En poco más de ciento setenta páginas, Una lectora de provincia, el nuevo título de la colección Lector&s de Ampersand, María Teresa Andruetto da cuenta de su pasión por la literatura a lo largo de las décadas. Desde su niñez en una casa humilde de clase media baja, donde adquirió “el valor del conocimiento en la vida material y espiritual de las personas”, pasando por el exilio interno de la dictadura, hasta llegar a sus trabajos como lectora y editora.
Desde su título, Andruetto asume un lugar de enunciación marginal, desplazado de los grandes centros de legitimación. “Soy descendiente de italianos, pero también soy mujer, soy latinoamericana (...), soy de provincia, me crie en un pueblo, provengo de sectores medio bajos, mi paisaje de infancia es la llanura, fui joven en los setenta”, afirma en uno de los capítulos finales. Estamos frente a un personaje autobiográfico que no se define de manera monolítica sino a través de diferencias múltiples, siempre políticas. Y esas condiciones (de origen, de género, de clase, generacionales) organizan los materiales de un texto generoso en sus recursos formales. Con el registro autobiográfico conviven la narración de anécdotas familiares, la (micro) crítica literaria, el discurso feminista, un puñado de biografías en miniatura.
Utilizando los materiales dados por la propia vida, el texto construye una teoría de la lectura como práctica social siempre atravesada por conflictos. Se lee en la casa pobre, se lee en la cárcel, en las escuelas y en los geriátricos. Se lee por trabajo, por vocación pedagógica, por amor a la literatura entendida como un fenómeno comunitario. El único momento en que se presenta una lectura solitaria (limitada a libros de tres autores: Borges, Gadda y Calvino) es en el exilio interno durante los años de la última dictadura militar. Como si la condición para la lectura aislada fuera el horror máximo que nos condena a la muerte o a vivir separados del prójimo.
El nombre de María teresa Andruetto en la colección Lector&s se suma a un catálogo sólido, que se ha transformado en un agente prestigioso y prestigiante. Quienes la integran definen el mapa de un posible canon de la literatura y la crítica argentinas y latinoamericanas. Autores consagrados en el plano de la narrativa (Daniel Guebel, Luis Gusmán, Alan Pauls) conviven con reconocidos críticos (Noé Jitrik, José Emilio Burucúa, Jorge Monteone). Una colección integrada por hombres y mujeres nacidos antes de 1960, cuyo formato, aún con sus diferencias, posee una identidad reconocible.
Posiblemente Una lectora de provincia sea el volumen con una impronta más política de todos los publicados por la colección Lector&s. La narración autobiográfica da lugar a reflexiones en torno a las diferentes articulaciones de la literatura, entendidas siempre como formas de intervención sobre la realidad. Lejos de las facilidades del denuncialismo o de la mera victimización, Andruetto se refiere a acciones concretas desde la especificidad literaria. Así, por ejemplo, denuncia la falta de mujeres en el canon de la literatura argentina al mismo tiempo que da a conocer nombres propios a los que considera imprescindibles en un canon más justo: Clementina Rosa Quenel, Libertad Dimitrópulus o Paula Wajsman. También forma parte de proyectos culturales de reparación histórica en los años inmediatos de la post dictadura y trabaja en la formación docente porque “nos unieron convicciones como la importancia de la formación lectora de los maestros –tan alicaída después de los años de ostracismo– y al aporte a una sociedad y a una educación más equitativa en la distribución de recursos naturales”.
La autobiografía lectora se permite la libertad del ensayo. Por momentos, la vida de Andruetto pasa a un segundo plano para dar lugar a otras existencias literarias (el guionista de historietas Robin Wood, Andrés Rivera, César Vallejo) o a comentarios críticos. Cuatro de los últimos seis capítulos del libro están dedicados exclusivamente a figuras de poetas: Mary Oliver, Circe Maia, Alejandro Schmidt y Beatriz Vallejos. En ellos, lo biográfico y el discurso crítico pierden sus límites al mismo tiempo que iluminan la propia historia personal. Como si le estuviera dando entidad formal a algo que dice en las primeras páginas del libro: “cuando leo, el autor me lleva a un punto de vista que no es el mío; me obliga a descentrarme, a volverme otro y otra”. Descentrado, Una lectora de provincia se presenta como un texto que escapa a las tentaciones de lo meramente yoico para postular que la lectura sin un vínculo comunitario se reduce a la nada.
7 de febrero, 2024
Una lectora de provincia
María Teresa Andruetto
Ampersand, 2023
186 págs.