En un mundo hiperconectado y de geolocalización constante, donde las identidades son replicadas en múltiples perfiles diseñados por algoritmos que leen la traza de datos que dejamos en cada elección y los dibujan como una suerte de mapeo de nuestros deseos, miedos y voluntades direccionadas; Patrick Modiano entreteje una novela con elementos más propios de un museo, cuya escasez y limitación parecen propiciar la posibilidad de la historia. Así, Jean Eyben recuerda su breve paso, treinta años atrás, por la agencia de investigación Hutte, cuando era un joven aspirante a escritor en busca de historias. Allí le fue encomendada la tarea de investigar la desaparición de Noëlle Lefebvre, de quien solo se tiene un expediente exiguo junto a una tarjeta de casilla de correos con una foto oscura donde los rasgos apenas se pueden intuir.
Durante el inicio de la investigación, Jean descubre que Noëlle desapareció junto a su marido. En esas primeras pesquisas consigue dar con la agenda de la propia Noëlle, que lejos de echar luz sobre el misterio, más bien parece ahondarlo. Al poco tiempo, Jean abandona la agencia de investigación sin haber revelado el hallazgo de la agenda y llevándose consigo el expediente. De esta manera, da comienzo a una obsesión que lo acompañará a lo largo de tres décadas. Jean volverá en distintos momentos de su vida sobre el caso de Noëlle. En esa búsqueda se cruzará con distintos personajes, que resultarán tan o más misteriosos que la misma desaparecida. De esta forma, lo fantasmático parecerá rodear al protagonista constantemente. En una de las tantas revisitaciones del caso, a lo largo de los años, Jean encontrará en la agenda una página escrita que no recordaba haber visto anteriormente. Esto le hace pensar en la posibilidad de que esa página fuese escrita con tinta simpática. Una clase particular de tinta que permite una escritura invisible, la cual se revela al exponerse a determinadas sustancias. Esto conforma el núcleo de la novela: la posibilidad de que algo permanezca oculto hasta que un elemento lo rescata del olvido o de su condición de cosa velada.
En este caso, el protagonista sentirá que el elemento catalizador del olvido, contrariamente a lo que se supone, es el tiempo. Sobre este eje dimensional, Jean irá encontrando elementos que lo llevarán a revisitar su propio pasado en su natal pueblo de montaña, y a acceder a una revelación que puede resignificar su historia y la de Noëlle.
De este modo, Tinta simpática plantea una situación paradojal: Jean, que no conoció a Noelle, es quien mantiene vivo su recuerdo, ya que los que la frecuentaban apenas lo hacen, otros la confunden, y algunos la han olvidado. Lejos de la idea de la memoria como un depósito de sucesos cristalizados, tan solo plausibles de interpretación, a los que accedemos de forma casi fortuita, empujados por aromas, sensaciones o situaciones, Modiano parece invitarnos a pensar la memoria como un gesto más de la voluntad que del azar. Una forma de ver lo ya visto, pero de manera diferente. De leer lo que ya hemos leído como si lo hiciéramos por primera vez. De arribar, libres de los recuerdos de siempre, a la propia memoria.
28 de septiembre, 2022
Tinta simpática
Patrick Modiano
Traducción de María Teresa Gallego Urrutia
Anagrama, 2022
128 págs.