Miércoles 14 Ediciones presenta una cuidada versión de la novela de Max Beerbohm (Londres, 1872 - Rapallo, 1956), Zuleika Dobson (1911), con traducción de Pablo Bagnato e ilustraciones de Josefina Jolly y Gabriela Povedano. La novela es un verdadero salto de acantilado por varios motivos: por un lado, el empuje hacia un territorio narrativo donde pareciera monopolizarse, audazmente, el realismo inglés conjugándose la pluma de Oscar Wilde con Edward Morgan Forster, un entrelazamiento entre las caracterizaciones de los personajes, la ambientación de esa Inglaterra del rey Eduardo VII que no había podido desprenderse de los férreos prejuicios victorianos, la idealización o, mejor dicho, la cristalización de ciertos tipos sociales y un sentimentalismo anclado entre la vida provinciana y la mirada cosmopolita de comienzos del siglo XX conforman el andamiaje de la novela; por otro lado, este salto de acantilado carece de desequilibrio o vértigo y toma un rasgo de levitación que sostiene la lectura a través de sus veinticuatro capítulos, donde la prosa, algo sobrecargada, apela a una narración descriptiva que ralentiza varias escenas o las explaya con historias colaterales, de aquí la lectura que levita en cortes transversales a la trama; por último, Zuleika Dobson nos sumerge en un fascinante microuniverso de esnobismo idealizado tanto en los diálogos como en las actitudes de los personajes, aspecto que se entremete con las constantes apelaciones al lector, motivando así una relación de complicidad extratextual.
Si se profundizaran alguno de los tres motivos que determinan este salto de acantilado, habría que señalar la referencialidad a Wilde, ya que la novela de Beerbohm brinda algunos centelleos humorísticos e irónicos que pueden rastrearse en la prosa wildeana, donde el dandismo, la caricaturización y un determinado simbolismo ambiental configuran un sendero de lectura que no omite la crítica social mordaz.
Una perspectiva para no desestimar es la fuerte impronta de la mujer como generadora del avance narrativo; la bella Zuleika Dobson se erige como una joven empoderada ─si se permite este término desfasado cronológicamente para no decir anacrónico─ que absorbe no solo la atención y las miradas de los jóvenes de Oxford, sino que también influye en sus vidas al influir en las actitudes y en los sentimientos de manera existencial; ejemplo de ello sucede al comienzo de la novela, cuando Zuleika llega a Oxford y se encuentra con su abuelo, “los jóvenes, hechizados, se habían desentendido de los parientes a los que habían ido a buscar [...] cerraban filas en torno a la hechicera”; la belleza de Zuleika será hiperbolizada a medida que se sucedan los primeros capítulos con una clara intención de despejar cualquier duda al respecto: “en nuestra era eduardiana, la señorita Dobson parecía un brindis entre los dos hemisferios”.
Con esta perspectiva, la historia se esparce en el vasto acantilado de las novelas de amor con la tripartición de personajes cuya centralidad es la disputa por la captación del deseo: el duque de Dorset y Noaks, jóvenes del colegio oxoniense, aparecen como la idealización de gladiadores que giran en torno a la imponente señorita Dobson. Hasta aquí es factible pensar en una clásica novela de amor cuyo locus amoenus bien podría rastrearse en el ciclo de la novela griega antigua ─piénsese en Leucipa y Clitofonte, de Aquiles Tacio, en Dafnis y Cloe, de Longo, o en Las Etiópicas, de Heliodoro, por citar las más representativas─ con el flechazo amoroso, el enamoramiento idealizado, la pareja de adolescentes y el tercero en discordia, en cierto erotismo subyacente y en los sinsabores del desenlace, por nombrar algunas de las posibles directrices de lectura; asimismo, podría ampliarse el catálogo con la novela pastoril de la Europa renacentista ─con la Arcadia, de Jacopo Sannazaro, con La Diana, de Jorge de Montemayor o con La Galatea, de Miguel de Cervantes─ y así continuar con una genealogía literaria cuyas ramificaciones alcanzarían el romanticismo del siglo XIX y más aún.
Pero la novela de Beerbohm intercala señales que intentan un quiebre con la novelística anterior: por un lado, la insistencia con el lector, apelándolo como si fuera un personaje más en la historia, haciéndolo parte y, quizás, cómplice para recordarle que debe posicionarse dentro de la historia, aspecto que determina una lectura comprometida; por otro lado, la presencia de un aura de divinidad que gesta la voz del narrador, una de las musas, Clío, dicta las secuencias narrativas y, en este aspecto, es central el capítulo XI, que rompe el hilo de la historia, y en donde se presenta la musa que pone en debate la relación entre historia y ficción y logra así un apartado ensayístico inmejorable junto con el acompañamiento de aquellos emperadores ─en realidad, los bustos de piedra de los emperadores romanos que flanquean la entrada del colegio en Oxford─ que se manifiestan, según la situación, a través de sus miradas.
Otra cuestión para destacar es la ambigüedad en la constitución de los protagonistas, tanto Zuleika como Dorset aparecen cubiertos de cierta ingenuidad ante el amor, pero sus desenvolvimientos entre sí y en sociedad indican una destreza inaudita, y el amor en cada uno los absorbe a su manera; por último, es viable considerar a Zuleika Dobson como una de las historias de amor más efímeras en su tipo, ya que en las primeras páginas se produce el rechazo y luego sobreviene un acantilado de ironías, sarcasmo, esnobismo, narración enmarcada, fatalismo, indagación sobre el destino y otras caracterizaciones que no solo se centran en los personajes, sino que también focalizan en la sociedad inglesa de comienzos del siglo XX, por lo tanto, pueden vincularse algunos tipos sociales con los que aparecen en El jardín secreto (1911), la ya clásica novela de Frances Hodgson Burnett.
Por todo esto y por mucho más, Zuleika Dobson es una invitación para la lectura rupturista que interpela al lector desafiando los cánones de la novela de amor o, mejor dicho, de enamorados y, por ello mismo, es digna de integrar la Colección Tesoros de esta editorial.
1 de diciembre, 2021
Zuleika Dobson. Una historia de amor de Oxford
Max Beerbohm
Traducción de Pablo Bagnato
Miércoles14Ediciones, 2021
260 págs.