Un suceso extraordinario (o no tanto si se tiene algo de perspectiva histórica) como la pandemia puso a la humanidad al corriente de términos y/o estrategias asociadas a la biología molecular. Se naturalizó el uso de la PCR para la identificación del COVID; se comenzó a indagar en los ciclos de replicación de los virus así como también en las formas de asepsia necesaria para combatirlos; quizás y como nunca se llegó a concientizar sobre la importancia que enviste a la investigación científica en el fortalecimiento de los estados frente a situaciones límite como lo es un contagio de escala planetaria y sus consecuencias deletéreas para con los seres humanos.
Pero todo lo anterior, lamentablemente, no es suficiente para que cualquier persona alcance a comprender la mecánica de acción de un virus, su origen y su prospectiva. Sobre estos ítems ronda Un día en la vida de un virus, libro que el investigador y divulgador científico Miguel Pita (Madrid, 1976) escribió a la luz de los acontecimientos.
Con un formato episódico y ameno, Pita nos conduce por el sendero de los virus: entes que no están ni vivos ni muertos, que se constituyen a partir de material genético (ADN o ARN) anexado a proteínas y cuya tasa de replicación es tan alta que pueden mutar constantemente, siendo un dolor de cabeza para los propios investigadores. Se vale de diversos ejemplos para explicar cuáles son las variantes más comunes (como la del papiloma humano o del HIV), cuáles son las maneras de contagio (a través del aire, de la sangre) y la importancia de las vacunas como reservorio frente a virus que podrían acabar con nuestra especie. Este apartado es quizás el más interesante y sobre el cual Pita intenta pronunciarse a favor con más fuerza. La noción que hace tomar partido por las vacunas (además de ser alguien con juicio crítico y experiencia en el tema) es que el advenimiento de un nuevo virus tiene la capacidad de doblegarnos si no contamos con una estrategia exógena que nos prepare para hacerle frente. De esta manera fue como se pudo (gracias a una agresiva campaña de vacunación total) erradicar a la viruela en 1980.
Otra de las puertas que abre el libro de Pita (quien por suerte no tiene nada que ver con Sandra) es que nos debemos acostumbrar a la idea de que la contienda con los virus es interminable: en tanto sigamos vivos y en tanto demos con nuevas formas de luchar contra ellos, seguirán replicándose y atacarán de nuevo. Es la lucha por la supervivencia o, si nos ponemos más metafísicos, algo así como una conversación infinita.
2 de marzo, 2022
Un día en la vida de un virus. Del ADN a la pandemia
Miguel Pita
Periférica, 2020
128 págs.