismo. Por su parte, Giorgio Agamben circunscribe el fenómeno al peligro que supone el imperio del "estado de excepción" impuesto por los Estados, concepto que, como es sabido, es central en su teoría. La amenaza, por cierto, es considerable, pero Agamben sobreactúa, al punto de negar otras cuestiones, empezando por la peligrosidad sanitaria. Califica al virus como "una especie de gripe" y acusa a los gobiernos de haber "inventado" la pandemia. Su visión es cuanto menos reduccionista y autorreferencial, y así se lo señala su amigo Jean-Luc Nancy, para quien "hay una especie de excepción viral ─biológica, informática, cultural─ que nos pandemiza. Los gobiernos no son más que tristes ejecutores de la misma".
Enfoques
En líneas generales, se visualizan dos enfoques (y un tercero que funciona combinándolos). Uno que considera esta coyuntura como una "amenaza" y otro que la considera una "oportunidad". Ambos son emergentes característicos de toda situación disruptiva, y esta pandemia no sólo supone una crisis fenomenal, sino que amenaza con revelarse como una suerte de fisura histórica, que delimita un antes y un después. En el "antes" se cifran las razones por las cuales se llegó a esta situación, y varios de estos artículos las exponen y diseccionan. En cuanto al "después", tiene la forma de un interrogante en el que se signan la amenaza y la oportunidad: ¿Y luego de esta pausa qué? La pregunta nos atraviesa y se ha tornado omnipresente, y quizás por eso en varios de los artículos tallan las predicciones (funestas u optimistas, según el caso), las advertencias, e incluso las recomendaciones.
Amenaza
En el caso de los que visualizan una amenaza, las distintas posturas funcionan alertando frente a la inminencia del estado de excepción "permanente", la militarización, la exclusión racial, el confinamiento como forma de domesticación política, el creciente imperio de las tecnologías de vigilancia y control poblacional y la imposición del paradigma inmunitario como una fase superior de la biopolítica. Giorgio Agamben encabeza la lista afirmando, por ejemplo, que "La limitación de la libertad impuesta por los gobiernos es aceptada en nombre de un deseo de seguridad que ha sido inducida por los mismos gobiernos que ahora intervienen para satisfacerlo". Byung-Chul Han, por su parte, señala que, debido a su buena gestión de la pandemia, China quedó en posición de exhibir la superioridad de sus métodos y exportar a Europa su régimen policial digital. En consonancia con esta postura, el pensador y activista uruguayo Raúl Ziberchi dice: "El triunfo chino en la carrera tecnológica no quiere decir que su sociedad sea deseable desde el punto de vista de quienes deseamos una sociedad poscapitalista, democrática y no patriarcal". Paul B. Preciado, en tanto, siguiendo a Roberto Espósito, alerta sobre las implicaciones del paradigma inmunológico en tanto expresión saliente de la biopolítica. Dice: "Todo acto de protección implica una definición inmunitaria de la comunidad según la cual esta se dará a sí misma la autoridad de sacrificar otras vidas, en beneficio de una idea de su propia soberanía". Considerando a su vez la extensión y generalización del desarrollo tecnológico, señala: "La Covid-19 ha legitimado y extendido prácticas estatales de biovigilancia y control digital, normalizándolas y haciéndolas "necesarias" para mantener una cierta idea de la inmunidad".
Oportunidad
En el segundo caso, es decir en el enfoque centrado en la oportunidad, se opera haciendo visible la posibilidad de una salida a un sistema que parecía no tenerla. "¿Y si esta fuera la vía de salida que no conseguíamos encontrar, y que ahora se nos presenta en la forma de una epidemia psíquica, de un virus lingüístico generado por un biovirus?", se pregunta el filóso italiano Franco "Bifo" Berardi. En su consideración, el virus, al desactivar el funcionamiento económico, pone en escena la posibilidad de reconsiderar lo que es humanamente útil y necesario, eso que el sistema habitualmente niega o deja en suspenso, como condición de posibilidad de su desarrollo. "El virus está actuando como un decodificador universal", dice. En su caso, antes que aventurarse a hacer predicciones, prefiere pensar sobre la marcha, montado a ola de los acontecimientos. "Quiero navegar, surfear con el virus, intentar intuir, percibir sus intenciones", ha declarado. Y en consonancia con este propósito, su texto adopta la forma de un diario. El género, plegado a las circunstancias inmediatas, lo habilita a pensar desde la eventualidad, sorteando el problema de la falta de perspectiva.
Cuerpos
Ambas posturas, la que se centra en la amenaza como la que apuesta a la oportunidad, consideran que lo central es el control y el dominio sobre los cuerpos. La diferencia radica en que los que adoptan la primera centran su atención en el poder y los segundos en el virus. La pregunta implícita es quién o qué tiene el dominio de nuestros cuerpos. ¿Quién o qué ha determinado su desaceleración, su encierro y su distanciamiento de los otros cuerpos? Es decir: ¿quién o qué ha determinado su nuevo régimen de funcionamiento? Y ya sea que se trate de los gobiernos o del virus, o una combinación de ambos (lo que más probable), los distintos artículos intentan ponderar sus implicancias a nivel humano, y en algún caso proponer una posible respuesta frente a la coyuntura. La filósofa estadounidense Judith Butler, por ejemplo, luego de dar cuenta del intento ruin de Tramp de comprar en efectivo los derechos exclusivos para los Estados Unidos de una vacuna de producción alemana, propone reimaginar nuestro mundo como si fuera reordenado por un deseo radical de igualdad, un mundo en el que lo necesario para la vida, comenzando por la atención médica, esté igualmente disponible sin importar quienes somos o si tenemos los medios necesarios. Por su parte, la feminista boliviana Maria Galinda articula una prédica directamente insurreccional: "¿Qué pasa si decidimos preparar nuestros cuerpo para el contagio?... ¿Qué pasa si ante la absurda, autoritaria e idiota respuesta estatal al coranavirus nos planteamos la autogestión social de la enfermedad, de la debilidad, del dolor, del pensamiento y de la esperanza?"
