La historia de esta novela comienza en una sala de subastas parisina con una cabeza de piedra firmada por Modigliani: Elisabeth Barillé (en su rol de personaje y autora, sin desdoblamiento alguno) cree reconocer en ella el rostro singular de la poeta Anna Ajmátova. Unos meses antes, en el museo Ajmátova de San Petersburgo, un dibujo de Modigliani había logrado intrigarla: “Esos mechones jugueteando sobre la distorsión exquisita del cuello, ligeros y alocados, como en la frente de una niña, ese adorable detalle, ¿es amistad? ¿es amor?”
De esta manera, algo cliché hay que decir, comienza su investigación. A lo largo de los indicios reunidos pacientemente –cartas, poemas, diarios, fotografías, dibujos– la autora reconstruye poco a poco el encuentro que sostienen los amantes a partir de 1910. Anna es una recién casada, Amedeo, no. Su encuentro forjará una de las historias menos difundidas y, si se quiere, más desenfrenadas entre los intelectuales de la época. El libro, por ende, dibuja el retrato de estos dos jóvenes artistas, “vivos y heridos” atormentados por su otra pasión: él, por la escultura y el dibujo; ella, por la poesía. Ambos buscan ser reconocidos. Modigliani le dice: “Sólo vos podés lograr esto: comunicar”. Es un flechazo entre dos seres: uno, oscuro y solitario; el otro, frío, en busca de la libertad para expresar lo que la hace vibrar.
Un amor al alba ofrece a su vez una exploración detallada del bullicioso entorno artístico parisino de la época, de Montmartre a Montparnasse, en los inicios de las vanguardias artísticas. Se describe en particular la Cité Falguière, lugar de encuentro de artistas ya reconocidos como Picasso, Zadkine (cuya obra recuerda a la de Brancusi) y Foujita. También se dan cita Diaguilev, Anna de Noailles y Proust. En paralelo, se retrata el entorno artístico ruso, especialmente la “torre Ivanov” en San Petersburgo, escenario de rivalidades entre dandis, poetas y artistas, donde el marido de Anna Ajmátova intenta destacar, aunque queda algo obnubilado por el influjo de su esposa.
Elisabeth Barillé ha llevado a cabo la investigación típica de lo que se conoce como “biografía a la francesa” abordando los entornos artísticos parisino y ruso, pero el desarrollo exacto de la relación entre Modigliani y Anna Ajmátova sigue siendo fruto de conjeturas por momentos noveladas según su autora. El libro es más una recopilación de documentos y un cruce de indicios que un verdadero relato de enceguecida pasión: es decir que estamos frente a un libro de frialdad meridiana.
Con todo, la escritura fragmentaria alterna frases que abusan del uso de comas y pasajes algo poéticos, aunque difíciles de capturar. Esto genera un ralentí no siempre virtuoso en su abordaje. Algo así como un ejercicio de escritura pasatista para pasar un domingo en comunión con el mundo.
6 de noviembre, 2024
Un amor al alba
Elisabeth Barillé
Traducción de David M. Copé
Periférica, 2021
192 págs.