Un pianista de provincias, la última novela de Ramiro Sanchiz (Montevideo, 1978), es una obra que funciona en dos niveles simultáneos y no excluyentes: para los lectores que se encuentren por primera vez con este autor es la historia de un pianista que va de gira por una serie de provincias y pueblos de una zona devastada, conocida como El Valle –que comienza en el norte de Uruguay y sigue hasta la Amazonia–. Esto sucede años después de que un misterioso virus apareciera tras la desaparición del petróleo y, de la cantidad de plástico que anega nuestro mundo, surgiera algo que se dio en llamar “la maraña”, que consumió y se fundió con gran parte de la flora y fauna del planeta. En un segundo –y quizá más importante– nivel, como una nueva encarnación de Federico Stahl, personaje insigne/alter ego/mutación del escritor uruguayo y que se inscribe en un proyecto de macronovela en proceso conocido como “El Proyecto Stahl” quien, novela tras novela, asume una identidad diferente: un especialista en aviación militar de la Guerra Fría, un pianista virtuoso, una drag queen, y que cuenta en su haber con una serie de novelas y cuentos que pueden funcionar de manera independiente o como claves para ir armando las partes de este rompecabezas weird/meta ciencia ficcional de nuestro continente.
En esa gira de Federico Stahl por un mundo devastado donde ya no existen las fronteras y los pueblos carecen de nombre, podría pensarse que es más importante el viaje interior que realiza el personaje durante la travesía. Un viaje por carretera pero hacia el interior de la memoria, los recuerdos y las promesas incumplidas. Todo termina con el colapso de la civilización: sueños, ilusiones y promesas, para que queden en la memoria los futuros que podrían haber sido y que ya nunca llegarán. El viaje de Federico, en compañía de Ramírez (una especie de mánager/guardaespaldas), los dos atravesando solos la desolación mientras recuerdan el pasado y discuten diversas teorías conspirativas sobre el origen del virus. Se respira una intensa nostalgia, además de una sensación de pérdida y en ocasiones de fracaso sumado a la impotencia de no poder hacer nada para cambiar lo que pasó.
Hay un acierto de Sanchiz al no narrar el inicio de la pandemia, el miedo y desconcierto primarios y su discurrir, sino el después, lo que dejó el virus en su retirada, las consecuencias con las que les toca vivir a los que quedaron, en este caso, un mundo transformado, en ruinas y extraño que causa aprensión. Una situación con más incógnitas que certezas.
Hay encuentros con viejos amigos y amantes, la consumición de frutas alucinógenas, el descubrimiento de figuras antiguas que obran como talismanes y la comprensión de que el futuro que no fue, es probable que nunca hubiera sido de todas formas porque, como el personaje entiende y lo dice el autor, “la vida no estafa a nadie porque nadie, en el fondo, merece nada de la vida”. Este viaje hacia un paisaje interior cuenta con la figura del gigante J. G. Ballard como padre espiritual y principal influencia, además de efluvios poderosos de Felisberto Hernández y de Reza Negarestani.
Aunque la historia de la gira del pianista en medio del nuevo mundo gobernado por la maraña, llevando música clásica y entretenimiento a estas personas con ansias del viejo mundo, es lo suficientemente interesante para atrapar la imaginación de cualquier lector, el macro tiene aquí una atracción mayor: el Proyecto Stahl. Algunas de las novelas que forman parte de este proyecto incluyen: El orden del mundo, Las imitaciones, Ahab, La expansión del universo , Verde, entre otros. Se, así, trata de un proyecto que no tiene puerta de entrada fija, no cuenta con una cronología lineal y que, como toda obra de peso, propone múltiples accesos.
31 de enero, 2024
Un pianista de provincias
Ramiro Sanchiz
Random House, 2023
280 págs.
Crédito de fotografía: Víctor Raggio.