Salida
La presencia del virus, y la subsiguiente decisión de los gobernantes, sustrajo los cuerpos y los tornó inoperantes, tornando inoperante el sistema. Los cuerpos pausados han detenido el sistema, poniendo de manifiesto sus inconsistencias. Y con el sistema detenido, de repente es factible postular su superación o reemplazo. Esta premisa se repite en varios de los artículos, y por lo tanto podemos decir que es sintomática: es otro emergente de la pandemia. El coronavirus ha venido a desmantelar el sistema general en el que funcionaban los distintos cuerpos de ideas. Por eso, aquellos mismos cuerpos que antes de la epidemia contribuían (queriendo o sin querer, voluntaria o involuntariamente, es indistinto) en decretar que no había salida para el sistema, en esta nueva circunstancia operan promoviendo posibles salidas. "El orden mundial previo a la pandemia no es normal sino letal", declara el filósofo alemán Gabriel Markus, para luego dar lugar a la siguiente interrogación: "¿Por qué la solidaridad se despierta con el conocimiento médico y virológico, pero no con la conciencia filosófica de que la única salida de la globalización suicida es un orden mundial que supere la acumulación de estados nacionales enfrentados entre sí obedeciendo a una estúpida lógica económica cuantitativa?"
Disputas
Cada quien expone como salida su propio cuerpo de ideas, y varios encuentran que las desestabilización emergente refrenda sus posturas. Las opciones son varias y en muchos casos confrontadas. Después de muchísimo tiempo, la disputa de ideas parece adquirir el carácter de una contienda política, en la que se juega la posibilidad de formatear "la salida". La pausa a la que nos obliga la epidemia nos ha colocado en la coyuntura inédita de tener que decidir una forma de continuidad, circunstancia que se materializa en los enunciados propositivos de la mayoría de estos artículos y sus consecuentes disputas. Byung-Chul Han confronta directamente a Žižek, señalándole que se equivoca: "El virus no vencerá al capitalismo... Ningún virus es capaz de hacer la revolución", dice, y concluye: "Confiemos en que tras el virus venga una revolución humana". El filósofo francés Alan Badiu hace un tiro por elevación que alude a varios: "...hay que aprovechar el interludio epidémico, e incluso, el confinamiento (por supuesto, necesario), para trabajar en nuevas figuras de la política, en el proyecto de lugares políticos nuevos..., lo que implicará una crítica rigurosa de toda idea que plantee que fenómenos como una epidemia abren algo políticamente innovador por ellos mismo".
Decisiones
Lo que somos está a la vista, desnudado por la circunstancia de una máquina bloqueada. La pausa nos ha desnaturalizado, desnaturalizando nuestros vínculos y funciones, y en consecuencia desnaturalizando el sistema en su totalidad. Y debido a esta desnaturalización, el sistema ha quedado al desnudo, exhibiendo su palmaria inadecuación a la conveniencia humana. La pandemia ha venido a producir un develamiento generalizado, que abre la posibilidad de un cambio. Podemos pensar en un más allá de la máquina porque la máquina ha dejado de funcionar. El libro en su conjunto se articula a partir de esta premisa. Antes que certidumbres, los artículos que lo integran ponen en relevancia el valor de la incertidumbre, nos señalan la conveniencia de transitarla, ya que en su circunstancia acaso sea posible generar provisorias certidumbres de otro orden, que nos permitan proyectar un después de esta pandemia que se adecue más orgánicamente a nuestras necesidades y deseos.
Pausa
La pausa es una anomalía a escala planetaria que nos tiene confinados en nuestras propias casas, fuera de eje y sujetos a la incertidumbre. ¿Qué significa esta pausa? ¿Qué nos impone y qué nos propone? ¿Qué nos muestra de nosotros mismos, qué de nuestros gobiernos y de nuestro sistema? ¿Con qué nos amenaza? Y, sobre todo, ¿qué posibilidades de transformación nos ofrece? Como bien señala Franco "Bifo" Berardi, la clave de esta pandemia se juega en el interrogante implícito en esta pausa: "¿Se trata de un paréntesis, o se trata de una mutación?" Sopa de Wuhan articula un mapeo de las implicancias de una y otra opción, y nos ofrece una muestra del pensamiento que es capaz de articular esta insólita circunstancia.
27 de mayo, 2020
Sopa de Wuhan. Pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemia
Giorgio Agamben, Slavoj Žižek, Jean Luc Nancy, Franco “Bifo” Berardi, Santiago López Petit, Judith Butler, Alain Badiou, David Harvey,
Byung-Chul Han, Raúl Zibechi, María Galindo, Markus Gabriel, Gustavo Yañes González, Patricia Manrique, Paul B. Preciado.
Aspo, 2020
188 págs.