El señor y la señora Baby llevan una vida acartonada. Sus retratos, su cotidianeidad, sus costumbres todas exhiben el reverso grisáceo de los estereotipos de Hollywood, de la acomodada cultura norteamericana. Una mañana como cualquier otra, sin embargo, son objetos de un rapto epifánico. Él, por su parte, comienza a replantearse las decisiones que han hecho de su presente un tiempo estancado, muerto. Y es desde este cuestionamiento, fruto de la iluminación, que escribe su primer poema.
De esta rajadura sobre el velo de la cotidianeidad está hecha, en parte, la materia de Sr. y Sra. Baby, único libro de relatos del laureado poeta canadiense Mark Strand (Summerside, 1934-2014). Más allá de la profundidad y de la belleza melancólica de piezas exquisitas como el cuento homónimo, de “Bajo el agua”, “Zadar”, o de las palabras finales de “Un poeta asesino” (textos que remiten a escenas de pareja iluminadas por una paleta cara a Edward Hopper), el tono que gobierna el libro descansa en el humor y el absurdo.
Un hombre que se enamora, sistemática, imaginariamente, por fuera de sus matrimonios; otro que ve a su padre muerto en insectos, animales, mujeres; un presidente que postula la inacción y la contemplación meteorológica como praxis política; un marido que le confiesa a su mujer haber sido, en otra época, un perro... Personajes y tramas de esta naturaleza, algo desatinada, brotan, en verdad, del auténtico protagonista del libro: el lenguaje. Elaborada, cuidada y reverdecida por la traducción de Marcelo Cohen, la prosa de Strand ─de un fraseo variable y una densidad contundente─, erige su propio mundo y traza sus propias imágenes, tan sólidas como languidecientes.
Es probable que el humor en Strand funcione como una suerte de pátina necesaria para aligerar las cuitas de la existencia: la pequeñez e insignificancia del ser humano; la incapacidad de aceptar la muerte; el peso atosigante de la rutina. Una iluminación melancólica baña distintas instancias de diversos relatos y un sentimiento de pérdida ─a veces altisonante, a veces desopilante─ se cifra en la idea de una distancia.
La distancia que impone la muerte, por ejemplo, entre un padre y un hijo; la que se produce entre la experiencia vital y su rememoración; la que se juega entre la epifanía y las prácticas de la cotidianeidad; la que se libra entre el genio incomprendido y la sociedad; y la que, inalcanzable, se dilata entre la mediocridad del presente y lo esplendoroso de un pasado remoto.
La delicada edición de Leteo cuenta con una entrevista al autor a cargo del dramaturgo y actor Wallace Shawn que, sumada al prólogo de Eugenia Almada y a las reproducciones de dos cuadros de Hopper, funcionan como puertas de ingreso al mundo de Strand. Paratextos como aproximaciones que no suponen, de cualquier manera, un corse interpretativo o una delimitación del sentido. Operación vana sobre estos relatos, que refulgen con el aura menguante del lenguaje poético, y de su misterio insondable.
1 de diciembre, 2021
Sr. y Sra. Baby
Mark Strand
Traducción de Marcelo Cohen; prólogo de Eugenia Almeida
Leteo, 2021
173 págs.