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Souvenirs

Alberto Savinio


Agustín Caldaroni


Alberto Savinio definió Souvenirs como un libro de páginas periodísticas, lo dijo lamentándose, como se lamentan principescamente muchos escritores cuando recurren al periodismo como forma de ganarse la vida. Para Savinio su trabajo como periodista había envenenado su pluma, “el periodismo porta el ruin propósito de destruir lo que el día construye”. Pero seamos más justos que él, Souvenirs es un homenaje al París de entreguerras, semblanzas de personajes, lugares, modas, un documento de las transformaciones que vivió la ciudad, postales callejeras de un París crepuscular que el autor intuyó mientras lo escribía, que estaba desapareciendo.

Estos souvenirs son herederos del cuadro de costumbres, esa tradición que se adelantó a la crónica urbana; el flâneur que representa Alberto Savinio busca captar el pulso de una ciudad y la energía que irradia en los humores sociales. Pasea por subastas, cines, casas embrujadas donde sucedieron asesinatos, cabarets y óperas en decadencia. Savinio está a la pesquisa de los rastros del París anterior a la Gran Guerra, lo que aún resiste ante la “americanización” de las costumbres y los tours de las agencias de turismo. Reivindica el estilo de vida parisino bohemio y tradicional, lujoso pero en estado de putrefacción, plagado de personajes esperpénticos que se parecen más a gárgolas, gnomos y sirenas, que a voraces turistas anglosajones. Sobre los cambios urbanos dice: “los Grand Boulevards se han transformado, americanizado. En lugar de aquellas coqueterías antiguas, se alzan grandes edificios desnudos, de vidrio y metal, bancos rígidos y despojados como fortines”. Rechaza la nueva burguesía, el snobismo intelectual, la moda del cine sonoro: “estos cines de arte tienen un público muy particular y fiel, donde el elemento masculino está representado por jóvenes freudianos que corrigen su miopía con lentes de montura de celuloide negro, y el elemento femenino por mujeres que, en lugar de dedicarse a las tareas de la maternidad, emplean toda su energía en la introspección del alma y en los problemas espirituales más nebulosos”. Desde ya, Savinio es un conservador, pero no por eso deja de ser vanguardista en las formas, no es casualidad que de sus contemporáneos rescate a Picasso, el moderno primitivo. Siempre es estimulante leer a un conservador haciendo un papel de cruzado rabioso contra el presente, porque en su denuncia, equivocada o no, hay auténtica pasión. El conservadurismo de Savinio, a diferencia de otros reaccionarios sepulcrales como León Bloy, es melancólico pero vital, festivo, sabe reírse, se deja fascinar por los cambios que ve a su alrededor.

Savinio retrata en este libro a los mejores artistas del círculo del barrio Montparnasse de los que fue cercano: Colette, Picasso, Max Jacob, Jean Cocteau, Blaise Cendrars, etcétera, y en sus semblanzas los exagera, los vuelve fábula, habla más de personajes que de personas, pero también se ríe de ellos y revela sus extravagancias. Estos artistas son para el autor los titanes del París vitalista que reivindica. Casi todos ellos fueron católicos, algunos comunistas, otros colaboracionistas de los nazis o parte de la Resistencia, suscribieron a distintas corrientes artísticas, pero en artistas tan dispares resuena un tono común que también encontramos en la prosa de Savinio. Había como un estilo Montparnasse que impregna estas páginas, Savinio escribe sus crónicas dando lugar a la poesía, sus descripciones tienen la tesitura de un cuadro, por momentos lírico y simbolista, otras veces cercano a las vanguardias modernas, siempre visualmente exaltado. Sus orígenes, griegos e italianos, rezuman en la fuerza de su prosa, las figuras mitológicas y el espíritu solar mediterráneo hacen que en cada crónica lo contemporáneo parezca mitológico.

La crónica como género hoy está en auge, libros, revistas, podcast, pero además de un mercado, también se volvió una forma de escritura. En general las crónicas actuales comparten el gusto por el exotismo y la grandilocuencia del tema y el minimalismo expresivo, frases cortas, poco adjetivo; en otros casos la sobriedad de la escritura se suma a tratar temas marcados por la efímera agenda periodística. No importa el autor, porque la mayoría se parecen. La diferencia entre ese tipo de escritura genérica con estos souvenirs, es de estilo. Tal vez este libro puede ser una buena muestra de cómo construir otro tipo de crónicas donde la potencia de la imagen importe tanto como el tema.   

6 de agosto, 2025

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Souvenirs
Alberto Savinio
Traducido por Agustina Incardona
Prólogo de Matías Serra Bradford
Partícula Editorial, 2025
165 págs.


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